El Renacer De La Oscuridad

El demonio estelar se apartó de Soul, dejándolo tendido en el suelo para que muriera en su pobre agonía. Soul luchaba por mantenerse consciente, sintiendo cómo la oscuridad amenazaba con envolverlo por completo. Cada respiración se volvía más difícil, cada latido del corazón más débil.

Mientras Soul luchaba por mantenerse consciente, un hombre mayor apareció de repente. Lo vio tendido en el suelo y corrió hacia él con preocupación en sus ojos. Al divisar la espada junto a Soul, su mirada se posó en ella con sorpresa y asombro.

Hombre: "¡Dios mío! ¿Es esa... la Espada de las Runas?"

Sin perder tiempo, el hombre se agachó y recogió la espada, observándola con reverencia antes de dirigir su atención de nuevo a Soul.

Hombre: "Estás herido, amigo. Debemos llevarte a un lugar seguro."

Con cuidado, el hombre levantó a Soul y lo llevó a su casa, que estaba cerca de la mansión donde tuvo lugar la batalla. Una vez allí, lo recostó en una cama y comenzó a examinar sus heridas.

Hombre: "Estás en mal estado, pero haré todo lo que esté en mi poder para ayudarte."

Mientras revisaba las heridas de Soul, el hombre continuaba mirando la espada con curiosidad y preocupación.

Hombre: "Esta espada... es la legendaria Espada de las Runas. Se dice que su poder es inmenso, capaz de destruir el mundo si cae en manos equivocadas. Pero también se rumorea que puede salvarlo, si su portador es digno y justo."

Soul apenas podía mantener los ojos abiertos, pero la preocupación y el alivio se reflejaban en su mirada agradecida.

Soul: "Gracias... por ayudarme."

El hombre asintió con una sonrisa amable y continuó cuidando de Soul hasta que finalmente cayó en un sueño reparador, sabiendo que estaba en buenas manos y que había encontrado un aliado en esta lucha contra las fuerzas oscuras que amenazaban su hogar.

Después de horas de un sueño reparador, Soul finalmente abrió los ojos. La habitación estaba tranquila, iluminada por la tenue luz de una lámpara. Miró alrededor y vio al hombre que lo había rescatado, sentado en una silla cerca de la cama.

El hombre levantó la vista de su lectura y le ofreció una sonrisa tranquilizadora al ver que Soul había despertado.

Hombre: "Me alegra verte despierto. Pensé que estarías durmiendo un poco más."

Soul se incorporó lentamente, sintiendo el dolor de sus heridas pero también una profunda gratitud por estar vivo.

Soul: "Gracias... Gracias por salvarme."

El hombre le devolvió una sonrisa cálida.

Hombre: "No tienes por qué agradecer, amigo. Estoy feliz de poder ayudar. Me llamo Rudeus, por cierto."

Soul asintió con gratitud, agradecido por la amabilidad de su salvador. Durante los siguientes días, Soul y Rudeus pasaron mucho tiempo juntos. Hablaron de sus vidas, de sus sueños y de las circunstancias que los habían llevado a encontrarse.

Finalmente, Soul compartió la historia de su misión, de cómo había sido enviado a enfrentarse al demonio estelar y de la Espada de las Runas que le había sido entregada por el consejo.

Rudeus escuchó con atención, su expresión se volvió reflexiva cuando Soul mencionó la espada.

Rudeus: "La Espada de las Runas... Es una reliquia poderosa, con una historia larga y compleja. Se dice que fue forjada por los antiguos sabios para proteger el mundo de las fuerzas oscuras. Pero su poder es tan grande que podría ser tanto una bendición como una maldición."

Soul asintió, reflexionando sobre las palabras de Rudeus. Había sentido el peso de la espada en sus manos, la sensación de su poder latente, y sabía que debía manejarla con cuidado.

Rudeus: "Te contaré más sobre la historia de la espada, pero primero debes recuperar tus fuerzas. No te preocupes, estaré aquí para cuidarte."

Soul sonrió, agradecido por la amabilidad y la sabiduría de su nuevo amigo. Sabía que había mucho por descubrir sobre la Espada de las Runas y su destino estaba entrelazado con ella de alguna manera.