Thailor Brown es un joven omega que trabaja en la empresa del prestigioso CEO, Dimitrei Uvarov. Él es un alfa imponente que llevó a la cima a su empresa desde muy joven, pero su padre, al estar enfermo, exige que este contraiga matrimonio pronto.
Al conocer a Thailor, Dimitrei decide usarlo a él para que finja ser su pareja y si el joven no acepta amenaza con arruinar su carrera dentro de la empresa, así que Thailor no tiene más opción que aceptar el trato.
¿Podrá esta relación ir más allá de un contrato?
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—Trabaja como siempre. Anoche aprendí todo sobre ti, y creo que tu talento es esencial para esta empresa. Eres uno de los mejores empleados de esta compañía.— Dimitrei soltó la mano de Thailor y lo miró con esa frialdad habitual que lo caracterizaba.
Thailor, quien había visto el lado más cálido de su jefe momentos antes, sabía que esa amabilidad solo había sido parte de la fachada. Dimitrei había vuelto a su estado habitual, distante y calculador.
—De acuerdo —respondió Thailor, inclinando la cabeza en señal de respeto. Sabía que debía obedecer.
—Me gusta tu obediencia. Tu lealtad es impresionante —comentó Dimitrei, su mirada fija en Thailor.
—Gracias —respondió Thailor, esbozando una sonrisa formal.
—A partir de ahora, almorzarás conmigo todos los días en el restaurante. En tus días libres, tendrás tiempo libre, a menos que viajemos juntos al extranjero.
—Sí, lo entiendo. Ya leí todas las reglas —contestó Thailor con firmeza.
—Bien, sabía que lo entenderías rápido. Por eso no necesito explicártelo en detalle.
Thailor volvió a asentir. Las puertas del ascensor se abrieron, rompiendo momentáneamente la tensión del ambiente. Ambos salieron y se dirigieron a sus respectivas oficinas. Dimitrei caminaba al frente con su habitual porte imponente, mientras su asistente, Tony, lo seguía de cerca.
—Me gusta trabajar con él —dijo Dimitrei, refiriéndose a Thailor mientras avanzaban—. No habla mucho y entiende todo rápidamente. Elegí bien.
—Sí, señor. Thailor es un empleado excepcional. Su capacidad e inteligencia son reconocidas por todos —afirmó Tony con profesionalismo.
—¿Ya has informado a todos los empleados que él es mi pareja? Quiero que todos lo sepan sin excepción, para que lo respeten. Respetarlo a él es respetarme a mí —Dimitrei se sentó en su enorme silla de cuero, su postura exudaba autoridad.
—Sí, señor. Hice el anuncio a todos los jefes de división esta mañana. Ellos se encargarán de transmitirlo a sus equipos. La noticia ya ha comenzado a difundirse rápidamente —explicó Tony con eficiencia.
—Buen trabajo —asintió Dimitrei, satisfecho, antes de comenzar su jornada laboral.
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Ese día, Thailor sentía que todo era como siempre cuando entró en su oficina, aunque algo en su interior le decía lo contrario. Caminaba con paso firme, su rostro imperturbable, pero había una especie de vibración interna que no podía explicar, como si el aire a su alrededor hubiera cambiado.
Mientras cruzaba por el área común, notó algo diferente en el ambiente. Los empleados, quienes solían estar concentrados en sus tareas y apenas levantaban la vista, ahora lo observaban con una mezcla de curiosidad y respeto. Algunos le sonreían con amabilidad, otros le daban cálidos saludos de buenos días que antes no eran tan frecuentes. Thailor, un poco desconcertado, correspondía a las sonrisas, pero no tenía idea de lo que realmente estaba sucediendo. Aún no sabía que la noticia de su relación con Dimitrei se había difundido desde la noche anterior, gracias a Tony y las órdenes directas de su jefe.
Cuando llegó a su escritorio, lo esperaba una pila de documentos, listas de revisión y reportes que debía procesar antes del mediodía. Al menos, en eso las cosas seguían siendo iguales. Se sentó con determinación, dispuesto a sumergirse en su trabajo, cuando una figura se deslizó hacia su oficina.
—Buenos días, señor Thailor —dijo una voz femenina detrás de él. Era Laura, una empleada de otra división.
Thailor levantó la vista, un poco sorprendido por la inesperada visita.
—Hola, Laura. ¿A qué se debe tu visita? Y por favor, solo llámame Thailor —respondió con una sonrisa amable, intentando mantener el tono casual.
—Oh, claro que no, eso ya no es posible —dijo Laura con un tono juguetón—. Eres la pareja del gran jefe ahora. Debes ser tratado con el respeto que te mereces.
Thailor entrecerró los ojos, incomodado por la súbita formalidad.
—Sigo siendo el mismo Thailor de siempre. Solo ha cambiado mi estatus —dijo, intentando sonar relajado, aunque su mente no dejaba de analizar el cambio en la actitud de su compañera.
—¡Dios mío, eres tan humilde, Thailor! No me extraña que al jefe le gustes tanto —comentó Laura con una risita, aunque sus ojos brillaban con un interés que no logró esconder del todo.
Thailor sabía que Laura no estaba ahí por mera cortesía. Algo buscaba, pero no estaba seguro de qué.
—Por cierto —continuó Laura—, hoy al mediodía, en nuestra división, tenemos una pequeña celebración. ¿Te gustaría unirte?
—¿Yo? —Thailor arqueó una ceja, claramente desconcertado—. Lo siento, pero no pertenezco a su división. Además, no podré asistir; almuerzo con Dimitrei todos los días. Le gusta que lo acompañe siempre.
Laura lo miró con una expresión entre sorprendida y envidiosa.
—Oooh... Qué dulce... —murmuró, claramente intrigada—. Por cierto, ¿puedo hacerte una pregunta, Thailor? —su voz bajó un poco, casi en conspiración—. ¿Cómo lograste conquistar a alguien tan frío como Dimitrei? Es prácticamente inaccesible, y tú lo ganaste con tanta facilidad...
Thailor se tensó. Sabía que esa pregunta vendría tarde o temprano, pero no esperaba que la curiosidad de la gente fuera tan directa.
—Lo siento, Laura, pero mi relación con Dimitrei es privada. No es algo de lo que vaya a hablar en público.
Laura intentó mantener su sonrisa, aunque la decepción en su rostro era evidente.
—No importa, lo siento si fui demasiado atrevida. Solo... espero que podamos conocernos mejor, Thailor. Eres una persona encantadora —dijo antes de retirarse, aunque el brillo en sus ojos dejaba claro que su curiosidad no había sido completamente saciada.
—Gracias —respondió Thailor brevemente, suspirando con alivio mientras veía cómo Laura finalmente salía de su oficina.
El día apenas comenzaba, y ya las complicaciones de su nuevo estatus se estaban manifestando. Sabía que este sería solo el principio.
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gracias y felicidades 👏