Mi nombre es Rosalie Montana, fui comprometida con el hombre que creí sería mi gran amor, pero todo ha sido un gran error, después de la muerte de mi padre todo mi mundo se vino a bajo hasta el punto de tener que desaparecer.
ahora tres años más tardes he regresado para reclamar lo que por derecho me pertenece y hacer sufrir al asesino de mi padre.
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CAPITULO 12
Aliste un pequeño maletín con cosas necesarias e indispensables, no me iba a preocupar por ropa, no creo que nuestro viaje se demorará más de dos días, y si ese era el caso, siempre podía darme el gusto de comprarme algo lindo, para un día más.
-estoy lista- dije mientras salía de la habitación a la sala, dónde se encontraba sentado a piernas cruzadas tomándose una taza de café, mi jefe y su guardaespaldas.
-está bien, danos unos 2 minutos que terminemos el café que nos ha preparado tu amiga, sería de mala educación, rechazarla - se justifico Axel con una sonrisa amable.
Era la primera vez que lo veía en un entorno que no fuera laboral, tomó su café a sorbos al igual que lo hizo Andrés su guardaespaldas, y luego de los cinco minutos más largos de mi vida, se levantó le agradeció a Ana por su amabilidad, después de todo, no cualquiera se levanta a recibirte con una taza de café a las 4 de la mañana.
-señor, como ha hecho para organizar un viaje en tan poco tiempo?, es decir, se supone que yo soy su asistente y que debo comprar los pasajes de avión y esas cosas, pero usted no me informo- le dije al darme cuenta de la situación.
-tienes razón Rousse, es tu tarea encargarte de esas cosas, reservar el hotel, los pasajes, nuestro equipaje, preparar el lugar y la comida donde se hará la reunión con Corven, todo eso es tu responsabilidad- sonaba cansado mientras decía todo eso- así que si yo fuera tú, me apresuraría a llamar para alistar nuestro alojamiento, que en este caso sería lo más importante.
-Axel, y los pasajes?- dije preocupada de que se le olvidará ese pequeño detalle.
él se rio a carcajadas - quien necesita pasajes cuando tienes tu propio avión privado.- y con eso, silencio mis labios el resto del camino.
Aproveche esos minutos para enviar un correo a un hotel 5 estrellas que estaba en la zona para hacer nuestras reservaciones, incluí la forma de pago y nuestras identificación. No había terminado de escribir las indicaciones cuando fui jalada de un brazo para salir del auto.
-señorita, por favor sígame- dijo Andrés escoltándome mientras nos dirigimos al avión, busque a mi alrededor pero no vi rastros de Axel.
-el señor ya está abordo - dijo Andrés al notar que buscaba a su jefe.
-el señor Villasmil, decidió adelantarse para asegurarse que todo esté bien.
Seguí caminando en silencio, desde siempre volar me había dado pánico, aunque sabía controlar mi ansiedad, no podía evitar no ponerme nerviosa.
Abordamos el avión, tomé mi asiento y comencé a leer un libro para distraer mi mente, Axel hablaba amistosamente con el piloto y Andrés, intentaron varias veces incluirme en su conversación, pero los ignoré por completo, hasta que dejaron de intentar que me uniera a ellos.
No sé cuánto tiempo llevábamos volando, me había metido tanto en la lectura que olvide por completo mi alrededor, pero de pronto el avión comenzó a sacudirse, haciendo que mi ansiedad creciera de golpe.
-que... Que pasa?- pregunté asustada.
-el avión está fallando.- dijo Axel, mientras yo me colocaba tan blanca como la leche.
-no puede ser, no quiero morir aquí... - dije comenzando a llorar.
-señor deben tomar un paracaídas y saltar - dijo el piloto a Axel.- intentaré mantener el control del avión lo más que pueda.
-será suficiente para mí.- dijo Axel mientras tomaba una mochila y se la colocaba en la espalda.
-espera... Yo... Yo no sé saltar en paracaídas; tú no puedes dejarme aquí.
-en ese caso, tendrás que saltar conmigo.- dijo Axel sujetándome de la cintura y pegándome a su cuerpo.
-no, no, no y no, debe haber otra manera- dije tomando distancia.
-bueno, morir en el avión.- dijo él restándole importancia a la situación.
-podría saltar conmigo señorita - dijo Andrés ofreciéndose con amabilidad.
-Andrés, tú deberás saltar con el equipaje y las lacto.- le dijo Axel de forma autoritaria.
-señor debería apresurarse no creo que resista mas- dijo el piloto.
-no Axel, espera- dije mientras lo sostenía del brazo. - iré contigo- después de todo, o me lanzaba y moria en él los brazos de un hombre guapo, o moría de formas atroces al estrellarse el avión. De cualquier forma la probabilidad de morir era alta, así que me arriesgaría por morir con gusto.
-no tengas miedo, no dejaré que nada malo te pase- dijo mientras me sujetaba muy pegado a su cuerpo, tanto que casi me cortaba la respiración, él se acercó más a mí, a punto de que sus labios tocaran los míos, pensé que iba a besarme, así que cerré mis ojos, pero en vez de sentir sus labios, sentí su cuerpo caer junto al mío a toda velocidad fuera del avión, me apreté más a él, y sin querer clave mis uñas en su hombro.
Axel a pesar del dolor que mis uñas debían de estar causándole, sonreía con picardía.
Cuando estábamos más cerca de tocar el suelo, cerré mis ojos con fuerza, deseando que mi fin no fuera doloroso, cuando los volví a abrir, estaba Axel manipulando el paracaídas y buscando la mejor zona para aterrizar o como se le diga.
Sus pies fueron los primeros en llegar a la tierra, corrió un poco conmigo encima, hasta que perdió el equilibrio y caímos juntos dando vueltas dentro del paracaídas.
No sabría decir, si eran los nervios, o lo feliz que estaba de seguir con vida, pero me volteé y sin pensarlo dos veces lo bese.
Al principio su cuerpo se tensó, pero luego su boca dio bienvenida a la mía, haciendo una fiesta con nuestras lenguas, su aliento era fresco con un deje del café que había tomado hace unas cuentas horas, pero sus labios y su lengua, eran la exquisitez en todos los sentidos.
-mmmm señor, se encuentra bien?- nos interrumpió Andrés al acercarse a donde nos encontrábamos nosotros.
Por instinto nuestras bocas se separaron, dejando ese vacío y el cosquilleo dónde habia estado su lengua.
-si Andrés, estamos bien- dijo Axel algo enojado, levantándose del lugar y dejándome a un lado como un desecho.
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AXEL
-pensé que te había quedado claro cuando te ordene que te encargarías de las cosas y yo de Rousse.- le dije a Andrés muy molesto.
-lo... Lo siento señor, pensé que había pasado algo, su cuerpo cayó dando vuelta con el de la señorita Lascuráin.
-no paso nada solo perdimos el equilibrio es todo - trataba de calmarme, pero mi furia crecía cada vez más.
El momento perfecto en el que Rousse y yo por fin nos besábamos, se había arruinado por mi incompetente guardaespaldas, había planeado todo tan cuidadosamente, e incluso había salido mejor de lo que esperaba, ahora sabía y estaba seguro de que Rousse no me era indiferente, eso me hizo sonreír un poco.
-perdone señor, solo me preocupe por ustedes.-dijo Andrés trayéndome de nuevo al presente.
-esta bien, regresa y ayuda a Rousse, debe de estar algo confundida y asustada aún.-le ordené.
-si señor.- dijo Andrés mientras regresaba por ella.
-y... Andrés- le dije, haciendo que se detuviera- espero que sea preocupación y no que estés desarrollando sentimientos por la señorita Lascuráin.
-no señor- dijo sin mirarme, mientras reanudaba su paso.
-no podría perdonarte que te enamorarás de la mujer a la que deseo.- dije al vacio