El Ceo Misterioso

Diana

-Maya esta es Sara, pequeña esta es Maya.

Sara Bennet

-Eres hermosa, Maya.

Maya Salvatore

-Qué hermosa voz, eres hermosa Sara, una princesa.

Se sienta a mi lado y tomamos café juntos.

Después del café dije:

-Diana muchas gracias por todo, por la ropa, volveré para devolvértela personalmente.

Diana

-No hace falta que le des las gracias a Maya, puede quedarse para ti, es un regalo, me ha encantado conocerte, no tengo amigos, estoy todo el día en esta casa con Sara y Miguel.

Maya Salvatore

-Voy a ir al orfanato por la tarde, ¿quieres venir conmigo y con tus hijos? Pueden jugar con otros niños y después podemos ir a dar un paseo.

Diana

-Eso es genial, le agradezco la invitación, aceptaré.

Consigo el contacto de Maya y acordamos irnos justo después de comer, no le digo que la hija es de Gael, ya que ni siquiera él se lo dijo, me despido de ella y Sara corre pidiéndole que no se vaya.

Maya Salvatore

-Sara te prometo que volveré para dar un paseo, después de comer estaré aquí para que podamos dar un paseo, ¿de acuerdo?

Sara Belmont

-¿Le prometes a Maya?

Maya Salvatore

Me agacho, me arrodillo para estar a su altura y la miro y le digo:

-Prometo estar aquí para que salgamos a pasear, le doy un fuerte abrazo y beso su mejilla y ella me regala, una hermosa sonrisa.

Me despido de Diana abrazándola y le doy un beso en la mejilla a su hijo Miguel y me voy, me subo al coche en el que le pidió al conductor que me llevara.

Diana

-¿Te gusta Maya?

Hablo mirando a Sara.

Sara Bennet

-¿Es una amiga tuya, tía?

Diana

-En realidad, es una amiga de tu padre, pero ahora también es amiga de la tía.

Sara Bennet

-Yo también quiero ser amigo de Maya.

Diana

-Seguro que le encantará ser tu amiga, Sara.

Gael Bennet

Me despierto, miro a un lado y no veo a Maya.

Voy al baño, hago mi aseo personal, me pongo un pantalón corto y una camisa y bajo.

Diana

-Buenos días, dormilón.

Era la primera vez en los dos años que había visto a Gael de levantarse tarde.

Gael Bennet

-Buenos días Diana.

Miro el reloj y me sorprendo, nunca me he levantado tan tarde, como hoy.

Diana

Me di cuenta de que se sorprendió al ver que eran casi las once de la mañana.

- Fue una buena noche, ¿no?

Gael Bennet

-Confía en mí, llegué temprano a casa desde el club y lo único que hice fue dormir, así que fue una buena noche de sueño.

Diana

-Lo sé, pero conocí a Maya, así que al menos fue bueno dormir junto a ella, ya que todo lo que hiciste fue dormir.

Le hablo riendo.

Gael Bennet

Diana tenía razón, dormir al lado de Maya me hizo sentirme relajado y tuve una buena noche de sueño.

- ¿Se ha ido?

Diana

-Sí, pero voy a salir esta tarde con ella, Miguel y Sara.

Sara Bennet

-¡Papá, buenos días!

Gael Bennet

-¡Buenos días, hija mía!

La abrazo y me siento en el sofá, jugando con ella, que sostiene algunos juguetes.

Sara Bennet

-Papá, tu amiga Maya es preciosa.

Gael Bennet

-Diana, pensé que eras la única que conocía a Maya.

Diana

-No te preocupes, al menos cree que soy su hermana y que Sara es mi hija.

Mantengo la voz baja para que Sara no oiga, ya que está de pie junto a nosotros.

Gael Bennet

-Gracias, Diana.

Diana

-Gael, ¿qué sientes por ella?

Gael Bennet

-Creo que me he enamorado de ella, Diana.

Lo digo porque no puedo negarme a mí mismo que estoy enamorado de ella desde que la conocí, y con ella tan cerca, será imposible resistirse al deseo y a los sentimientos que tengo.

Diana

-Me parece una buena mujer, y tú te mereces una mujer como ella que te quiera, así que creo que será mejor que te dejes de tonterías y le pidas matrimonio, Gael.

Gael Bennet

-Estoy de acuerdo contigo, Diana. Iba a hablar con ella ayer sobre mis sentimientos, pero parece que está enamorada de un chico que conocí ayer.

Diana

-Extraño, si está enamorada de otro, ¿por qué te deja besarla?

¿Estás seguro de que está realmente enamorada de este chico?

Gael Bennet

Sigo pensando en todo lo que pasó ayer y Diana tiene razón, Maya no me dejaría besarla si estuviera enamorada de otro.

- No sé cómo explicártelo, Diana, pero voy a acompañarte en este paseo y descubrir lo que realmente quiere.

Diana

-Creo que tienes que cambiar, Gael, tienes que dejar de luchar contra ti mismo, en lugar de saber lo que ella quiere, tienes que decirle lo que realmente quieres.

Lo digo pensando en el hombre que conocí y con el que acabé perdiendo la virginidad, pero lo dejé durmiendo, sin ni siquiera dejarle mi número.

**continua**...