Laurent fue invitada a un evento, allí se encontró con una extraña situación, a ella le dieron un afrodisiaco, debido a esto pasó una noche con un hombre, que además es el hijo de su jefe. Pero todo se tornó de una forma inesperada, ella no quería que la tacharan como una oportunista, para Santiago fue así, por eso decidió irse y no volver.
Laurente decidió esconder el secreto de quién era el padre de su hijo, algo que hasta el momento no le había afectado, su pequeño hijo creció rodeado de amor y con la compañía de una madre amorosa.
Pero él volvió y está dispuesto a recuperar lo que perdió 4 años atrás, esto hará que muchas cosas cambien, y en especial la relación de ambos.
¿Podrá su pequeño hijo unir nuevamente a ambos? ¿Podrá ganar el amor en esta batalla de orgullos?
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Capítulo 11
Laurent Vitale
_ ¿Se lo vas a decir al padre? _ Pregunta mi hermana.
La pregunta resuena en mi cabeza como un eco ¿Se lo diría? No lo sé. Hasta ahora era lo único que no me había puesto a pensar.
_Laurent ¿Escuchaste lo que te pregunté?
_Si te escuché Luana, pero no estoy muy segura ¿Qué tal que piense, que me embaracé para sacarle dinero?
_¡A no! Eso sí que no _Intervino Maya _El culpable es él por no cuidarse. Tú no tienes la culpa.
_Sí, pero tampoco se me ocurrió tomar la píldora del día después.
_Y nadie te culpa por eso _Dice mi hermana _¡Oh tal vez si!
_¿Qué quieres decir? _Le pregunté.
_Que tal vez, si hubieses salido más y si no te la pasaras viendo series y te dieras tiempo para ti. Sabrías que en esos casos donde tienes sexo desenfrenado sin protección, se debe tomar la pastilla del día después _ Afirmó mi hermana.
_A ver, de por sí o por no, lo que pasó no se puede cambiar. Ahora lo que debes hacer es ir y decirle a Santiago Vólkov, que va a hacer padre. Porque ese niño, no se hizo solo _Dijo Maya.
_En eso tienes razón Maya, él debe responder. Ese bebé también es su hijo y si no se quiere hacer responsable, pues que le den . Tú nos tienes a nosotras y también a mamá y a papá, que de seguro amarán al pequeño.
_Tienen razón, él está en su derecho de saberlo _Digo no muy convencida.
Luego de que la dependiente nos entregó el pedido, pagamos y salimos de la tienda. Pero estando dentro del local mientras hablábamos, pude sentír como si alguien nos mirara, pero no le hice mucho caso.
Al llegar a casa le dimos la noticia a mis padres, los cuales enloquecieron de la emoción. Pero eso no quita que me hicieran el interrogatorio del siglo y por supuesto tuve que contar todo sin omitir detalles.
Al día siguiente...
Las manos me sudaban, mis piernas parecían gelatina. Estaba delante del espejo terminando de arreglarme para ir a trabajar.
Me puse un pantalón blanco, junto con una blusa del mismo color. Por encima lo combiné con un chaleco verde azulado, al igual que los zapatos, cartera, pendientes y collar.
Dejo una mano sobre mi vientre y lo acaricio. Todavía no me creo que voy a hacer madre. Como rutina diaria, dejo a Luana en la puerta de la escuela y después me dirijo a la empresa.
Llegué a la empresa y los nervios me estaban consumiendo. No había podido poner mis ideas en orden y como aún no había decidido, si le contaba al joven Santiago sobre mi embarazo, todo era peor.
Me dirigí directo a mi oficina sin hacer escalas y al llegar, Adella estaba haciendo algunos pendientes que le pedí. Por lo que dejé mi bolso sobre el escritorio y me puse a trabajar. Como a media mañana, me llega un mensaje de Maya.
Maya √
¿Ya hablaste con el padre de mi sobrino o sobrina?
Al leer el mensaje dejé caer mi cabeza en mi escritorio, debido a la frustración. Luego respiré y le contesté.
Yo √
Aún no hablo con él, estoy aterrada. Y para colmo desde que llegué a la empresa, me la he pasado metida en mi oficina.
Maya √
Por dios amiga, ánimo. Algún día se lo vas a tener que decir. Ya verás que todo saldrá bien.
Yo √
Está bien, lo voy a hacer. ¡Gracias!
Dejé el celular de vuelta en mi escritorio y me pasé las manos por mi cara. Estaba estresada y más nerviosa, que cuando llegué esta mañana. Me encontraba pensando en el silencio de mi oficina, para saber que hacer ¿Cómo le iba a dar la noticia de que tendríamos un hijo?. Un pequeño que crece dentro de mí y que con cada segundo adoro más. Tomo mi extensión y llamo a Bella, la secretaria de mi jefe para pedirle información.
_Bella. ¿Sabes si el joven Santiago se presentó hoy?
_No mi niña, el joven Santiago no vino hoy. ¡De hecho! Creó que no viene más.
_Oh vaya, Bella necesitó encontrarlo ¿Sabes donde se está quedando? Es que es algo importante.
_Bueno debo averiguar , dame unos minutos y yo te llamo a tu oficina.
_¡Ok Gracias! Eres un sol, pero trata de ser discreta.
La verdad, era que Bella era un amor de mujer. Tenía 49 años y desde que yo ingresé en esta empresa, ella fue la primera en tratarme bien. Al cabo de diez minutos recibí su llamada y como prometió, me consiguió la dirección del departamento donde él se está quedando.
Miré mi reloj y vi que faltaban veinte minutos para la hora del almuerzo, por lo que salí antes. Al llegar a mi destino miré el lujoso edificio y respiré profundo para agarrar valor.
Al llegar a recepción me dieron el número de su departamento porque les enseñé la credencial de la empresa y dije que venía por algo de trabajo. Cuando toqué a su puerta, una señora mayor con una gran sonrisa me recibió. Esta me da permiso a pasar, luego de decirle quien era. Espero unos diez minutos en lo que ella iba a buscar al joven Santiago.
En lo que esperaba, me puse a admirar la belleza de la decoración. Sin duda todo aquí era carísimo. Un carraspeo detrás de mí, me hizo dar un salto en mi lugar, para luego darme la vuelta y encontrarme con un Santiago Vólkov enfundado en un traje azul obscuro hecho a la medida.
_¿A qué debo su visita? _Me preguntó en un tono gélido que me hizo dudar, si estaba haciendo lo correcto.
_ Vengo a decirle algo muy importante _Dije con el miedo marcado en mi voz.
_Entonces venga conmigo, hablaremos en mi despacho.
Y sin decir más palabras lo seguí hasta su acogedor despacho...