Me Enamoré De Mi Hermanastro: VOLVER A TI

Al terminar de arreglarme, deje a Mairim poniéndose aún más hermosa de lo que ya era, yo fui al despacho de mi papá para hacer una llamada a uno de los mejores restaurantes, quería que todo estuviera listo para aquel momento tan especial para los dos, porque así era, un momento especial para los dos al pedirle que se casara conmigo.

Al terminar la llamada, camine hacia la habitación encontrando a Mairim frente al espejo, su cabello iba en ondas que caían sobre sus hombros, su maquillaje no tan cargado pero que quedaba perfecto con el tono de su piel, sus labios rojos que hacían juego con el vestido que cubría si cuerpo y que se le veía extraordinariamente hermoso, me pare atrás de ella y pase mis manos alrededor de su cintura.

–Eres la mujer más hermosa que han visto mis ojos– besé uno de sus hombros descubiertos

–Oh amor– sonrío– tu eres el hombre más guapo que he visto–pensó para después continuar– el segundo hombre más guapo que he visto jamás– soltó una risita

–Así?– la mire levantando una ceja– y quien es el primero– dije frunciendo el ceño

–Mmm pues– mordió su labio y me miró – un modelo brasileño llamado Vinicius piccoli y aunque ya allá muerto la verdad es que si estaba más guapo que tu mi amor– dijo riendo y sacando su lengua, trato de correr pero yo fui mas rápido y la acerqué más a mi cuerpo

–Sabes que esto te costará un castigo verdad– sonreí con maldad

–Jajaja oh no amor, no podemos , no tenemos tiempo– dijo tratando de escapar de mis brazos

–Siempre tendré tiempo para darle un castigo a mi novia por hablar de otro hombre frente a mi– enterré mi cara en el hueco de su cuello para bajar lentamente y morder su hombro

–Amor se nos hará tarde, tenemos que irnos– dijo, pero yo fui más rápido y cuando reacciono estábamos sobre la cama

–No me importa llegar tarde, recibirás tu castigo– dije sentándome en la cama y recostándola sobre mi, levanté su vestido dejando descubierto su trasero

Era muy excitante tenerla así , estos eran algunos de los castigos que teníamos yo y ella dentro de la habitación y aunque parezca algo extraño esto nos ponía muy calientes a la hora de hacer el amor, masoquismo esa era la palabra para estos juegos sexuales y  aunque no lo hacíamos muy seguido nos encantaba, todavía no había tocado su trasero cuando mi sexo ya estaba duro por escucharla gemir de dolor y placer, levanté mi mano y solté el primer golpe

–MMM AHH– gimió

Volví a levantar mi mano y le di otro haciendo que una parte de su trasero estuviera enrojecida, volvió a gemir y mi sexo pedía a gritos salir de mi pantalón, mordí mis labios y sobe su nalga con mis dedos lentamente para ir llevando poco a poco mis dedos hacia su ropa interior para encontrar una humedad que me volvía loco.

–Oh diablos nena– lamí mis labios y mi sexo pálpito, tenía que estar dentro de ella ahora, no podía aguantar las ganas de volver a hacerla mía