– ¡ESE NO ES MI HIJO!.
Eso fue lo último que Jake le dijo a Natasha, su esposa. Así la hecho de la mansión y de su vida, estando embarazada de su bebé, haciéndole caso a las malas lenguas que decían que lo había engañado.
Pero la vida le jugaría una doble jugada y literalmente doble.
Natasha decidió irse al campo a iniciar una vida nueva, criando sola a sus dos hijos Adler y Nicole, mellizos. Muchos años más tarde, a la mansión vecina a su granja se muda Jake con su nueva mujer e hijo de la misma edad que los suyos.
Intentará luchar por su perdón pero... ¿Que pasará cuando el corazón de Natasha se vea invadido por otro hombre?.
Oliver, un hijo ilegítimo del padre de Jake, un guapo hombre que creo su propio y exitoso negocio con el cual se hizo conocido además de ser llamado "El Vassil ilegítimo".
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Capítulo 11: *Sábado...*
(SÁBADO)
NATASHA
Llego el sábado, pedí el día libre para poder salir con Oliver. ¿Por qué me siento tan nerviosa? ¿Por qué voy a salir con él?.
Me miró al espejo de mi habitación, parezco una adolescente en su primera cita.
– Wow... mamá –me dice Adler–. Te vez hermosa.
– Gracias, mí amor –le digo–. ¿Van a poder solos?
– Ya no somos niños, mamá –dice Nicole–. Tranquila vamos a estar, vamos a intentar no matarnos.
– Además voy a cocinar yo –dice Adler–. Correremos menos riesgo de morir intoxicados.
– Solo paso una vez, Adler –se defiende ella–. Aunque tienen que admitir que fue divertido.
– ¿Divertido? –dice este indignado–. ¡Pase dos días vomitando! ¡Eso fue intento de homicidio!
– ¡Ay Dios, chicos! –digo riendo–. Son terribles.
Escuchamos el sonido de un motor afuera, debe ser Oliver. Luego tres golpes a la puerta.
– Debe ser él –les digo–. Ya me tengo que ir.
Bajamos las escaleras y Adler abre la puerta, se cruza de brazos al ver a Oliver.
– Buenas noches, Adler –le dice Oliver.
– Buenas noches –le responde–. Así que... ¿Vas a salir con mí madre?
– Asi es, le invite y dijo que si –le dice–. Claro si me permites salir con ella.
– Si, claro. Ella está muy emocionada –le responde Adler.
– ¡ADLER! –le gritó–. Hijo, basta, no lo acoses. Soy lo bastante grande.
– Solo quiero saber si mí madre está en buenas manos –me mira–. Bueno, hasta más tarde, mamá.
Saludo a los chicos y salgo de la casa. Nos acercamos al auto.
– Lamento lo de Adler –me disculpo.
– No te preocupes –me dice–. Me agrada mucho. Además... Estás hermosa.
– Tu también estás muy guapo –le sonrío.
...****************...
OLIVER
Empezamos a hablar mientras conduzco al restaurante, al final decidí, en lugar de invitarla un café, invitarla a cenar a lo cual acepto. Jamás me había puesto tan feliz con que una mujer acepte salir conmigo.
Aquí estamos sentados, conversando sobre los últimos acontecimientos.
– ¿Cómo están los chicos? –le pregunto.
– Bien, aún muy molestos con Jake –suspira–. No sé si sea bueno o malo.
– Ni uno ni el otro –le digo–. Está bien que estén enojados con él, porque el idiota se lo merece, pero no para siempre, yo estuve enojado mucho tiempo con mí padre y eso no fue nada bueno ya que perdí tiempo con él.
– ¿Cómo te enteraste de eso? –me pregunta–. ¿Que eras su hijo?
– Mí madre me lo contó –le digo–. Ella era una... Ammm... Prostituta de Francia.
– ¿Eres francés? –dice.
– Mí mamá lo es, yo nací en Italia –bajo la mirada–. Estaba recibiendo amenazas de parte de los Vassil, creyeron que me aborto... Aquí estoy.
– Ya familia Vassil es un maldita familia –me dice molesta–. Lo digo por experiencia propia.
– Ey... –le recriminó–. Yo, en parte, soy uno de ellos.
Ella me mira sonriendo. Entonces me dice.
– Tu eres un Vassil demasiado bueno –sonríe.
– Mmhh... Lo tomare como un cumplido –digo sonriendo–. Si es que lo es.
– Es el mejor de ellos –ríe–. Ahora háblame de Italia.
– ¿La Torre de Pisa? –le pregunto.
– Una vez le dije eso a Adler, sobre la Torre de Pisa –se ríe–. Y creyó que le torre estaba hecha de pizza.
– Tengo que admitir... –le digo–. Que de niño soñe que la torre si estaba hecha de pizza... Jamás tuve un sueño tan maravilloso.
Pasamos una noche increíble, ella es súper graciosa y divertida. Y su sonrisa es hermosa.
Salimos del restaurante y vamos en mí auto hacia su casa.
– ¿Por qué decidiste venir con ellos? –me pregunta.
– No lo sé, además de mí mamá nunca tuve familia –digo suspirando–. Quería saber lo que se sentía... Un grave error, esa familia está llena de tensión.
– Mucha razón, yo me llevaba muy mal con la señora Vassil –dice molesta–. En parte agradezco que Jake me haya echado de la casa, ahora estoy en paz.
– Yo también quiero eso –digo–. Quizás cuando me vaya del pueblo vuelva a Italia con mí madre.
– ¿Te irás entonces? –me pregunta.
– A menos que encuentre algo que me detenga aquí –la miro–. Puede que me quedé. ¿Que me dices? ¿Encontraré algo que me detenga?.
Ella me mira y sonríe alzando su mirada al techo.
– No lo sé... –me dice–. Tal vez si, tal vez no. ¿Quien dice?
¿Cómo es que el idiota de Jake la dejo ir?. Tiene un ánimo increíble, es hermosa y una mujer excelente.
