UNA DONCELLA PROBLEMATICA

Omar estaba sorprendido de lo que miraba, era algo de no creer y realmente quería bromear un poco con el cocinero, decirle que se había ablando con María, burlarse un poco, pero al final no se atrevió; pensó que María la estaba pasando mal, alejada de su familia, de su prometido y hacerle más difícil el viaje, seria algo injusto para una joven tan linda como ella.

 Tomó dos platos y le pidió al cocinero que los sirviera con comida, también le pidió dos panes, una vez que tuvo lo que pidió fue a donde estaba Aquiles, que aún seguía molesto; le entregó el plato con la comida y un pan, no le hizo ninguna broma, mucho menos le menciona a María, sabía que eso lo iba a molestar más. 

Se quedaron hablando de algunos problemas que tenían en el barco, que no eran de gravedad o realmente necesitaran su atención, pero Omar decidió comentarlos para hacer que se relajara. 

Una vez que terminaron de comer, se quedaron hablando un poco más y después de casi 30 minutos Aquiles tomó los platos vacíos para llevarlos a la cocina; ya se sentía relajado, le sirvió dejar de pensar en ella, hasta parecía ser el mismo nuevamente, pero al entrar a la cocina, no podía creer lo que miraba, estaba el cocinero hablando con María, se miraban divertidos. 

Por un momento se les queda mirando y entonces miró como el cocinero sirve un plato con comida para él y le sirve un poco más de comida a ella, pero no era de la misma comida que les dieron a todos, era diferente; se molestó mucho y alterado se acerca diciendo. – Qué mujer más sinvergüenza, como te atreves a seducir al cocinero solo para que te dé más comida. 

María voltea a verlo y suelta el aire con fuerza, después empieza a decir. – Como siempre sacando tus conclusiones depravadas. 

Anoche me dijiste que buscaba hombre y hasta casi te pones un precio para comprarte, hace unos momentos me acusaste de romper tus reglas, casi me llevas a un castigo sin sentido; ahora sí que te has pasado con tus conclusiones, eso de pensar de que seduzco a alguien solo para tener un beneficio, es una tontería, de un hombre realmente perturbado. 

Aquiles se molestó tanto de lo que le dijo, que gritando le dice. - ¿a quién llamas perturbado? Mira mujer insolente, cuida como me hablas, me vas a llevar al límite y te va ir muy mal. 

El cocinero al ver que María se ponía de pie y golpeaba la mesa, se para y poniéndose enfrente de ella, algo nervioso dice. – pri… 

Perdón capitán, por favor no se moleste con María y no piense mal, lo que pasó es que ella come lento los caballeros tenían que comer, me pidió permiso para sentarse a comer aquí y los dos empezamos a hablar. 

Es vergonzoso, pero ella me mostró como hacer una sopa de papa y queso; la acabamos de hacer, la estamos probando, para ver si esto lo puedo dar a medio día y es la que acaba de probar, es buena, algo diferente a lo que hemos comido. 

Capitán, nunca le pido nada, pero podría dejar a María aquí conmigo, para que me ayude con las comidas y con la limpieza de la cocina; no estoy siendo abusivo, ella misma se ofreció a ayudarme, pero sé que debemos pedir su permiso. 

Aquiles se sentía molesto, pero cada vez que trataba de reprenderla, las cosas le salían realmente mal; tuvo que obligarse a calmarse, hace a un lado al cocinero y viéndola a los ojos le dice. - ¡María!... 

Está bien puedes quedarte aquí, ayudarle al cocinero con sus deberes, pero vas a tenerlo que hacer en las tres comidas, no solo cuando te plazca, si no vienes a ayudarlo, te voy a castigar en las jaulas, eso te lo buscaste tú sola. 

María le sonríe con ironía, porque realmente estaba molesta, quería darle de golpes por lo mal que la trataba, pero era buena controlando sus emociones y con una tranquilidad le dice. – para ti soy señorita María, aunque te tardes más en hablarme. 

Solo mis amigos y conocidos pueden llamarme solo por mi nombre y usted me va a disculpar, pero no es ninguno de los dos; más bien es un hombre pervertido que se la pasa acosándome y molestándome, como si yo le hubiera hecho algo malo. 

Gracias por su permiso ahora si no es mucha molestia nos deja terminar de comer nuestra comida, tenemos muchas cosas que hacer y el tiempo es corto, para empezar con la comida de la tarde. 

Aquiles no podía creer con la insolencia que le hablaba, pero sabía que discutir con ella no era bueno, era mejor esperar que cometiera algún error para poder castigarla como tanto quería; porque tampoco quería verse mal, maltratando a una mujer solo por gusto, eso era malo para su imagen. 

Salió de ahí y subió a lo más alto del mástil, para hacerse cargo de la vigilancia, por los barcos piratas que podrían encontrarse y atacarlos, siempre tenían que estar alertas por cualquier cosa. 

Se quedó ahí arriba y de v en cuando miraba abajo para ver que hacía María; le tocó ver como ella ayudó al cocinero a llevar los platos y ollas sucias a la parte de la bodega para lavarlos, después los miró de regreso; también la miró en el barandal que estaba al lado izquierdo del barco platicando con Omar y el cocinero. 

Parecía que la comida ya estaba y se estaban tomando un tiempo para platicar, distraerse un poco; se le hizo algo molesto, por ella que no dejaba de sonreír, parecía que la pasaba bien, hasta los hacia reír de lo que les decía, algo que no escuchaba donde estaba. 

Realmente deseaba tenerla cerca, someterla y también deseaba que todo lo que decía fuera solo para él; verla con ellos fue algo molesto, quería bajar apartarla de ellos, encerrarla en su camerino y tenerla solo para él.

Se les quedo mirando con un coraje, pensando en bajar y hacer lo que tanto deseaba.