A sus 30 años Dennis Donovan se mantiene soltero y en buen estado físico, mantiene en secreto su obsesión por la sobrina latina de su vecina.
Penélope una chica curvilinea de 20 años cruza por una etapa fuerte en su vida, luego de perder a su padre.
Dennis quiere acercarse a ella pero la idea de perder el control estando cerca lo lleva a alejarse aún más, pero encontrará la manera de acercarse. Solo espera lograrlo.
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Poder y Atracción.
Dennis llevaba devuelta a Penélope a la casa de Sofía, pero se detuvo en la puerta al saber que tendría que darle explicaciones a Sofía del porqué su sobrina está hebria y desmayada en el asiento del copiloto. Sosteniendo el volante, mira hacia la calle y desvía su mirada a la puerta de su garaje, se acerca lentamente, aprieta el botón para que las puertas se abran y entrar con el auto, dejándolo estacionado.
Cargando a la joven en sus brazos, la lleva a su habitación y la deja sobre su cama, cubriendo con una manta y saliendo de la habitación.
—No eres buena resistiendo. — Sonríe y cierra la puerta detrás de si.
A la mañana siguiente, Penélope despertó confundida y con un gran dolor de cabeza, se sentó en la cama y observa el lugar en donde está. Se levanta de la cama y reconoce la habitación luego de algunos minutos de estará parada mirando la ventana que da justo a la casa de su tía Sofía.
—Soy una estúpida. — golpeo su frente con la palma de su mano.
La puerta se abrió sin ser golpeada, dejando ver a una mujer mayor vestida de sirvienta, y detrás de ella la presencia de Dennis y su rostro enojado, la hacen agachar la cabeza.
Voltea mirando por la ventana, esperando encontrar a uno de sus tíos o a su prima, pero supone que se fueron a trabajar.
—Buenos días. — saludo apenada.
—Tardes... son las 15:23 de la tarde, Croissant. — respondió con tono de sarcasmo.
—¿Que fue lo que "No hice" ? — pregunto.
—Quedarte despierta. — sobre la cama, deja una bolsa de papel. — Cámbiate, tus tíos no deben verte así. —
En una casa seria de la costa, Evan regresa de correr. Al entrar a su casa comienza a desvestirse en el camino y entra a bañarse, recordando lo que paso la moche anterior, recordando como Dennis se llevaba a Penélope del antro.
Al salir de bañarse, se envuelve con la toalla alrededor de su cadera, caminando hasta el balcón de su habitación, escuchando como su celular suena.
—Por tu llamada, tan tarde eso quiere decir que no funciono tu plan. — expreso, mirando la costa.
—No porque la maldita gorda, se metió en medio. —
—¡Hey! No le digas así. — Volvió a dentro. — ¿Qué salió mal? —
—En el antro estaban, los tres niños, Frederik y nosotros, y la gordis provocaba a Dennis... —
—Entiendo, ahora solo tenemos que buscar la manera de hacer que se enojen. Quiero que ellos dos se alejen. — mira la foto del padre de Penélope en la computadora.
—¿Y que sugieres? —
—Este sábado esta la fiesta de bienvenida para los abuelos de Dennis y vendrá Carmen, quiero que Dennis te invite, has todo lo que tengas que hacer para que te invite. — cerró la computadora.
—Espero que no te olvides de mí. —
En la casa de Sofía, Gloria y su abuela hablan tranquilamente, pero Sofía los interrumpe.
—Rogelio, tenemos que buscar a Penélope. — hablo asustada.
—Tranquila, ella está en la casa de Dennis. — añadió, dejando la taza de café sobre la mesa.
—¿Qué? Una chica, no debería estar en una casa de un hombre como Dennis. — acoto Justina. — Bueno pero recuerdo a la familia de Hernan, y no me preocupo. —
—Yo creo que eso se hereda… o me equivoco. — se miran. — ¿O no fue usted quien la encontró con el padre de Dennis? —
—¡No te atrevas a hablar así de mi hija! — se levanto de la silla, golpeando la mesa.
—No debería olvidarse, que su nieta tiene genes de su hija. — Rogelio salió de la casa, azotando la puerta.
En la casa de Dennis, todo está en silencio, Penélope revisa la bolsa de papel que Dennis le dejo sobre la cama y se dio cuenta que es ropa, se cambia y sale para buscarlo y darle las gracias. Bajando las escaleras, se encuentra con Elvira, la empleada de Dennis, que termina de server el almuerza en la mesa principal.
—Buenas tardes señorita. — saludo Elvira.
—¿Puede abrirme la puerta para que pueda irme? — pregunto, mientras observa la comida.
—Lo siento, pero el joven Dennis, me dijo que no la dejara ir, a menos que no coma algo, o podría descomponerse. — Penélope suspira mientras, se sienta en una silla.
—Disculpe… ¿Por las dudas no vio mi celular? — se vuelve a levantar. — ¿En dónde puede encontrar a Dennis? —
—No lo siento mucho señorita. — se disculpa.
—Mierda, estoy en problemas. — se rasca la cabeza.
No tuvo más elección que comer, o no la dejarían salir, por momentos se sentía como una niña pequeña la que castigaron, por hacer algo mal y si no se comía no obtendría premio. En este caso sari volver a la casa de su tía. Los minutos pasaron, y Penélope solo comió una medialuna y bebió jugo, y de golpe escucha un conjunto de voces, que provienen de la cocina se levanta y camina hasta la puerta, la empuja dando un paso adelante.
—Tienes que contarle todo, a Penélope. — hablo Frederik.
—No creo que sea apropiado, ella aun no supera la muerte de su padre. — dijo cortando las verduras.
—Pero… —
—Pero nada Frederik, ahora ayúdame con la comida. — Frederik le dio un golpe en su brazo, haciendo que mire. — Hola Penélope. —
La luz que hay en la cocina, que es proporcionada por el sol, al estar por completo en blanco aquella luz, se vuelva más intensa haciendo que los ojos de Penélope se cierren.
Penélope se quedo unos segundos parada, esperando a que Dennis le dijera algo más, pero en cambio no dijo nada y solo se quedo parada en la entrada. Elvira y Frederik, se retiran de la cocina dejándolos a los dos. Dennis se siente nervioso y respira profundamente, en cambio Penélope está molesta y con dolor.
—Que linda que te queda mi remera. — Sonríe de manera victoriosa.
—¿Qué paso anoche? — pregunto, acercándose a él.
—Déjame recordar, Croissant te desmayarte en mis brazos, nada. A si vomitar. — revelo, haciéndola sentir incomoda y con vergüenza.
—Lo siento. ¿Vos tenes mi celular? — pregunto, y Dennis saco el celular de su bolsillo.
—Puedes marcarle, con este para encontrarlo. — sugirió.
—Gracias. — en segundo Penélope encontró su celular. — Lo siento de nuevo, y hasta luego. —
—¡Croissant! — sus manos en el borde de la mesas. — No quiero que salgas de nuevo. —
Aquellas palabras, detonaron una gran bomba en la mente de Penélope, haciéndola estallar, del enojo. Dándole la espalda, Penélope voltea para ve a Dennis, en una posición que lo hacer ver atractivo y resalta su gran figura, musculoso se levanta las mangas de su camiseta, permitiéndole ver sus tatuajes que suele esconder, debajo de su ropa. Dennis respira profundo y se acerca a ella, haciendo que Penélope retroceda.
En segundos la espalda de la joven, choca contra la pared, levanta la vista para encontrarse con los ojos de Dennis, aquellos ojos marrones que la miran con cuidado con cada detalle, como si se tratase de encontrar algo en ella. Penélope no pudo resistir la respiración y en un suspiro dejo escapar todo el aire. Hasta sentir la gran mano de Dennis en su mejilla, y como su corazón se acelera. Aunque estuviera una situación tensa, ella no puede apartar sus ojos de los de él.
—Correte. — ordeno.
—¿Dejaras de salir? — pregunto.
—Eso no te importa. — levanta la vista.
—Si me importa. — hace contacto visual.
—No me mires así. —