En el lujoso mundo de los negocios, donde el poder y la codicia son la regla, surge una historia de amor llena de traiciones, celos y secretos ocultos. "Sombras de Pasión" narra la vida de Sofía Valente, una joven mujer independiente y decidida, que lucha por cumplir sus sueños en un mundo controlado por hombres de hierro. A lo largo de la novela, su vida se entrelazará con la de Gabriel Ríos, un empresario frío, calculador y exitoso, cuya única pasión parece ser el dinero y el control.
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Capítulo 11: Jugadas Silenciosas
Mientras Sofía abandonaba la sala de juntas, Gabriel se quedó solo, contemplando los papeles y las pantallas apagadas. Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro. Todo había salido como lo planeaba. Cada movimiento, cada palabra dicha en el momento preciso, había conducido a ese final: la caída de Lucas. Pero en el juego de poder que se libraba entre esas paredes, él sabía que esto no era el final, sino simplemente otro paso en un tablero mucho más complejo.
Desde su silla, Gabriel observaba la ciudad a través del ventanal. La vista le recordaba que en ese mundo de cristal y acero, el poder no era algo que se ganara con batallas simples; se tejía con sutileza, en la sombra. Y aunque Sofía había emergido como la heroína de la situación, la victoria final aún no le pertenecía.
Desde el principio, Gabriel había jugado su carta con inteligencia. Sabía que la relación entre Sofía y Lucas era un recurso valioso, un vínculo que podría explotar en el momento adecuado. Lucas había sido una pieza útil, pero su codicia lo hacía vulnerable. Y Gabriel había esperado el momento exacto para plantar la semilla de la duda, acercándose a Sofía cuando ella comenzaba a sospechar, ofreciéndole las pruebas en el momento justo. No se trataba solo de destruir a Lucas, sino de generar en Sofía una dependencia hacia él, hacia su visión de cómo debía manejarse Valente.
El teléfono de Gabriel vibró en su bolsillo. Lo sacó lentamente y miró la pantalla: un mensaje cifrado de uno de sus contactos en los medios financieros. El titular que tanto había trabajado para que se publicara estaba listo:
“Traición en Valente: Lucas Pineda, el hombre que casi destruye una empresa millonaria desde dentro”.
Gabriel sonrió. La noticia sería devastadora para Lucas. No solo perdería su puesto en *Valente*, sino que su reputación estaría manchada para siempre en el mundo empresarial. Los círculos de poder no perdonan a los traidores, y Gabriel se aseguraría de que Lucas fuera desterrado de ellos. Un competidor menos.
Se levantó y caminó hasta el ventanal, sus manos en los bolsillos, su mente ya moviéndose hacia los siguientes pasos. Sabía que ahora tenía que asegurarse de que Sofía confiara en él lo suficiente como para no cuestionar su papel en los acontecimientos. La había empoderado, sí, pero también la había acercado más a él.
—Sabes que el juego no termina aquí, Sofía —murmuró para sí mismo, mientras miraba la ciudad—. Ahora eres más fuerte, pero también más peligrosa. Y eso, querida, es lo que más me gusta de ti.
Sofía, por su parte, había regresado a su oficina. Después de la tormenta emocional de la reunión, necesitaba unos momentos para procesar todo. Aunque había sido implacable con Lucas, no podía ignorar el nudo en su estómago. Lo había querido como a un hermano. La traición aún le dolía, pero sabía que no había tenido otra opción. Había elegido entre su empresa y una relación personal. Y siempre elegiría Valente.
Miró las pruebas que aún sostenía en sus manos. Cada documento era una cicatriz en su confianza, no solo hacia Lucas, sino hacia el mundo corporativo en general. Sabía que Gabriel había jugado un papel clave en desvelar la verdad, pero también sabía que no debía confiar plenamente en él. Gabriel nunca daba algo sin esperar algo a cambio.
Su teléfono sonó de repente, y cuando lo miró, vio un mensaje de su mejor amiga, Mariana:
**“¡Sofía! Acabo de ver la noticia sobre Lucas en todos los medios. ¿Estás bien? Llámame cuando puedas. Esto es enorme.”**
Sofía abrió rápidamente una de las páginas de noticias en su ordenador. Ahí estaba, en letras grandes y claras:
“El ascenso y la caída de Lucas Pineda: una traición millonaria en Valente”.
El artículo detallaba cada uno de los delitos de Lucas, desde las transferencias encubiertas hasta sus reuniones secretas con competidores. Pero algo en la redacción le resultaba extraño. No era solo una noticia filtrada por la prensa; era un ataque deliberado, bien orquestado. Sabía que Gabriel estaba detrás de esto. Ningún medio publicaría una historia tan completa sin una fuente sólida. Y esa fuente solo podía ser él.
Su teléfono volvió a sonar, esta vez con una llamada de Gabriel.
—Sofía —dijo su voz profunda al otro lado—, quería asegurarme de que hayas visto la noticia. Sabía que esto era necesario para tu recuperación completa en la junta. Lucas no podrá recuperarse de esto. Valente es tuyo, como siempre debió ser.
—Lo vi, Gabriel —respondió Sofía con calma, aunque algo dentro de ella se tensaba—. Sabía que algo así pasaría, pero me sorprende la rapidez con la que se ha hecho público.
Gabriel hizo una pausa. Sabía que ella estaba cuestionando la situación, pero no podía mostrar todas sus cartas todavía.
—En estos casos, es mejor actuar rápido. Cuanto más se deja pudrir una situación, más complicado se vuelve limpiarla. Sé que es duro, pero así te aseguras de que no vuelva a intentar nada en tu contra.
Sofía guardó silencio unos momentos. Aunque entendía la lógica, la forma en que Gabriel manejaba las cosas le daba una sensación incómoda. Pero había algo en él que la intrigaba, algo que, a pesar de su desconfianza, la mantenía cerca.
—Aprecio lo que has hecho —dijo finalmente, con cautela—. Pero también sé que no lo hiciste solo por mí.
Gabriel soltó una suave risa, casi imperceptible.
—Sofía, somos dos personas muy parecidas. Ambos queremos lo mejor para Valente, y creo que ya sabes que en este mundo, nadie da algo sin esperar algo a cambio. Nuestros intereses están alineados. Valente necesita estabilidad, y yo puedo ayudarte a mantenerla. Al menos, por ahora.
—Por ahora —repitió ella, como si probara esas palabras en su boca—. ¿Y después?
—Después, querida Sofía —dijo Gabriel en un tono seductor—, veremos hacia dónde nos lleva.
Sofía colgó, su mente un torbellino de pensamientos. Sabía que había ganado una batalla importante, pero el conflicto con Gabriel estaba lejos de terminar. Era un hombre inteligente, y siempre estaba un paso adelante. Pero ella también lo estaba. Y no dejaría que él, o nadie más, dictara su destino.
Esa noche, mientras la ciudad comenzaba a descansar, Gabriel se encontraba en su oficina. Un vaso de whisky en la mano, las luces apagadas excepto por el brillo tenue de la pantalla de su ordenador. Revisaba la información más reciente sobre *Valente*. El desplome de Lucas era solo una parte de su plan.
Había movido piezas para que Valente saliera fortalecida, y Sofía confiara lo suficiente en él. Pero su verdadera ambición no era solo ayudar a la empresa a sobrevivir. Quería algo más. Quería el control. Y para eso, sabía que Sofía tendría que confiar más en él, hasta que llegara el momento adecuado para dar el golpe final.
Gabriel bebió un sorbo y sonrió para sí mismo.