Juegos de Amor

—¡Has perdido la razón, hijo mío! ¿Qué vas a hacer en Brasil? ¡Acabas de volver de allí!

—Ya te he dicho que voy a encontrarme con una chica que estoy conociendo, y si depende de mí, ¡será la futura señora Montgomery! - ríe él.

—¡No me digas eso! Una... chica... sabe Dios de dónde. Probablemente ni siquiera habla nuestro idioma.

—Yo tampoco sé hablar su idioma, ¡así que todo está bien, aprenderemos!

—Ethan... ¡por favor!

—¡Deséame buen viaje!

La besa y sale, dejando a su madre angustiada.

Lívia le aconsejó a Ethan alojarse en un hotel en la zona oeste, para estar más lejos de los dominios y los ojos de Dé.

Como esta vez vendrá solo, ella se prepara para recibirlo en el aeropuerto.

—¿Estoy bien?

—¡Linda! Solo estoy pensando en cómo ustedes se comunicarán.

—¡Ay, eso me pone nerviosa, Duda! Beto está trabajando ahora de fijo, como seguridad en ese hotel frente a la playa, dijo que me ayudará a pagar un curso de conversación en inglés.

—¿Qué dijo la tía Tânia sobre eso?

—Solo me pidió que tuviera cuidado. Quiere verme feliz.

—¡Todos queremos! Bueno, ya es mi hora, ¡tengo que marcar tarjeta!

—¡Voy a bajar contigo!

Duda y Lívia bajan por el morro, siempre atentas.

—¡Mira a Doca, mirándote y seguro pasando radio a ese desgraciado de Dé!

El traficante se acerca a ellas.

—¿A dónde van con esa prisa?

—¡A hacer algo que desconoces!

—¿Qué es?

—¡Trabajar! - responde Duda.

Doca hace una mueca.

—¿También estás trabajando, Lívia?

—Sí.

—¿Dónde?

—En una tienda de ropa en Del Castilho.

—¿¡Del Castilho!? ¡Lejos para carajo!

—¡Pues sí, ahora con permiso!

Las dos contienen la risa.

—¿Por qué dijiste eso?

—Para despistar a Dé durante los días en que esté con Ethan.

—¡Astuta! Solo espero que no mande a nadie a seguirte.

Atenta, Lívia va hasta la parada de autobús y toma el transporte hacia la zona norte, llega al aeropuerto internacional y espera su desembarque.

Mira ansiosa hacia la puerta de llegadas hasta que lo ve llegar, vistiendo un pantalón de mezclilla, camisa a cuadros, gafas de sol y gorra. Ethan la busca entre la multitud y la ve, tan delicada con un vestido azul, con mangas de princesa y tenis blancos.

Cada uno siente su corazón acelerarse y la boca secarse, ¿cómo sería ese primer contacto personal?

Ella le hace un gesto y él se acerca sonriendo.

—¡Hola! - dice en portugués; ha memorizado algunas palabras y frases para intentar comunicarse con Lívia, se agacha y la besa en la mejilla.

—¡Hola! - ella también ha estudiado algunas frases en inglés - ¿Vamos?

Él la acompaña; los dos suben al taxi que los llevará al hotel donde se alojará.

En el trayecto, se sienten nerviosos y casi no hablan, solo se sonrién el uno al otro. En el hotel, él hace el check-in y lo conducen a la habitación; Lívia se hace a un lado para irse, pero él la toma de la mano y los dos suben cogidos de la mano.

Ella llega a la ventana y mira el paisaje.

—¡Hermoso!

—Hermoso... como tú.

Ella lo mira y sonríe; los dos se besan, tan lentamente, de forma suave... Lívia no es tan baja, pero en comparación con Ethan, es muy pequeña, aunque eso no es un inconveniente. Se pone de puntillas y él detiene el beso, toma su maleta y la pone sobre ella; Lívia suelta una risa, Ethan acaricia su rostro, la mira a los ojos y dice la frase que tanto había ensayado.

—Lívia, ¿quieres ser mi novia? ¿Sí o no?

Ella queda atónita, esa pregunta la tomó por sorpresa, aunque sabe que esa visita no era de turismo y por el rumbo de las conversaciones que habían tenido, eso iba a suceder...

—¡Sí! ¡Quiero!

Él sonríe ampliamente y la abraza fuerte, y los dos vuelven a besarse.

Después, salen a almorzar juntos, de manos dadas. Las palabras son pocas, pero las sonrisas y los innumerables besos intercambiados no ocultan la alegría que sienten.

Ethan instaló una aplicación de traducción simultánea en su teléfono y en el de ella. Así, conversaban y aprendían un poco más de expresiones en ambos idiomas.

—¿Quieres dar una vuelta por la playa?

—¡Quiero!

Los dos caminan lado a lado; la tarde pasa entre besos, charlas sobre la vida y uno intentando enseñarle al otro a hablar su idioma, y más besos apasionados.

—Se está haciendo tarde, necesito irme. ¿Nos vemos mañana?

—Sí, mañana iremos a la playa, quiero dar un baño contigo.

—¡Me encantaría!

Él la lleva hasta el vestíbulo del hotel y la deja dentro del taxi. Las ganas que tenían era de no separarse nunca.

En el coche, ella lo mira alejarse en la puerta del hotel y su corazón se aprieta de nostalgia.

—¡Ay Dios! ¡Estoy completamente enamorada de él!

Lívia sube la ladera distraída, con una sonrisa natural en el rostro, casi tonta, llega a casa, abre la puerta y de inmediato Duda entra emocionada.

—¡Cuéntamelo todo! Detalle por detalle... ¡solo salta los más sórdidos! - ríe

—No hay nada sórdido, Ethan es... es... un... príncipe encantado. ¡Gentil, delicado, cariñoso, inteligente, simpático, educado!

—¡Corazón abatido con éxito!

—¡Me pidió que fuéramos novios!

—¿Y qué le respondiste?

Su madre aparece.

—Hola mamá...

—Dime...

—Acepté, ¿hice mal?

—Si él es todo lo que le dijiste a Duda, ¡mal sería si no hubieras aceptado!

Las tres ríen.

—¡Mis ganas eran quedarme allí y nunca más separarme de él!

—Nunca te había visto así, ¡estás muy enamorada!

—Lo estoy, mamá. ¡Completamente enamorada de él, y mañana nos volveremos a ver! Quiere ir a la playa.

—Llévalo a la tienda mañana, quiero conocer personalmente a mi futuro yerno, ya que él pretende llevarse a mi hija a otro país.

—¡Calma! ¡Solo comenzamos a salir!

—No daré hasta final de año para que te vayas con él.

En el hotel, Ethan sonríe solo mientras mira las fotos que tomaron juntos durante el día perfecto que pasaron.

—¡Esta es la mujer de mi vida, sin lugar a dudas!

Recibe la llamada de su madre.

📲 ¿Cómo estás, hijo? Solo enviaste un mensaje rápido cuando llegaste.

📲 Perdona mamá, estoy bien, solo estaba disfrutando el día con Lívia.

📲 ¿Ese es su nombre?

📲 Sí, es el nombre de mi novia. Le pedí que fuera mi novia.

📲 ¡Esto no puede salir bien! ¿Cómo van a salir a distancia, sin hablar el idioma del otro? Y tu carrera es tan ocupada, no podrán verse...

📲 Sé todo eso, por eso me casaré pronto.

📲 ¿¡Qué?!

📲 Volveré para presentarme al equipo y en la primera oportunidad regresaré a buscarla para que se quede definitivamente conmigo en Chicago.

📲 ¡Esto es locura, Ethan! ¡Apenas la conoces!

📲 ¡Usted no entiende! ¡No puedo vivir sin ella! ¡Nunca me he sentido así, estoy completamente enamorado de Lívia!

Corta la llamada y publica la foto de ambos en sus redes sociales. Sabe la repercusión que tendrá y no le importa, quiere que todos sepan que su corazón ya tiene dueña. No etiqueta a Lívia y no muestra su rostro, quiere preservarla por ahora.

"El mayor premio que gané en los juegos de Río❤️"

En minutos, la publicación alcanza miles de likes y comentarios curiosos.

Él le envía un mensaje.

⌨️ Echa un vistazo a mi Instagram.

Ella hace lo que él pide.

⌨️ ¡Eres loco!

⌨️ ¡Por ti!

⌨️ Ethan, estoy muy enamorada de ti.

⌨️ ¡Qué bueno oír eso, porque yo también estoy completamente, perdidamente enamorado de ti! Quiero que todos sepan que tengo una novia, protegeré tu imagen, los periodistas no te darán descanso si descubren quién eres.

⌨️ Los periodistas no son un problema para mí...

⌨️ ¿De qué hablas?

⌨️ Mañana te cuento... ¡espero que eso no te haga desistir de mí!

⌨️ ¿¡Yo!? ¿Después de todo lo que ha pasado? ¡Nunca!

⌨️ Tengo que irme, estoy haciendo dulces para entregar mañana.

⌨️ Deberías traerme uno mañana...

⌨️ ¡Ya está reservado! Una caja de brigadeiros.

⌨️ Creo que tengo suerte. ¡Una novia preciosa y que además es pastelera!

⌨️ ¡Ojalá pudiera ser pastelera! ¡Solo tengo un don!

⌨️ ¡Mañana voy a comprobar ese don tuyo! ¡Besos, que duermas bien!

⌨️ No sé si podré dormir esta noche, ¡estoy ansiosa por mañana!

⌨️ Yo también estoy muy ansioso por mañana. Pero voy a dormir para que las horas pasen rápido y pueda verte nuevamente.

Ethan duerme cansado del viaje y ella continúa produciendo sus pedidos. Es tarde de la noche, escucha ruidos en el patio, su madre estaba durmiendo, Beto estaba en una fiesta y dormiría en casa de amigos en el suburbio.

Coge un machete que su madre guarda detrás de la puerta y mira por la rendija.

—Lívia...

Abre la puerta y apunta el machete a Dé.

—¿Estás loca? ¡Baja eso!

—¿Qué haces aquí, desgraciada!?

—Vine a conversar, vi la luz encendida, sabía que debías estar haciendo tus dulces...

—Ya estoy por irme a dormir, ¡olvídame, Dé, por el amor de Dios!

—¿De verdad estás trabajando?

—Sí... en una tienda de la calle.

—Está bien... pero si fueras mi primera dama, no tendrías que trabajar en una tienda, ¡te daría todo lo que quisieras!

Ella revuelve los ojos.

—Ya dijiste lo que querías, ahora discúlpame, tengo que despertarme temprano para trabajar.

—¿Me das un beso de buenas noches?

—¡No soy nada tuyo para darte besos!

—¿Por favor? ¡O no me voy!

Lívia respira hondo y le da un beso en la mejilla.

—¿Solo eso?

—Y aún fue mucho por todo lo que ya me hiciste sufrir... ¿no puedes ver el daño que has traído a mi vida? Si me amaras como dices, verías cuánto he sufrido y me dejarías seguir mi vida en paz.

Ella cierra la puerta y observa por la rendija; Dé se queda mirando al vacío durante unos minutos y luego salta el muro de regreso a la calle.

—¡Lívia!

Ella salta.

—¡Ay, mamá! ¡Qué susto!

—Si ese chico americano quiere que te vayas con él mañana mismo, no lo pienses dos veces, ¡ve!

Lívia contempla el rostro angustiado de su madre, la abraza y llora.

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