Juliette Bernard DuPont tenía la familia más amorosa del mundo, fue una niña muy feliz hasta que un fatídico accidente le quitó a sus padres.
La jovencita tuvo que irse de su país y de su vida para mudarse con la tía de su madre, la joven cambió su estilo de vida y ahora solo sobrevivía con una mensualidad que le daba para vivir bien.
Juliette se enamora de Ethan King, hijo de una de las familias más ricas de Inglaterra, pero este solo la ve como el gusto que se quiere dar porque es muy poca cosa para él y para eso hasta le propone matrimonio.
Luego de dos años de noviazgo, él la humilla en el altar y ella desecha y lista para recuperar su antigua vida, decide ir antes a una boda con su amiga, lo que no se imagina es que pasará de ser invitada a la novia y nada más y nada menos que del hermano de su ex, el cual está en silla de ruedas y por eso es plantado.
¿Podrán estás dos almas rotas unir sus pedazos y ser felices, o solo se unirán para cobrar venganza?
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Tomando el control
La impecable pareja entra a la empresa Bernard DuPont, que se encarga de crear joyas, ropa exclusiva y a su vez crea campañas publicitarias maravillosas.
Todos se quedan de piedra al ver a la reencarnación de Julianna DuPont era su misma imagen un poco más joven, pero era ella.
La joven caminó de la mano de su esposo y ya la esperaban, le indicaron el ascensor privado y subieron juntos.
Elijah le apretaba su mano y luego se la besaba, ella le sonreía y contestaba a su apretón, las puertas se abrieron y ambos salieron de la caja metálica, todos se los observaron por el parecido de la joven con la difunta dueña, pero solo la secretaria sabía a ciencia cierta que hoy regresaba la heredera, ya que fue avisada hace unas horas por el abogado de Julie.
—Buenos días, señorita DuPont, supongo. —Dijo la secretaria indecisa y ella sonrió.
—Buenos días y soy señora King, Bernard DuPont. —Dijo y un hombre venía subiendo por el ascensor puesto a qué se abrió de nuevo, dejando ver a un hombre de cuarenta y algo o más y a una mujer de unos cuarenta años.
Ambos parecían en shock como si hubiesen visto un fantasma.
Gerard Bernard y Adriana DuPont, familiares de los fallecidos, entraron al lugar y estaban impactados, sobre todo Adriana, ya que de verdad el parecido con su difunta prima era increíble, parecía que había vuelto del infierno.
Esta pareja al tener pocas acciones en las empresas y al no estar los dueños eran los encargados de todo, hasta que pareciera un heredero, pero ellos creían a la joven muerta, por el hecho de que nunca se supo de ella.
—Buenos días, señores, les sucede algo. —Dijo imponente Juliette.
—Eh… Quien es usted, señorita y que hace en nuestra empresa, tiene cita. —Pregunto Gerard con altivez.
—¿Perdón?… Soy Juliette Bernard DuPont de King y esta es mi empresa. —Juliette se giró a la secretaria y habló.
—Cuál es su nombre.
—Soy Amelia Morel, Señora King. —Respondió la joven.
—Necesito que me indique la oficina de presidencia y que convoque a una junta de socios y al personal administrativo, necesito que lleven los libros de los últimos cuatro años, en una hora. —La secretaria asintió.
—Si señora, sígame y la guío. — Joven y su esposo caminaron ignorando a la pareja que se encontró hace un rato.
Gerard y Adriana la siguieron indignados, no sabían qué mierda estaba pasando, ¿por qué los detectives jamás dieron con ella?
Juliette entró y miró con desaprobación el lugar, la decoración era dorada y vino tinto igual que los muebles y sofá, el olor a tabaco y el mal gusto reinaba en el lugar, aparte donde solía estar una foto de ella con sus padres estaba una igual, pero con sus tíos y una joven muy bonita.
—Sobrina disculpa, no sabíamos quién eras, bienvenida, pero esta es mi oficina. —Habló Gerald al entrar.
—Señor Bernard, debo decirle que se equivoca todo esto es mío, usted solo posee una pequeña parte de las acciones y la mayoría es totalmente mía o de le ha olvidado. —El hombre apretó sus puños.
—Ninguna mocosa vendrá a despilfarrar el legado de mi familia y la de mi esposa. —Hablo y Elijah, quien había permanecido en silencio, intervino.
—Cuide muy bien como le habla a mi esposa, señor Bernardo. —Dijo y el hombre se calmó ante él, había dos peces muy gordos.
—Cualquier duda que tenga deberá exponerla en la junta que habrá en pocos minutos. —Dijo y el hombre y la mujer salieron del lugar
La joven se dejó caer en un sofá y su esposo la abrazó para darle apoyo.
—Tranquila, amor, tú puedes y yo estaré a tu lado siempre. —Dijo Elijah y luego la besó.
La secretaria entró más tarde para anunciar que la junta estaba lista.
—Señora King, ya los socios la esperan. —Dijo y ambos salieron a la sala de juntas, Julie apretó la mano de su esposo para tomar valor.
El lugar era de color gris con una enorme mesa en el centro, color negro con asientos de cuero.
Una gran ventana estaba a un costado y había lámparas de techo color negro.
En el lugar había muchos hombres, solo su tía y ella eran las mujeres y por lo que investigo la mujer le cedió las acciones a su esposo, así que solo estaba como acompañante.
Todos miraron a la hermosa mujer que entró al sitio, varios hombres joven mes se la comían con los ojos y Elijah tomo la cintura de su esposa al darse cuenta de lo que sucedía.
—Buenos días a todos, mi nombre es Juliette Bernardo DuPont de King, heredera universal de la fortuna Bernard DuPont y por consiguiente dueña de esta empresa. —Todos se levantaron y la saludaron al unísono.
—Y él es mi esposo Elijah King, dueño de la cadena de hoteles y entidades bancarias King. —Todos lo saludaron también, aunque ya lo conocían, todos conocían a los King.
Ellos tomaron asiento en uno de los extremos, ya que se lo cedieron y entonces la junta empezó.
—Sé que han tenido una dirección durante estos años, pues, mi tío el señor Bernad tenía la mayoría de las acciones. —Comenzó y sus tíos se tensaron.
—Pero ahora que tome el control de mi herencia quiero tomar la presidencia de esta empresa, yo tengo el sesenta porciento de ellas y como consiguiente debo ser yo quien los dirija. —Termino y Gerardo habló.
—Señores es una niña, no sabe cómo manejar una empresa, de verdad quieren a una mujer y aparte tan joven al frente. —Hablo y ella miró a su tío,
luego miró a su secretaria.
—Señorita, entregue las carpetas que les pedí. —Dijo y la secretaria entregó unas carpetas que trajo la rubia en un maletín, ella había hecho su tarea antes de entrar a ese lugar.
—Sí señora King. —Dijo y procedió a hacer lo que le pidieron.
La mujer puso las carpetas en el puesto de cada uno y ellos la revisaron.
—Como verán, esos son los números de cuando mis padres estaban vivos y ellos manejaban la empresa. —Todos abrieron sus ojos y murmuraban, su tío se tensó al saber lo que venía, el hombre sudaba frío.
—Ahora señorita Amelia entregue las otras carpetas. —Dijo y todos miraron las carpetas que le entregaban dándose cuenta de la gran diferencia.
—Allí se puede ver el mal manejo que ha tenido la empresa principal de mi familia, yo necesito volver a poner en alto esta empresa y aparte es mi derecho o prefieren seguir igual. —Dijo y su tío casi la mata con los ojos.
—Toda empresa pasa por crisis. —Se defendió el tío.
—Ese es el problema que según mi investigación la empresa está en sus mejores años. —Todos comenzaron a hablar entre ellos.
El contador le enseño los libros aunque se veía nervioso y allí se notaba un gran desorden en los números.
—Miren esto, estos números no cuadran, me puede explicar señor Bernard.— Hablo y el hombre se levantó.
—No sé qué quiere decir esto, yo no sabía.— comenzó a discutir con el contador y dejándolo ver mal.
—Dudo que usted no haya visto esto antes igual pediré una auditoría. —Dijo y el hombre casi se desmaya estaba pálido.
—Me estás ofendiendo.
—El que nada debe nada teme señor Bernard. —Espeto.
—Señora King, tiene mi apoyo aparte es su derecho y tu Gerard tienes mucho que explicar.
Todos, la van apoyando uno a uno y los tíos de Julie se miran entre ellos.
—Bueno, señores, está decidido, soy la nueva presidenta de la empresa Luz corp. Bernard DuPont. —Los aplausos se escucharon y ella sonrió triunfante.
—Espero que ahora sí haya un buen manejo y mejor funcionamiento de todo, lo primero que haré es la auditoría y algunos cambios como la vicepresidencia y otros cargos.
—Confiamos en su criterio, señora, King, es un placer tenerla con nosotros y creo que hablo por todos, sus padres fueron personas maravillosas y usted cómo su hija será igual. —La joven sonrió y miro a su tío.
—Bueno, señor Bernard, saque sus cosas de mi oficina, luego le diré cuál será su nuevo cargo. —hablo la joven mirando a su tío.
Todos se levantaron y se despidieron y su tío se acercó a ella diciendo.
—Esta humillación me las pagas niña tonta. —Elijah iba a responder, pero ella se adelantó.
—No me amenaces Gerard Bernard, no te tengo miedo y quiero que sepas que esta niña, vino a cobrarte cada una de las cosas que has hecho…
—De que estás hablando… que sabes. —El hombre fue traicionado por sus nervios y su esposa trató de calmarlo.
Julie por su parte solo sonrió.
—Ay querido tío… Hazle caso a tu esposa y retírate y cuida tus palabras muy bien. —La joven salió de la sala tomada de la mano de su esposo.
Adriana
Gerard.