Sol Park es una mujer joven y sencilla que acaba de terminar sus estudios universitarios. Mientras busca un trabajo, consigue una entrevista en una empresa importante, donde conoce a Chen Li, el enigmático y apuesto CEO de la compañía. A pesar de sus diferencias de clase y posición social, surge una innegable atracción entre Sol y Chen. A medida que pasan más tiempo juntos, su relación se vuelve cada vez más íntima, convirtiéndose en una apasionada aventura entre la empleada y su poderoso jefe. Sin embargo, mantener esta relación en secreto no será tarea fácil. Tendrán que lidiar con los desafíos que impone la gran diferencia de poder, los rumores y las expectativas sociales. A medida que su romance florece, Sol y Chen deberán tomar decisiones difíciles sobre el futuro de su turbulenta pero intensa relación.
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Capítulo 11
No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Las noticias se habían extendido como un reguero de pólvora, sacudiendo los cimientos de Corporación Park y llenando los titulares de los medios.
Sol, mi mejor amiga, había sido señalada como la "amante del CEO", y ahora su mundo parecía haberse derrumbado por completo.
Cuando recibí su angustiada llamada, mi corazón se encogió de dolor. La escuché sollozar desconsoladamente al otro lado de la línea, suplicando mi ayuda y mi comprensión.
- ¡No entiendo qué está pasando, Mina! - gimió, su voz quebrada por el llanto - Todo se ha ido al demonio. ¡Chen y yo no hemos hecho nada malo!
Traté de calmarla, ofreciéndole mi apoyo incondicional. Sabía que, pese a las apariencias, ella no podía estar mintiendo. Sol era la persona más honesta y leal que conocía, y jamás sería capaz de algo tan ruin.
- Tranquila, Sol - susurré, con la voz cargada de preocupación - Voy a ir a tu apartamento de inmediato. Necesitas que alguien esté a tu lado en estos momentos.
Ella sollozó con fuerza, balbuceando palabras de agradecimiento. Podía sentir su desesperación y su miedo a través del teléfono, y eso me desgarraba el alma.
Sin perder un minuto, me apresuré a tomar mis llaves y salí rumbo al apartamento de Sol. Debía estar con ella, ofrecerle mi apoyo y mi lealtad inquebrantable.
Cuando llegué y la vi tan abatida y desolada, mi corazón se partió en mil pedazos. Corrí a abrazarla, permitiendo que se refugiara en mí y dejara salir todo su dolor.
- ¡Oh, Mina! - gimió, aferrándose a mí con desesperación - ¿Qué voy a hacer? ¡Chen y yo no hemos hecho nada malo! ¡Esto es una trampa, lo sé!
La sostuve con fuerza, acariciando su cabello con ternura mientras lloraba amargamente.
- Shhh, tranquila - susurré, tratando de calmarla - Yo estoy aquí, Sol. Voy a ayudarte a salir de esto, te lo juro.
Poco a poco, su llanto fue cediendo, pero la angustia en su mirada era desgarradora.
- ¿Cómo pudo pasar esto, Mina? - murmuró, con la voz quebrada - Chen y yo nos casamos hace apenas unas semanas. Éramos tan felices...
La abracé con más fuerza, sintiendo que la rabia y la impotencia me invadían.
- No lo sé, Sol - respondí, con voz firme - Pero vamos a descubrirlo. Vamos a limpiar tu nombre y el de Chen, cueste lo que cueste.
Ella me miró con esperanza, apretando mi mano con fuerza.
- ¿De verdad crees que podremos hacerlo? - preguntó, con una chispa de determinación en sus ojos.
Asentí con convicción, dedicándole una mirada de total lealtad.
- Por supuesto que sí, Sol - afirmé, sin titubear - Tú eres mi mejor amiga, y voy a estar a tu lado hasta el final.
Una débil sonrisa se dibujó en sus labios, y pude ver cómo la esperanza volvía a brillar en su mirada.
- Gracias, Mina - susurró, apretándome la mano con gratitud - No sé qué haría sin ti.
Le devolví la sonrisa, sintiéndome más decidida que nunca a ayudarla a superar esta terrible prueba.
Pasamos los siguientes días inmersos en una vorágine de reuniones, llamadas telefónicas y estrategias para limpiar el nombre de Sol. Ella parecía estar al borde del colapso, pero yo me negaba a dejarla sola ni un solo momento.
Investigamos a fondo quién podría estar detrás de esta trama, buscando pistas y señales que nos llevaran al culpable. Pero todo parecía indicar que se trataba de un ataque premeditado y perfectamente orquestado.
Finalmente, logramos concertar una reunión con los principales miembros del directorio de Corporación Park. Sol y Chen se presentaron con semblante severo, dispuestos a defenderse de las acusaciones que pesaban sobre ellos.
Yo los acompañé, dispuesta a ser su voz y su apoyo en todo momento. Sabía que iban a necesitar toda la fuerza y la determinación posibles para hacer frente a esta crisis.
Cuando entramos a la sala de juntas, pude sentir la tensión y la hostilidad en el ambiente. Los miembros del directorio nos observaban con desconfianza y recelo, como si ya hubieran emitido su veredicto.
Sol tomó la palabra con voz firme, exponiendo su versión de los hechos y asegurando que su relación con Chen era legítima y honesta. Chen, por su parte, se defendió con convicción, negando categóricamente todas las acusaciones que se les imputaban.
Sin embargo, pude notar que sus esfuerzos parecían caer en oídos sordos. Los miembros del directorio mantenían una actitud impasible, escuchando con frialdad sus argumentos.
Finalmente, uno de ellos, un hombre de aspecto severo, se puso de pie y los encaró con dureza.
- Lamentamos decirles que las pruebas que hemos recibido son abrumadoras - sentenció, con voz grave - No pueden negar que hubo una relación inapropiada entre ustedes dos.
Sol abrió la boca para replicar, pero el hombre levantó una mano, silenciándola.
- En vista de la gravedad de estas acusaciones, hemos decidido destituir al señor Chen de su cargo como CEO de Corporación Park - continuó, con un dejo de satisfacción en su voz - Y la señorita Park deberá renunciar de inmediato a su puesto como presidenta.
Sentí cómo el corazón se me encogía al ver el rostro descompuesto de Sol y Chen. Ambos parecían aturdidos y devastados por la noticia, incapaces de reaccionar.
- Pero... ¡Esto es una injusticia! - exclamó Sol, poniéndose de pie con desesperación - ¡Chen y yo no hemos hecho nada malo!
El hombre la miró con frialdad, sin inmutarse ante su angustia.
- Las decisiones han sido tomadas, señorita Park - sentenció, con un tono que no admitía réplica - Les aconsejo que recojan sus cosas y abandonen las instalaciones de inmediato.
Sol me miró con desesperación, sus ojos suplicantes.
- Mina, por favor, tienes que hacer algo - me imploró, aferrándose a mi mano - ¡Diles que todo esto es una mentira!
Sentí que la impotencia me invadía, pero me mantuve firme, decidida a hacer todo lo posible por ayudarla.