Doctora O

Durante la mañana, Audrey estuvo pensando en las palabras y la invitación de Hyung Joong, estuvo haciendo memoria de los lugares donde frecuenta para comer, el lugar donde vive. Intenta unir cabos, quiere descubrir la identidad de ese misterioso doctor, como médico le huele más a guardaespaldas por su manera de pelear, pero por la riqueza que posee, parece ser empresario, tiene ideas y cree pensar demasiado.

Audrey necesita despejar su mente, alistarse para ir a trabajar, su semana inicia a la una de la tarde y con guardia, así es su inicio de la semana después del descanso matutino.

Se presenta para marcar tarjeta, saluda a todo el mundo y en la recepción le esperan varios pacientes por atender. Como médico de turno, tiene que revisar el “progreso de curación” de unos diez pacientes, todos vienen del mismo accidente de fábrica, hubo deflagración de gas y un empleado que usó el celular para llamar a los bomberos generó la explosión, ese contacto eléctrico que se generó al encender la pantalla detonó todo. Y el hospital militar sólo atiende a diez, muchos murieron en el lugar de los hechos, otros en camino al hospital, otros en las primeras horas de cuidado, pero los que luchan por su vida, el diagnóstico es reservado.

Las personas que han inhalado gas, estaba caliente, eso hace que los conductos de respiratorios que inician desde la nariz se quemen, por ser tejido cartilaginoso delgado, con mucosidad y humedad, el daño es irreversible, no hay nada que se pueda hacer, lo que queda es calidad de vida y esperar el deceso. Por lo tanto, no hay progreso de curación interna, tal vez en la externa.

Audrey y una enfermera se dedican a dar calidad de vida a los pacientes, dan curación externa, le hablan al paciente para que psicológicamente no se enfoque en el dolor, luego unta una ligera capa de antibiótico para que en los conductos nasales no haga infección, para la cavidad bucal, ya que apenas pueden abrir la boca, adormecen el área con aerosol, para oxigenar es por sonda traqueal y la alimentación es por intravenosa.

- Doctora Walls, acaban de morir dos pacientes. – le avisa una enfermera practicante – Pese a los cuidados, de nada sirvió.

- Que te quede como experiencia. Todos estos pacientes no van a cumplir la semana en UCI.

- Me dan pena, pero hay que hacer algo.

- Son casos graves, si hacemos una cirugía, morirán con la sedación, para la ley eso es asesinato y nosotros no somos asesinos y en el estado de Texas todavía no se aprueba la ley que nos habilite practicar ciertos procedimientos de alto riesgo. Hasta que no salga esa ley, tenemos que dar calidad de vida, por inútil que sea, tenemos que trabajar de manera que la psicología del paciente se enfoque en la atención que le damos.

- Estimularlo … a una… esperanza, a una…segunda oportunidad – intenta concluir la joven enfermera.

- Exacto, técnicamente está muerto, pero hay que hacerle creer que tiene una esperanza, hacerle creer que hay oportunidad. No llores, no te sientas culpable. Hay días peores, tómalo como un entrenamiento.

- Gracias doctora.

- Ánimo.

La joven enfermera recupera el ánimo, es difícil no sentirse mal, pero la doctora Audrey ha crecido curando enfermos, su tutor, un médico militar con grado de coronel, se la llevaba como ayudante desde niña, pero se decidió por la medicina cuando vio morir su mejor amiga en la escuela. Desde la secundaria, el tutor de Audrey se la llevaba a la base militar, mientras él dictaba clase de medicina, ella estudiaba junto al resto de estudiantes. Ese tutor la apoyó incondicionalmente cuando ella le confesó que quería ser doctora. Por las mañanas iba a la escuela secundaria y por las tardes estudiaba medicina en la base militar, con la excusa de que no podía dejarla sola en casa, el coronel recibió el permiso de traerla a su trabajo. Luego, él le hacía algunas tareas escolares para que nunca presente el cuaderno en blanco.

Al finalizar la carrera de medicina en la base militar, su tutor la inscribió en una universidad para que la evalúen, y pueda convalidar sus cursos, sólo se necesitó seis meses para recibir su título, fue a la edad de los veinte que se tituló como doctora. En sus vacaciones, Audrey entrenaba con militares, al mando de un coronel de operaciones tácticas, como mujer y doctora no le exigían mucho y menos tener problemas con el otro coronel, era sobreprotector y celoso. Se tomó muy a pecho la responsabilidad de criar la única hija de su mejor amigo, quien murió en cumplimiento de su deber.

En los hospitales, dónde se atendió a los pacientes de la deflagración de gas, murieron la mayoría al tercer día de hospitalización. A Hyun Joong también se le fueron varios pacientes, eso lo pone de mal humor, ver a los familiares como sufren al recibir la terrible noticia le impulsa a dejar el hospital y volver a Corea.

Falta una semana para la boda de Sam Bum, y tres días para el concierto, piensa tomar esta oportunidad para volver a Corea definitivamente. Ya superó el mal de amores, superó a la traidora, pero le queda un problema por resolver, conquistar a Audrey, no se imagina la vida sin ella pese al poco tiempo que llevan conociéndose. Tiene que atrapar el corazón de esa doctora, lo primero que se ocurre es hacer el intento en el concierto, pero para más consejo piensa llamar a su padre para saber a qué punto están con los preparativos.

- Hola, papá. Soy tu querido y único hijo.

- Mi niño, que bueno que llamas. Tus amigos están preocupados por ti, no respondes las llamadas y ni escribes mensajes.

- Papá, ellos no son mi prioridad, primero son mi trabajo y Audrey.

- ¿Sigues con la idea de traer a Audrey a Corea?

- Sí, en nuestra estadía haré todo lo que pueda por conquistarla. Es más ya la invité al concierto y aprovecharé para presentarle a mamá.

- ¿Estás seguro hijo? ¿Acaso ella acepta ir al concierto?

- Sí, ella aceptó. La voy a conquistar porque ella es la indicada. Ella es tu hija política.

- Las fotos que has mandado de ella, son bonitas, debe tener pretendientes. – El papá quiere conocer las intenciones de su nieto.

- Que se atrevan, los mato con mis propias manos.

- ¡Ten cuidado!

- Tengo mucha experiencia en eso.

- Contrata matones o guardaespaldas. Ya no sigas ensuciando las manos.

- No. Ellos deben saber quién soy yo y para que lo sepan, debo hacerlo con mis propias manos.

- No vayas a espantar a tu conquista.

- Ella es médico militar, no tiene práctica en pelea, pero se defiende.

- ¿Ya hubo un problema?

- Fue algo pequeño, sólo le rompí la nariz con un golpe.

- De modo que ella te conoce.

- No, aún no conoce mi lado oscuro. Ella sólo me vio dar un puñete.

- Bueno, ya eres adulto, no puedo entrometerme en tus decisiones. En cuanto a lo que has pedido para ella, está casi listo. En su habitación faltan detalles y tu madre no está muy contenta.

- Papá, ella va a estar conmigo, esa habitación que quede para tu bisnieto o bisnieta, pero Audrey debe estar conmigo.

- ¿Ya has hecho un hijo? - se sorprende y ahora reniega – No estás casado, Hyung Joong, no te enseñé eso.

- Papá ¡Cálmate! - se serena – Audrey y yo no hemos intimado, no hay descendencia por ahora. Todavía no está conquistada.

- ¿Me quieres dar un infarto? – le levanta la voz.

- No, papá. Más bien cuídate para que llegues a conocer tu bisnieto.

- Si de veras quieres que llegue a conocer a mi nieto, tendrás que acelerar el carro.

-Trato hecho, papá.

Hyun Joong cuelga la llamada y sonríe, algo tiene en mente.