Lorenzo lo perdió todo por culpa de su ambiciosa esposa, quien no solo le bastó con abandonarlo por su amante y llevarse a su hija, sino, que también hizo que lo metieran a la cárcel.
Durante dos años su único deseo era salir para poder recuperar a su hija y vengarse de quienes le arruinaron la vida. Su oportunidad se presenta cuando el hijo de un mafioso, quien se parece a él, es asesinado y el padre de este le propone tomar su lugar.
Ahora Lorenzo tiene el poder para conseguir su venganza y recuperar lo que le fue arrebatado.
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De regreso
Luego de terminar la llamada. Salí del despacho, me dirigí a la cochera. Delante de mí tenía una gran colección de autos de lujo.
Camionetas, y todo tipo de autos exóticos. Es evidente la vida lujosa que han llevado la familia Córdoba. Di un profundo suspiro.
Caminé apresuradamente al auto negro estacionado al fondo, no tenía tiempo que perder. El auto era una belleza bestial de color negro.
Me quedé de pie un momento junto el auto.Todo esto, era demasiado nuevo para mí, nunca en toda mi vida me imaginé manejar un coche como este.
Era un sueño, el cual, se me hacía imposible de cumplir. Ahora me doy cuenta de qué puedo obtener todo lo que desee con solo tronar los dedos.
Abrí la puerta con dificultad, subiendo aquella belleza de coche. Ver toda aquella tecnología, una sonrisa aparece entre mis labios.
Observó cada botón que hay, todo era tan distinto a lo que yo conocía. Luego, de pensarlo, enciendo el motor. Pisé el acelerador, el auto arranca a máxima velocidad, lentamente, le voy entendiendo.
Pasa solo media hora desde que salí de la mansión Córdoba. Al llegar al edificio donde vive la amiga de Cecilia, bajé del auto.
Me quedé mirando con atención, era un edificio antiguo, el cual, pronto sería demolido para construir un centro comercial.
Por lo que tenía entendido, dos de las mejores constructoras se habían peleado para obtener esta propiedad, sin embargo, una de ellas, se retiró.
La vencedora fue la constructora de la familia Zamora. La idea de estropearle sus planes se apoderó de mi mente.
Sería una buena venganza comenzar a estropearles cada proyecto que tienen en mente. En lugar de un centro comercial, se podría construir unas viviendas dignas para personas de la tercera edad.
Aunque, no traería grandes ganancias, antes los ojos de la sociedad, sería algo de aplaudir. El nombre de la familia Córdoba comenzará a escucharse, seré invitado a grandes eventos. La oportunidad, para comenzar mi venganza.
Entre al edificio, subiendo hasta el pasillo donde quedaba el departamento de la chica. Afuera ya estaban 3 de los hombres que trabajan para mí.
Uno de ellos se acercó a mí, inclinando la cabeza. Mientras los otros dos se quedan a una corta distancia.
_____ Señor Córdoba, lo siento, la señorita Cecilia ya no está aquí. Se escapó.
Apreté mis dientes, se escuchó con claridad el rechinar. Era imposible que esa niña se siga escapando de mí.
De que sirve que tenga tantos hombres trabajando para mí, si una niñita tonta se les escapa como agua entre los dedos.
Me di la vuelta, volví al auto, de nuevo pisé el acelerador. Al llegar al aeropuerto, bajé rápidamente.
Me dirigí al interior en busca de Cecilia. La chica no escapará de mí por tercera vez. Era inaceptable dejar que se escape con su amiga.
Esa niña es mía, y su lugar es a mi lado. Llegué a la sala de espera, para mi mala suerte no la vi por ningún lado.
Me quedé parado, el corazón me latía agresivamente dentro de mi pecho, miraba continuamente a todas partes.
Personas caminaban de un lado a otro, todo dentro de mi cabeza se volvió un caos. Hasta que escuché a una mujer llamar a un médico.
______ ¡Ayuda!
_______ ¡Ayuda!
_____ ¡Mi amiga se desmayó!
______ ¡Un médico, por favor!
La chica que gritaba, no era otra que la mejor amiga de Cecilia. Bajé mirada, observando a distancia a Cecilia ser atendida por un hombre joven.
Enseguida, me acercó a ellos. Aleje a todos al rededor de Cecilia, la cargue entre mis brazos y la llevé de nuevo a la mansión Córdoba.
Pasaron dos días, Cecilia no despertaba, el médico que la atendió dijo que podría ser algo mental. Físicamente la chica estaba bien, no había heridas en su cuerpo.
La muerte de su madre ha sido un fuerte golpe para ella, ahora solamente queda esperar a que despierte y sea atendida por un especialista.
Mientras eso sucedía, dejé a su amiga Teresa a cargo de cuidarla, yo tenía que hacer otras cosas.
Una de ellas era ir a la empresa Córdoba. No solo era mafiosos, sino que tenían varias empresas, a las cuales les iba de maravilla.
_______ Buenos días, señor Córdoba, el coche está listo. _____ Me saluda cordialmente el chofer.
______ Buenos días, me llevas y te regresas de inmediato, necesito que te quedes al servicio de la señorita Teresa. Eso sí, ella solo puede hacerte encargos, no la puedes llevar a ninguna parte. ¿Esta claro?
_____ Muy claro, señor.
Me abre la puerta trasera del auto para que pueda entrar. Subí tomando asiento. A través de la ventana volteo a ver hacia la parte superior de la mansión.
Esperaba que Cecilia se recupere pronto, mientras ella se recupera, debo comenzar a atacar a las empresas Zamora.
Al llegar a la empresa Córdoba, me quedé sorprendido. Se sentía tan bien tener tanto poder en tus manos. El chofer bajó del auto, me abre la puerta.
De pronto una gran cantidad de personas se abalanzó contra mí.
______ ¡Señor Córdoba, ¿es verdad que se escapó de la cárcel?!
_______ Señor Córdoba, qué tan cierto tiene que usted escapó de prisión mientras era trasladado a una cárcel de máximas seguridad.
_______ Conteste nuestras preguntas.
No podía dar ni un paso, todos estos idiotas me lo impedían.
______ ¡Basta!
______ No contestaré preguntas. Si tienen alguna duda, hablen con la policía, o aún mejor, investiguen bien, antes de venir a mi empresa a levantar falsos testimonios.
Todos se quedaron calados, se abrieron a los lados dejando que pasé son problema. Al entrar a la empresa; caminé por el vestíbulo, subí al ascensor, sin tener idea a donde voy
No podía ocultarme a mí mismo que me estaba muriendo de nervios. Todo lo que estaba haciendo me ponía en evidencia. Era un prófugo de la justicia, los periodistas no tardaban en descubrir la verdad.
Aun así, actuaba como si nada.
_____ Señor Córdoba, un honor volverlo tener en la empresa. _____ Una mujer con uniforme de secretaria ya me esperaba en el pasillo.