Mi Compañero Es un Cachorro!?

El suave y frío viento del amanecer se hacía presente, los cuerpos tensos de las constantes prácticas matutinas, los gritos de euforia a su alrededor por el esfuerzo físico eran una rutina a la cual estaba bastante familiarizada y no podía decir que no era de su agrado, porque se había vuelto su zona de confort.

Savannah entendía que a su edad ella debería estar como las demás chicas esperando la llegada de su mate para así formar una hermosa familia, pero ella no era como las demás, desde muy pequeña aprendió a valerse por sí misma luego de que viviera un momento bastante vergonzoso delante de su manada.

Su vida como hija predilecta del Alfa de la manada "Brillo de Luna" no había sido nada fácil, todos podrían imaginarse que era amada y respetada desde muy niña, en cierta forma fue así hasta que su madre en un extraño accidente, dónde ella estaba involucrada, pero de cuál no tiene ningún recuerdo, debido a eso su madre quedó incapacitada de procrear otro hijo para el Alfa, siendo ella su única hija y por derecho la siguiente Alfa.

-Vamos, uno, dos, tres- gritaba el entrenador.

Todos hacían un esfuerzo sobrehumano para seguir con el duro entrenamiento, la rigidez de sus cuerpos se notaba así como sus cuerpos sudorosos por la intensidad del entrenamiento, músculos tensos y sudorosos.

-¡Muy bien! Ha culminado el entrenamiento por el día de hoy- exclama y todos suspiran relajando sus cuerpos adoloridos- Savannah, lo has hecho muy bien- le dice acercándose a ella y apoyando su mano en su hombro.

-Hago mi mayor esfuerzo- responde con una exhalación.

-Eso puedo notarlo, la verdad me sorprende que aún sigas con la idea de entrenar, ya deberías...

-Si, lo sé- lo interrumpe- debería estar buscando a mi mate, si llega bien, lo acepto, pero en este momento no lo necesito- responde con frialdad.

-Entiendo, sabes que no lo digo por maldad, solo me preocupo por ti- le responde resignado, siempre ha sido una chica muy terca.

-Quiero creer que se preocupa por mi entrenador (sonríe con una mueca fría) créame que lo intento.

-Te conozco de muy niña, créeme que te aprecio y no por ser hija del Alfa.

-Gracias Mateo, aprecio tu preocupación, pero sé cuidarme sola

-Eso lo sé...

-Señorita Savannah, el Alfa pide su presencia.

-Ahora mismo voy, hasta luego entrenador.

Se va rápido sin esperar respuesta del entrenador, él suspira negando con la cabeza, ha cambiado tanto ya no es esa dulce niña y coqueta del pasado, ahora es una mujer fría e imponente.

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Una vez en la puerta del despacho de su padre, Savannah respira profundo y decide tocar la puerta, una gruesa y varonil voz le indica que pase, abre con cautela y sonríe con calidez al ver aquel imponente hombre sumergido en papeleos.

-Buenos días Padre, ¿enviaste a llamarme? (él levanta la mirada y le devuelve una sonrisa cansada)

-Si hija, tengo algo importante que informarte (señala un asiento frente a ella)

-Soy toda oídos (menciona sentándose y prestando la mayor atención posible)

-El consejo estará aquí mañana, habrá cambio de Alfa en nuestra manada.

-¿Qué?