Yo Soy La Madre Del Heredero.

Aura suspira con cansancio, reflejando el peso de sus responsabilidades y preocupaciones en su rostro. "Emily, ¿qué piensas sobre todo esto? ¿Crees que podremos resolver esta situación y recuperar la estabilidad del ducado?"

Emily mira a su señora con determinación. "Sé que no será fácil, mi lady, pero confío en que con su liderazgo y nuestra dedicación podremos superar cualquier obstáculo que se nos presente."

"Gracias, Emily. Tus palabras significan mucho para mí", responde Aura con gratitud, reconociendo el apoyo incondicional de su amiga y confidente.

En ese momento, el supervisor imperial irrumpe en la oficina, interrumpiendo su conversación. "¿Qué están haciendo aquí, perdiendo el tiempo con cosas de mujeres? Deberían estar ocupadas resolviendo los problemas de este ducado en lugar de perder el tiempo charlando".

Aura frunce el ceño ante la actitud arrogante del supervisor, pero mantiene la compostura. "Señor, estamos trabajando para encontrar soluciones a los desafíos que enfrenta el ducado. Su cooperación sería de gran ayuda en lugar de sus críticas".

El supervisor se encoge de hombros con desdén. "Hmph, veremos qué tan eficiente es su liderazgo. Espero resultados tangibles pronto".

Con una mirada determinada, Aura asiente. "Los tendrá, señor. Ahora, si nos disculpa, tenemos mucho trabajo por hacer".

Emily sigue a Aura fuera de la oficina, dejando al supervisor con su propia arrogancia dirigiéndose al salón de reuniones.

Emily refunfuñaba en voz baja sobre el maleducado hombre que acosaba con sus ojos saltones a la duquesa, expresando su disgusto por su comportamiento. "Es insoportable, mi lady. No entiendo cómo puede ser tan desagradable", murmura Emily mientras caminan por los pasillos del castillo.

Aura escucha las quejas de su amiga con una leve sonrisa. "Entiendo tu frustración, Emily, pero recuerda que debemos mantener la compostura frente a los nobles, por muy desagradables que sean. No podemos permitirnos darles motivos para criticarnos".

Emily, avergonzada por haber sido llamada la atención, baja la mirada. "Lo siento, mi lady. Tienes razón, no debería hablar así de un noble", murmura con arrepentimiento. "Tendré más cuidado en el futuro".

Continúan su camino hacia la oficina de Aura, pero antes de llegar, son detenidas por Jenkins, cuyo rostro está visiblemente preocupado. "Mi lady, necesito hablar urgentemente con usted en privado", anuncia con seriedad.

Aura frunce el ceño, sintiendo una punzada de preocupación. "Por supuesto, Jenkins. ¿Qué sucede?", pregunta con rapidez, anticipando que algo grave está ocurriendo.

El mayordomo mira a su alrededor antes de inclinarse hacia Aura y comenta con cautela. "Mi lady, hay un problema urgente con las finanzas del ducado. Debemos abordarlo de inmediato en su oficina".

Debido a la disminución drástica de la mano de obra y a las limitaciones en la producción agrícola, la economía del ducado se veía cada vez más comprometida. Aura, consciente de la importancia de la gestión financiera, decide tomar medidas para enfrentar esta crisis.

Convoca a una reunión de urgencia con Jenkins, el mayordomo, y algunos consejeros clave para abordar la situación económica. Se sumerge en libros de economía y finanzas, buscando soluciones innovadoras para mantener a flote el ducado en medio de las dificultades.

La sala de reuniones estaba cargada de tensión, Jenkins y a algunos consejeros estaban sumamente preocupados por lo problemas que pronto se avecinan.

Aura se levantó, enfrentando a sus consejeros con determinación. "Gracias por venir. Como todos sabemos, la situación económica del ducado es cada vez más precaria. Necesitamos encontrar soluciones urgentes para asegurar el bienestar de nuestro pueblo".

Jenkins asintió solemnemente. "Es hora de tomar medidas drásticas".

"Exactamente", intervino uno de los consejeros. "Pero, ¿qué podemos hacer?"

Aura se sumió en sus pensamientos por un momento, revisando mentalmente sus conocimientos económicos y buscando soluciones innovadoras. "Creo que la clave está en la diversificación. Debemos buscar formas de expandir nuestras fuentes de ingresos".

"Podríamos fomentar la industria artesanal local", sugirió otro consejero. "Hay muchos talentos aquí que podrían producir bienes valiosos para el mercado".

Aura asintió. "Esa es una excelente idea. Pero también necesitamos capacitar a nuestra fuerza laboral. Estoy pensando en programas de formación para las mujeres del ducado. Son fundamentales para nuestra economía y necesitamos asegurarnos de que estén preparadas para enfrentar estos desafíos, estoy pensando hacer que sean aceptadas como aprendices de los maestros herreros, carpiteros, etc".

Aura tomó aire antes de continuar su discurso. "Además de la diversificación y los acuerdos comerciales, estoy considerando utilizar el poder y la destreza de las mujeres de nuestro ducado. En estos tiempos difíciles, muchas de ellas se encuentran sin el apoyo de sus esposos, quienes están en la guerra. Sin embargo, esto no significa que estén indefensas. Al contrario, las mujeres de nuestro ducado han demostrado una fortaleza inquebrantable y una habilidad excepcional para adaptarse a las circunstancias".

El brillo de determinación brilló en los ojos de Aura mientras hablaba. "Propongo incluir a las mujeres en nuestra fuerza laboral de manera más activa. Quiero ofrecer oportunidades de empleo y capacitación para que puedan contribuir al crecimiento económico de nuestro ducado. Al igual que las mujeres que demostraron su valía durante la Segunda Guerra Mundial, nuestras mujeres pueden ser la fuerza impulsora que nos lleve a través de esta crisis".

Hubo un murmullo de aprobación en la sala mientras Aura continuaba. "Es hora de reconocer el papel vital que desempeñan las mujeres en nuestra sociedad y brindarles el apoyo y la oportunidad que merecen. Juntos, podemos superar estos desafíos y construir un futuro próspero para todos en nuestro ducado".

Mientras Aura pronunciaba sus palabras con convicción, algunos de los consejeros presentes en la sala parecían mostrar una expresión de incredulidad. Sus cejas se fruncían ligeramente y intercambiaban miradas de escepticismo entre ellos. Uno de los consejeros, un hombre mayor con un semblante serio, carraspeó antes de hablar.

"Perdóneme, Mi lady", comenzó, su tono reflejaba duda. "Entendemos su intención noble y su deseo de ayudar a nuestras mujeres en estos tiempos difíciles. Sin embargo, ¿cree que están preparadas para asumir roles tan exigentes en la fuerza laboral? No quiero sonar pesimista, pero hay que considerar la capacitación necesaria y la adaptación de nuestras industrias para esto".

Aura mantuvo su postura, sin perder la compostura. "Comprendo sus preocupaciones, pero confío en la capacidad y la determinación de nuestras mujeres. Estoy segura de que, con el apoyo adecuado y la oportunidad de capacitarse, pueden desempeñar roles importantes en nuestra economía".

El consejero asintió, aunque aún mostraba un aire de incertidumbre. "Entiendo, Mi lady. Pero necesitaríamos un plan concreto para llevar a cabo esta propuesta. ¿Qué medidas tomaría para garantizar que esta iniciativa sea exitosa y sostenible a largo plazo?"

Aura se tomó un momento para reflexionar antes de responder, consciente de la importancia de abordar las preocupaciones de sus consejeros.

Con determinación en su voz, Aura continuó: "Vamos a comenzar un plan para reformar la infraestructura del ducado. Si me permiten, en una semana convocaré una reunión con un plan para esta crisis. Cuenten conmigo".

Los hombres se miraron entre sí con algo de  duda, pero ante el fuerte sentimiento que Aura despedía, no objetaron más. Suspiraron, algunos asintiendo ligeramente, y otros resignados a seguir adelante con la dirección que su líder había marcado. había un atisbo de esperanza en la sala, alimentado por la confianza que Aura irradiaba con sus palabras y su determinación.

Unos días más tarde, se vio a Aura inmersa en la biblioteca del castillo, revisando cada libro y pergamino que pudiera darle alguna idea. Leyó sobre los principios de la economía, los feudos y su mantenimiento, tratando de absorber todo el conocimiento que pudiera ayudarla a encontrar soluciones.

Mientras repasaba los antiguos tomos, Aura se sumergió en la complejidad de la economía feudal.

Las páginas amarillentas y los textos antiguos parecían susurrar secretos de tiempos pasados, y ella absorbía cada palabra con avidez. Se encontraba en una misión desesperada por encontrar una solución viable para la difícil situación en la que se encontraba el ducado.

Cada carta que redactaba llevaba consigo un trozo de su esperanza, una súplica silenciosa a otros señores y nobles para que extendieran una mano amiga en tiempos de necesidad. Sabía que la unión y la colaboración eran fundamentales para superar los desafíos que enfrentaban.

Sin embargo, fue en un rincón polvoriento de la biblioteca donde encontró una pista inesperada. Un antiguo volumen sobre culturas exóticas la llevó a un mundo lejano, donde el arroz era un alimento básico. La idea se prendió en su mente como una chispa en la oscuridad: "¡Arroz!", pensó para sí misma, sintiendo una oleada de emoción recorrer su cuerpo. "No puedo creer que haya encontrado una manera de cultivarlo aquí". ¿Por qué no intentar cultivar arroz en el ducado?

Aura se sumió aún más en la lectura, devorando cada palabra con entusiasmo renovado. La idea de introducir el arroz en el ducado parecía una revelación, una solución que podría cambiar el rumbo de su comunidad. Sabía que las características del suelo del ducado, con su humedad y composición adecuada, eran favorables para el cultivo del arroz, lo que aumentaba su confianza en el éxito de esta empresa.

Con determinación, Aura comenzó a trazar un plan en su mente. Sabía que necesitaría investigar más a fondo sobre los métodos de cultivo del arroz, adaptándolos a las condiciones únicas de su ducado. También tendría que asegurarse de obtener las semillas adecuadas y encontrar la manera de preparar la tierra para este nuevo cultivo.

Mientras continuaba leyendo, se encontró sumergida en un mundo de posibilidades. Visualizaba campos dorados de arroz ondeando suavemente al viento, un paisaje que contrastaba con el barro y la humedad que caracterizaban las tierras del ducado.

Pero no todo sería fácil. Sabía que enfrentaría desafíos y obstáculos en el camino. La falta de recursos, la escasez de mano de obra y la incertidumbre sobre si el cultivo prosperaría en esas condiciones eran solo algunas de las preocupaciones que acechaban en su mente.

La gran sala del castillo estaba impregnada de una atmósfera tensa mientras Aura esperaba a que sus consejeros y Jenkins, el mayordomo, se reunieran para discutir su nuevo plan. La mesa de roble pulido estaba adornada con mapas desplegados y documentos cuidadosamente organizados, listos para ser examinados y discutidos.

Con paso firme y una expresión determinada en su rostro, Aura observó cómo los consejeros y el mayordomo entraban en la sala y tomaban asiento alrededor de la mesa. Sus ojos se posaron en cada uno de ellos, transmitiendo confianza y autoridad mientras se preparaba para exponer su plan.

"Gracias a todos por venir", comenzó Aura, su voz resonando con autoridad en la sala. "Como saben, nos enfrentamos a desafíos económicos significativos y una hambruna debido a la guerra y otros factores. Pero estoy aquí para proponer una solución que no solo nos ayudará a superar esta crisis, sino que también brindará oportunidades de crecimiento y desarrollo para nuestras tierras".

Los consejeros asintieron con atención, esperando ansiosamente escuchar los detalles del plan de Aura.

"Estoy proponiendo un ambicioso proyecto agrícola", continuó Aura, señalando hacia los mapas desplegados sobre la mesa. "Vamos a cultivar arroz en los humedales que hemos identificado en todo el ducado. El arroz es un tipo de cereal de oriente y es un cultivo resistente y de alto rendimiento que puede prosperar en nuestras condiciones climáticas y de suelo".

Los ojos de los consejeros se iluminaron con interés mientras Aura explicaba los detalles de su plan. Habló sobre la capacitación que proporcionarían a las mujeres para que pudieran participar en el cultivo del arroz, así como sobre las medidas logísticas y de apoyo familiar que se implementarían para asegurar el éxito del proyecto.

"A través de este proyecto, no solo fortaleceremos nuestra economía y garantizaremos la seguridad alimentaria de nuestro pueblo, sino que también integraremos a nuestras mujeres y les brindaremos nuevas oportunidades laborales", concluyó Aura con determinación.

Los consejeros intercambiaron miradas un poco confundidas pero, impresionados por la visión y el liderazgo de su duquesa. Jenkins, el mayordomo, asintió solemnemente, expresando su apoyo al plan de Aura.

Uno de los consejeros pidió la palabra para preguntar "Mi lady, permitame preguntarle ¿Qué es el arroz? Si se puede saber, tengo entendido que ningún tipo de grano se ha podido cultivar debido al exceso de humedad".

Aura asintió, reconociendo la validez de la pregunta del consejero. "El arroz es un tipo de cereal que se cultiva en terrenos inundados o con alta humedad", explicó con paciencia. "A diferencia de otros granos, el arroz necesita abundante agua para crecer, por lo que nuestros suelos húmedos son en realidad beneficiosos en este caso. Es un cultivo resistente que puede adaptarse a diversas condiciones, y una vez que aprendamos las técnicas adecuadas de cultivo, estoy segura de que podemos tener éxito en nuestro ducado".

El consejero asintió, apreciando la explicación de Aura. "Entiendo, mi lady. Gracias por aclarar mis dudas", respondió con gratitud.

"Estoy totalmente de acuerdo, mi lady", dijo Jenkins con voz firme. "Es un plan audaz, pero creo que con la dedicación y el trabajo duro de todos, podemos hacerlo realidad, me pondré en marcha para contactar con los mercaderes orientales para solicitar esas semillas".

Aura sonrió, sintiéndose aliviada por el apoyo de sus consejeros y agradecida por la confianza de Jenkins. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba decidida a llevar a cabo su visión y llevar a su ducado hacia un futuro más próspero y esperanzador.

"Jenkins, voy a entregarte unas cuantas joyas con las que vine aquí, espero que las vendas para conseguir esas semillas, el territorio lo necesitara". Comento Aura con una mirada determinada.

Jenkins asintió, agradecido por la confianza de Aura y la responsabilidad que le asignaba. "Entendido, mi lady. Haré los arreglos necesarios de inmediato", respondió con seriedad.

Los consejeros, impresionados por la determinación y generosidad de su duquesa, asintieron en señal de acuerdo. La sala se llenó de una sensación de optimismo y propósito, con todos comprometidos a hacer realidad el ambicioso proyecto agrícola de Aura.

Con el plan en marcha y el apoyo de su equipo, Aura se sintió renovada en su determinación de enfrentar los desafíos que se interponían en el camino de su ducado. Sabía que el camino sería difícil y que habría obstáculos por delante, pero estaba lista para liderar.

Una vez que la reunión concluyó, Aura se retiró a su estudio para continuar trabajando en los detalles del proyecto.