La Niñera Latina.

Fernando estaba en su oficina pensando en si en verdad estaba teniendo sentimientos más allá para Camila.

Fernando: Creo que es muy pronto para dar un veredicto a lo que puedo sentir, será mejor dejarlo pasar y ver qué pasa en el futuro.

Daniel entró en la oficina como ya es costumbre sin tocar.

Daniel: Hola, ¿cómo estás?.

Fernando: Estoy bien, esperando el día en que toques antes de entrar y estoy bien.

Daniel; Eso de tocar no se me da si sé que estás solo aquí, además quería saber cómo estás con lo que te dije.

Fernando: Yo saqué de mi corazón a Mónica el mismo día que firmamos el divorcio y puede que me duele en mi orgullo como hombre o lo que sea yo, pero por ahora lo importante es mi hija y mi hermana que acaba de llegar de Japón.

Daniel: ¿Fernanda en España? ¿Y tus padres lo saben?.

Fernando: Tú sabes que ellos molestan en los mejores términos así que no creo conveniente que sepan que ella está aquí.

Daniel: Estoy de acuerdo contigo, no queremos una guerra en tu casa.

Fernando: Claro que no, después de todo lo que ha pasado ya no soy tan cercano a mis padres y después de esas dos semanas que pasaron aquí cuando Tatiana nació no los he vuelto a ver.

Daniel: Bueno, iré mañana a tu casa para molestar a tu hermana.

Fernando: Está bien.

Los amigos siguieron conversando hasta que Fernando decía regresar a casa nuevamente, al llegar vio como en la sala estaba su bebé jugando con su tía.

Fernando: ¿Cómo está todo por aquí?.

Fernanda: Todo está bien, Camila subió a cambiarse por qué alguien hizo un desastre con merienda.

Fernando: Ya veo, miren a ustedes les traje helado y para mi hermosa bebé le traje unas ricas frutas.

Fernanda: Que rico, esperemos que Camila baje, ¿cómo te va en la oficina?.

Fernando: Bien, puedo vivir bien y darme los gustos que quiera, no tengo que pedirle nada a nuestros padres.

Fernanda: La independencia económica es lo mejor que nos pudo pasar a ambos, el dinero de nuestros padres sería una cadena que nos tendría presos por el resto de nuestras vidas.

Fernando: Y también que ninguno de los dos vive cerca.

Fernanda: Ciertamente.

Camila bajo nuevamente a la sala.

Camila: Hola señor, ¿cómo le fue hoy?.

Fernando: Muy bien gracias por preguntar aunque como dije no fue mucho tiempo el que estuve fuera.

Traje helado vamos a comer un poco.

Camila: Está bien, ya lo sirvo.

Fernando: Te he dicho muchas veces que no eres la sirvienta, por lo tanto, no tienes que servirnos nada.

Fernanda: Mi hermano tiene razón, vamos todos juntos a la cocina y nos servimos.

Camila se sonrojó un poco, ya que siempre le dice lo mismo, Pero ella siente la necesidad de hacer algo más para ayudarlo y también por lo bueno que ha sido con ella.

Fueron a la cocina y colocaron a Tatiana en su silla para comer y Camila le pico unos pedazos de manzana y pera para que comiera.

Mientras los dos hermanos servían los helados.

Fernanda: Esto me recuerda a cuando yo era una adolescencia, mi madre siempre peleando conmigo para que no comiera de más y mi hermano siempre por la noche me llevaba algo delicioso a mi habitación.

Camila: ¡Vaya! sus padres eran muy estrictos.

Fernanda: Digamos que de la puerta para fuera somos una familia modelo, una hija que fue rebelde, pero que aun así se casó un magnate japonés.

Fernando: Y un hijo que estudió economía y derecho al mismo tiempo, para poder hacer lo que le gusta con un matrimonio fracasado gracias a sus padres aunque mi amor por Mónica se fue dando con el tiempo al final terminó en un gran escándalo, pero al final les dije que no volvieran a meterse en mi vida cuando mi madre mencionó que debía casarme de nuevo para darle una madre a Tatiana.

Fernanda: No me sorprende la verdad, Pero estoy orgullosa de ti.

Camila: Yo pensé que sus padres no venías por estar muy ocupados.

Fernando: Y lo están, pero con su dinero, solo nos tienen a nosotros dos y como cada uno hizo su camino tienen que cuidar las empresas ellos mismos.

Fernanda: Pero habla un poco de ti, ¿cómo son tus padres?.

Camila: Bueno, la verdad es que mis padres son maravillosos, siempre me apoyaron en cada decisión que he tomado en mi vida hasta la de venir aquí cuando para ellos fue difícil, pero lo hice para tener y darles una vida mejor.

Tengo un hermano menor que dentro de poco empezará la universidad y pues mis padres luchan día a día por dar lo mejor de ellos.

Fernanda: ¿Y tienes algún estudio?.

Camila: Si, yo estudié idiomas y mi hermano me dijo que quería ser arquitecto y pues en Venezuela es una carrera que es muy costosa.

Lo mejor que pude hacer es venir aquí, así a mis padres se les aliviana un poco la carga, aunque mi padre siempre dice que todo está bien y que me preocupe por mí, no puedo evitarlo, ellos se sacrificaron para darnos a mi hermano y a mí lo mejor, pero cuando las cosas se pusieron feas las cosas no volvieron a ser las mismas ahora ganas lo mismo, pero tienes que trabajar el doble y nos es justó para ellos cuando yo puedo devolver aunque sea un poco lo que ellos han hecho por mí.

Fernanda: Eres de admirar Camila, sé que seremos muy buenas amigas y no dudes en llamarme si algún día necesitas ayuda o un mejor trabajo.

Le entrego una tarjeta con sus datos.

Fernando: Oye no tienes un poco de respeto por tu hermano he intentas robarme a Camila.

Fernanda: Fernando algún día te volverás a enamorar o ella lo hará y pues no toda la vida será la niñera de Tatiana así que por favor deja de ser infantil.

Fernando se quedó callado, pero mirando de mala manera a su hermana, la realidad es que del solo pensar que Camila se puede ir algo en su corazón lo hizo sentir mal, como si un hueco empezará a formarse.

Camila: Por el momento me encanta mi trabajo y siendo sincera me he encariñado mucho con Tatiana, no quiero pensar en separaciones por ahora.

Fernando: Bien dicho Camila.

Fernanda: Que infantil eres, no te soporto.

Ellos conversaron durante mucho tiempo.

Mientras tanto en Valencia, España los padres de Fernando y Fernanda se enteraban de la llegada de su hija al país.

Tamara (Madre de Fernando): Tenemos que ir.

Fabián (Padre de Fernando: Estoy de acuerdo contigo, nuestra hija tiene que escucharnos y pues no veo porque Fernando no deba también entrar en esa conversación.

Tamara: Mandaré a que tengan todo listo para dentro de dos días.

Fabián: Está bien.

Ya es hora de que nuestros hijos sepan cuál es su lugar y en nuestra compañía ambos son necesarios.