Bruno Darcy es el abogado más prestigioso de Italia, pero es envuelto en un gran problema en donde conoce a Amalia, una mujer maltratada física y psicológicamente por su esposo, el decide ayudarla, pero traición y engaño, son lo que no esperaba de ese amor...
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La Furia De Simón!
— Licenciado perdón!
Dijo Amalia quitando su mano de él...
— No sé preocupe... Entiendo perfectamente que este nerviosa...
Angelo se sonrió de ver dicha acción y de lo nerviosos que estaban los dos...
— Afortunadamente siempre tengo ropa extra del licenciado... Y te recomiendo siempre hacer eso... — Añadió Angelo para sacarlos de la tensión en la que estaban
— Sí, esta bien...
Amalia estaba completamente sonrojada y Bruno también, así que se fue de ahí, fue un momento al baño, al llegar allá se puso a pensar en todo lo que ha imaginado con Amalia, que no era nada bueno pues finalmente ella estaba casada, respiró profundo pero recordó la vez que la tuvo en su sueño y que ese sueño fue tan húmedo... lo único que hizo fue sacudir la cabeza y se lavó la cara...
Después salió y la miró de lejos, Angelo llegó ahí con su pantalón limpio...
— Listo señor, le he traído uno limpio...
— Creo que no es necesario, ya está secándose el que tengo puesto...
Angelo se quedo muy extrañado, pues para Bruno siempre ha sido importante su imagen y esta vez no se quiso cambiar...
— ¿No se cambiara señor?...
— No, gracias...
Bruno se fue y dejó desconcertado a Angelo...
La fiesta fue dando fin, pero el Juez se quedo un momento con Bruno...
— Me he enterado que cuando yo me jubile quieres quedarte con el cargo...
— Para mi seria un honor señor, mi padre siempre quiso que yo fuera juez...
— Tu padre... — Suspiro el juez — Siempre fue un hombre recto y amable, y me da gusto que te dejara a ti con todo, a pesar de no ser su hijo legítimo, siempre has cuidado la empresa como si lo fuera...
— Se lo prometí a mi padre, y eso haré...
— Me encantaría que tu te quedaras, pero eso depende del consejo de Italia, Roma y Milán, y de tu desempeño, que hasta ahora es el mejor, y sabemos que eres el mejor abogado de Italia...
— Le agradezco mucho sus palabras abogado, y es un honor que usted siendo el juez de todos nosotros sea quien me lo diga...
Todos los invitados partieron, pero Bruno se acerco a Amalia...
— Quiero decirle que hoy se ve extremadamente hermosa señorita Amalia, se lo digo con todo respeto... — Dijo Bruno con las manos en sus bolsillos y mirándola fijamente a los ojos
Cuando dijo eso, Amalia se puso roja como un tomate...
— Muchas gracias Licenciado!
Respondió ella y el sonrió, él queria decirle mas cosas, pero en esos momentos llego Anna...
— ¿Nos vamos? — Preguntó ella y Bruno miró a Amalia...
— Te agradezco mucho todo esto, la fiesta estuvo increible y el juez estuvo muy contento con el servicio...
— Gracias señor, fue un honor...
— Gracias a los dos, también a tí Angelo — Dijo mirandolo ya que tambien estaba presente
— De nada señor, pero es mas credito de Amalia...
Bruno sonrió y se fue con Anna, solo que habia un detalle y era que Anna pensaba que irían a cenar o algo así, pero esos no eran los planes de él...
El queria llevar a Amalia, pero Anna siempre tras él claro que no sería posible, lo que le tranquilizaba es que Angelo seguramente la llevaría...
Y efectivamente Angelo la llevó a su casa, pero como siempre Amalia se quiso bajar antes...
— Pero Amalia es un peligro que te deje aquí sola, ¿Por qué no quieres que te lleve hasta allá?, ¿Acaso tu marido se enoja?...
— No, él no está!, ya no hagas más preguntas, solo me quiero ir de aquí, por favor...
Angelo accedió pero de mala gana...
Ella corrió a su casa, sabía perfectamente que un amigo de Simón la vigilaba y que sería un peligro si la vieran llegar con un hombre...
Al entrar a su casa pudo notar que Simón aún no llegaba, él le había dicho que llegaba esa semana, pero no exactamente qué día...
Ella se metió a bañar y después a la cama, ella recordó las miradas de Bruno y en que le dijo que se veía hermosa el día de hoy y de tan solo recordarlo se volvió a sonrojar, cerró los ojos y se sonrió...
Lo que ella no sabía es que Simón ya iba en camino, y recibió una llamada...
📞 ¿Que paso amigo?...
Preguntó Simón a esa llamada tan misteriosa
📞 Amalia llegó con un hombre otra vez...
📞 Maldita sea!
📞 La deja dos cuadras antes, pero me doy cuenta, ponte pilas amigo... sí no esa mujer te verá la cara de idiota
Simón aventó el teléfono y condujo a toda velocidad...
Al llegar Amalia escuchó ruido y se levantó rápidamente...
— Has llegado...
Dijo ella desanimada
— ¿A quien esperabas?, ¿Al maldito que siempre te trae y te deja en la esquina?...
Dijo él aventando su maleta y fue directamente con Amalia y la agarró del cuello
— No, yo...
— No trates de negarlo! ya se que un desgraciado te ha estado trayendo y como la buena golfa que eres le has dicho que te deje en la esquina! — Dijo Simón lleno de odió y coraje
— No de verdad que no... Suéltame!
Dijo Amalia pues no podía respirar, estaba desesperada por qué la soltará
— Te dije que no cometieras una estupidez! todo el mundo debe estar diciendo que te acuestas con ese maldito mientras yo trabajo como un imbécil...
Dijo llenó de ira y le dio una fuerte bofetada, después otra y después otra, Simón estaba completamente fuera de sí y al Amalia estar en el suelo le dió una fuerte patada en el estómago que la hizo perder el aire...
Amalia comenzó a toser, pero él no tuvo piedad, la agarró del cabello y la arrastro por toda la casa mientras le decía cosas horribles...
— Eres una maldita zorra! — Decía el con la cara completamente roja por el odio que sentía en esos momentos por ella...
Mientras tanto Bruno llegó a su casa, solo dejo a Anna en la suya y pudo notar que ella se desanimó, pero el no tenía ganas de platicar, en su mente solo tenía a Amalia y eso le comenzaba a asustar, recordó la mano delicada de ella en su pierna y la manera de provocarlo inocentemente, así que decidió meterse a bañar con agua fría para bajar su calentura, no quería saciar sus deseos con nadie, pues sabía perfectamente que jamás iba hacer lo mismo...
Amalia se quedó en la sala a dormir y Simón en la cama, su ira se había controlado y se quedó dormido, pero ella fue al baño a mirarse al espejo y pudo notar nuevamente moretones y golpes en su rostro, así que comenzó a llorar en silencio con desesperación, quería salir de ese infierno, pero temía por sus padres, además le daba vergüenza volver a trabajar con los golpes, pues nuevamente y como siempre tenía que mentir para tapar las canalladas de su esposo violento y con celos sin razón alguna...