Una mujer sumisa, dedicada a su hogar, amando a su esposo incondicionalmente vive en el mundo perfecto... Hasta que su esposo la engaña y humilla, por lo que escapa y descubre que es mucho más fuerte de lo que creía, además de que tiene la oportunidad de volver a enamorarse y darse cuenta lo que verdaderamente es amar y ser amado.
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"11"
Estoy llegando al local y solo me falta atravesar una calle, cuando veo que un auto frena por el semáforo en rojo, pero el de atrás no lo hace y termina estrellándose con gran impacto, lo que hace que otro auto se les una y comience a ser un verdadero caos.
De pronto siento como alguien me toma de la cintura con fuerza y me jala hacía atrás y segundos después una moto pasa por donde estaba y se derrapa en el piso mandando a volar al conductor.
Siento como el corazón late con gran rapidez sobre mi pecho y siento todo mi cuerpo entumecido por el miedo de haber podido ser arroyada por la motocicleta.
-¿Estás herida? ¿Te hiciste daño? -me pregunta la persona que fue mi salvador
Me giro para mirarlo y puedo ver que es un hombre de ojos verde oscuro, con destellos amarillos que resaltan mucho su mirada. Va vestido con una camisa de botones negra con las mangas dobladas hasta sus antebrazos, pantalones sencillos y unos tirantes de vestir que le quedan increíblemente varoniles. Su cabello es negro y está perfectamente peinado, quizá con algo de fijador. Y su aroma, es evidentemente de un perfume caro.
-Estoy... bien -susurro apenas audible
Aún estoy aturdida por el accidente y por el hecho de que casi me atropellan.
-¿Estás segura? Ven déjame ayudarte a ponerte de pie -dice mientras se levanta con agilidad y me ayuda a ponerme de pie tomándome de las manos -¿Puedes mantenerte?
-Sí -le digo mientras me separo terminando con el contacto de sus manos sobre las mías
-De acuerdo, te pido perdón por jalarte de esa manera tan brusca, es que he visto que estabas distraída por el choque, que no te diste cuenta que una motocicleta sin frenos se dirigía justo hacia ti
-Muchas gracias, me has salvado de una ida al hospital segura
-Me alegra que estés bien
-¿Tienes un celular?
-Sí -dice confundido -¿Por qué?
-Llama a emergencias, esas personas deben de estar heridas
-Tranquila, todos los de aquí ya se han encargado
Es hasta ese momento en que miro a mi alrededor y me doy cuenta de que hay cientos de personas a nuestro alrededor, mirando con preocupación, otros con curiosidad, pero la gran mayoría está marcando a emergencias, solo unos cuantos están grabando.
-Tengo que irme -le digo mientras empiezo a caminar, pero después de unos pasos siento como una cálida mano envuelve la mía
Me giro y aparto rápidamente el toque como si de fuego se tratara.
-Lo siento -dice apenado -Pero no puedo dejar que te vayas
-Tengo que ir a trabajar
-Pero eres una testigo, tienes que dar tu declaración de los hechos a las autoridades
-Llegaré tarde a mi trabajo, pueden correrme
Me mira con una extraña mirada que no se descifrar.
-Bueno, si tu trabajo es más importante que las injusticias que se puedan cometer por falta de testigos que estén dispuestos a decir la verdad, entonces hazlo, vete
-No me hagas sentir mal ni culpable -le digo con el ceño fruncido y cruzándome de brazos -Hay cientos de testigos aquí que perfectamente pudieron haber visto algo
-Está bien, que te vaya bien en tu trabajo -se da media vuelta y se aleja
Algo dentro de mí, comienza a sentirse con culpa y no puedo irme, al menos no tranquila, ya no.
Camino y me quedo ahí parada tratando de no estorbar, a los minutos comienzan a llegar todos, policías, ambulancias, paramédicos en motos.
Después de dar y firmar mi declaración de los hechos seguí mi trayecto al trabajo.
Resulta que una familia está gravemente herida, el otro copiloto con un paro al corazón que provocó el choque. Los otros carros que se unieron al choque están heridos pero conscientes por suerte.
El de la moto traía casco así no que sufrió daños graves, incluso se acercó para disculparse por casi arrollarme, era un sujeto muy amable y carismático, hasta me invitó a cenar para compensar el susto, pero me negué rotundamente, incluso trato de persuadirme no lo logró.
Cuando llegué a mi trabajo, baje las escaleras a toda prisa y acelere el paso, cuando entre a la zona de trabajo vi a mi jefa comiendo una bolsa de frituras y había dos más sobre su escritorio esperando ser devoradas.
-Llegas tarde mocosa
-Hubo un accidente automovilístico, casi me atropellan y tuve que quedarme a declarar los hechos
-No me importa, estas despedida
-No por favor, deme otra oportunidad, haré el doble de las prendas reparadas, por favor, necesito el empleo un poco más
Me mira con suficiencia y sonríe mostrando sus asquerosos y sucios dientes.
-El triple
-Hecho
-Entonces ponte a trabajar
Voy a tomar diez prendas y comienzo a trabajar con todas mis fuerzas, cuidado la precisión todo el tiempo porque no quiero cometer algún error y terminar arruinando más la ropa.
Las horas pasaban y mi apetito empezó a hacerse presente, pero tuve que hacerlo a un lado y seguir concentrada en mi trabajo.
-Ten niña -me dice una señora de casi 80 años mientras me tiende un sándwich de jamón -Estas trabajando mucho y tienes que alimentarte o no tendrás energía para seguir
-No por favor, no me lo entregue, usted debe de comerlo
-He traído tres, ya me comí dos, tómalo
-No quiero que se moleste...
-Anda, come, no te demoras más de cinco minutos
-Muchísimas gracias señora...
-Zhara
-Muchísimas gracias señora Zhara
-Un placer niña
Me da unas palmaditas en el hombro y va a sentarse a su mesa para ponerse unos anteojos con bastante aumento y empezar a cocer unos botones a una camisa de caballero blanca.
Me como el sándwich y me pongo a trabajar inmediatamente en las piezas que me faltaban.
***
La jornada laboral termina y con ella mis piezas en perfecto estado.
-Debo de admitir que no creí que lo lograrías
-Es que me subestima mucho -le digo con el tono de voz fría
-Como sea, aquí esta tu paga y procura no llegar tarde -me mira y sonríe -O mejor si hazlo, yo de igual manera termino ganando siempre
-No volverá a pasar no se preocupe -le digo con desagrado y me doy media vuelta para salir de este lugar tan miserable