Hamilton, un príncipe rebelde que nunca ha encajado en el mundo de la realeza. Obligado a seguir el camino que su familia ha trazado para él, Hamilton sueña con una vida de libertad, lejos de las responsabilidades del trono. Sin embargo, todo se complica cuando su corazón comienza a latir por Esmeralda, una humilde criada del palacio. Su amor prohibido pone en peligro no solo sus vidas, sino también el destino del reino.
NovelToon tiene autorización de Marializdh para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 9
–No me ves como un hombre de verdad, ¿verdad? (Prince habla y me tira sobre la cama). vamos entonces a lidiar con eso.
–Por favor, príncipe. (Digo tosiendo mientras trato de alejarme de él pero me sujeta las piernas).
–Puedes incluso gritar y suplicar pero nada puede detenerme porque soy tu marido y puedo hacer lo que sea.
quiero contigo. (Prince habla y comienza a rasgarme el vestido). Tal vez entonces vengas a mí respeto.
–Déjame ir, te lo ruego. (Hablo mientras lloro y él sigue besando mi cuello cuando termina. quitarme la ropa y quitarte la tuya).
–Deja de gritar, me estás irritando más. (Dice sosteniendo mis brazos debajo de mi cabeza).
Cierro los ojos y siento mis lágrimas fluir e inundar rápidamente las sábanas.
No es como me dijo Futura, es muy diferente a lo que ella dijo.
¿Estás bien? (Escucho hablar al Príncipe Hamilton pero no puedo abrir los ojos).
–Por favor, para. (Hablo sollozando).
–Estás temblando mucho y estás muy pálida. (Habla con cara de preocupación). Abre los ojos.
–No, no quiero. (Digo entrecerrando más los ojos). Vas a hacerme daño.
–Esmeralda, si no abres los ojos entonces te voy a lastimar. (Lo dice sonando enojado, como no quiero desafiarlo rápidamente abro los ojos).
Yo… sigo de pie, sigo entre la pared y el príncipe, mi ropa está intacta, así que lo que acaba de pasar es solo una imaginación que tuve, no puede ser un truco de mi cerebro.
Se sintió tan real que pensé que realmente estaba sucediendo. Parecía que el príncipe quería llevarme a la fuerza, creo que estoy más asustado que antes.
–Te juro que no lo hice a propósito, no sé usar tenedores y cuchillos para comer pero el rey dijo que tomaré clases de etiqueta y te juro que aprenderé a comportarme como gente civilizada, lo juro. (Me arrodillo y hablo llorando, el príncipe me mira perdido un
rato).
–Voy a salir, no provoques ningún disturbio. (Habla y sale de la habitación). Lávate la cara, no quiero que Nicolas me grite al oído porque eres así.
–Ssí. (Hablo y él sale de la habitación).
Paso unos minutos en el suelo tapándome la cara con las manos y esas imágenes del príncipe están encima de mí.
¿De dónde me metí?
Me levanto, voy al baño y me lavo la cara tal como me ordenó el príncipe.
Como no tengo nada que hacer, decido ir a la cocina y ayudar a preparar el almuerzo, ya que es una tarea que hacía antes y voy a aprovechar escuchar sobre ese señor, Jales, el hermano de la señora Francisca.
Desde el día que me castigaron por quemar la cena real comencé a ser más cuidadoso, bueno siempre lo he sido y para ser honesto no fue mi culpa.
Esa noche apareció una mujer rubia, hermosa y muy bien arreglada, y dijo que el príncipe Hamilton me ordenó llevarla a sus aposentos sin que los reyes la vieran y así lo hice.
Por haberme quemado la cena me castigaron con cinco días sin poder comer, los dos primeros días solo tomaba agua y eso me ayudó mucho, pero al tercero no pude aguantar porque además de tener hambre, También estaba cansado por el trabajo que hago, o mejor dicho lo hice aquí en Palacio.
Pero ya no me importa, yo... me he acostumbrado a asumir la culpa de las acciones de otras personas. Como el día que me castigaron por romper los platos.
–Esmeralda, ¿necesitas algo? (Dice Futura sonriendo).
–Vine a ayudarte con la comida. (Digo acercándome a ella mientras está poniendo una bandeja en el horno).
–No deberías estar aquí, ahora eres la esposa del señor Hamilton y ya no eres una empleada.
(Ella habla).
–Déjame quedarme, por favor. (Digo sentándome). Puedo ayudarle.
–Está bien, puedes quedarte pero sigue sentada ahí y no necesito ayuda. (Habla y se acerca a las cacerolas que están al fuego).
–¿Qué estás preparando? (Pregunto, recogiendo mi vestido).
–Carne de cordero asada. (Futuro removiendo la comida).
–Definitivamente quedará delicioso. (Hablo). En el futuro, ¿puedo hacerte una pregunta?
–Todo lo que quieras saber. (Dice en broma). Puedes preguntar.
–¿Ese hombre que fue llevado a los calabozos ya fue liberado? (Pregunto y Future me mira serio).
–¿Por qué quieres saberlo? (Futura habla mientras se cruza de brazos).
–Es sólo una curiosidad. (Digo encogiéndome de hombros y él suelta un suspiro).
–Debes aprender a controlarte, niña. (Futura habla sonando enojada). Estuve allí y vi todo, ¿qué idea fue la de tirarte frente a la espada para defender a ese hombre que intentó matar al príncipe Hamilton?
–Sabes lo que le hizo el príncipe a la señorita Francisca, cualquiera se enojaría si le hicieran eso a su hermana. (Quiero decir, no es justo que lo encarcelen por intentar proteger a su hermana).
–Escuchaste lo que la reina le dijo al príncipe, y vi cómo el príncipe te tomó, ¿y si te lastimó aún más? (Discurso futuro).
No me importaría.
–Pero no me hizo daño. (hablo mintiendo).
¿Oh, no? ¿Pero qué pasa con esa marca roja en tu cuello? (Dice señalando y me agarro del cuello).
–¿Está marcado? (Hablo).
.
.