DESCUBRIENDO EL AMOR DESPUÉS DE LOS 50.

Llego a mi cuarto como puedo abro la puerta y la bloqueo con todo lo que tengo a mano como si eso fuera a detener a ese maldito animal que me acaba de dejar como un cobarde frente a la chica que me gusta.

- ¿Robert estás bien?

- Malory acaso te ha mordido o te has lastimado en algún lugar. Ahora mismo nos vamos de aquí, yo no puedo quedarme en un lugar en donde hay esa clase de animales.

- Pshh Ja Ja ja ja Robert respira o te dará algo grave. Ven siéntate un momento.

- No es gracioso.

- Noo para nada. Fuiste muy valiente.

- Vamos no seas mala, me tomo por sorpresa, jamás en mi vida había visto a una araña de ese tamaño.

- Lo digo de verdad. No me dejaste atrás al contrario te asegúraste de llevarme contigo. Gracias por eso.

- Ven aquí de seguro estás muy asustada. Perdón por traerte a un lugar tan desagradable.

La abrazo para que deje de temblar, no estoy seguro si lo hace por miedo o porque se está aguantando las ganas de reírse de mí. La verdad no me importa si es la segunda.

- Robert necesito algo de ropa para cambiarme.

- No volveremos a ese cuarto otra vez.

- Es de madrugada y la casera debe de estar durmiendo. ¿Puedes prestarme algo de ropa?

- Bien... Espera quien nos asegura de que aquí no hay otra de esas.

Ambos nos separamos y comenzamos a revisar todo el lugar sin dejar un solo rincón. Por fortuna la habitación está limpia. Busco lo más pequeño que tengo y se lo entrego a Malory, la veo salir usando solo la parte superior de mi pijama.

- El pantalón no se quiere quedar en mi cintura. Perdón por estar en estas condiciones frente a ti.

Como se le ocurre disculparse por lucir tan encantadora.. Creo que el que se debe disculpar soy yo aunque no planee nada de esto soy el que está ganando en este momento.

- ¿Quieres algo de tomar?

- Agua por favor.

- Que hacías despierta a esta hora. ¿Acaso te sentías mal por los tragos que bebimos?

- Tenía calor y me levanté a darme un baño luego se me fue el sueño y quería trabajar un poco, pero de repente vi esa cosa y bueno ya sabes el resto. Gracias por traerme de regreso.

- Te dije que no te abandonaría.

- De verdad ¿Cuándo?

- No me digas que no recuerdas nada de la charla que tuvimos en el bar.

- Perdón, pero no. ¿Fue muy importante?

- Olvídalo, en otro momento te lo recordaré con hechos y no con simples palabras. Pero ahora que estas sobria me gustaría responderte una pregunta que si me molestó un poco.

- No me digas que te hice sentir mal con mi gran bocota.

- Nada de eso, solo quiero aclarar las cosas. Malory yo no estoy casado, soy un hombre soltero y sin compromisos, tampoco soy un libertino que le gusta jugar. Me gusta pensar que soy una buena persona que está en busca de un bonito amor.

- Hay Robert de verdad perdóname, yo no soy nadie para estar preguntando por la vida privada de mi jefe. Que vergüenza contigo.

- Ahora que sabes que no estoy casado y que si estoy disponible que piensas de mi Malory.

- ¿Que puedo pensar? Digo primero las mujeres del mundo se volvieron ciegas o algo así, Robert eres un hombre muy guapo, pero sobre todo eres una persona gentil y admirable que cree en sus empleados y les das el apoyo y reconocimiento que se merecen, no te llevas el crédito del esfuerzo ajeno solo por ser el Ceo y eso es grandioso.

- ¿De verdad piensas todo eso de mí?

- Pienso muchas otras cosas más y te aseguro que todas son buenas. Lo mejor que me paso en la vida fue llegar a tu compañía porque siento a todos y cada uno como mi familia. Eres un gran hombre Robert Olzo y yo estoy muy feliz de haberte conocido al fin.

- Agradezco tan lindas palabras, pero eres consiente de que las últimas se pueden malinterpretar o las estás diciendo con el doble sentido que yo quiero creer.

Siento mis mejillas arder por ese comentario.

- Señor.

- No retrocedas ahora Malory.. Dime que es lo que yo creo.

No te acerques así porque no voy a poder contenerme. No lo hagas...

- Contéstame Malory. - Al carajo todo ya soy demasiado viejo para no arriesgarme. La sujeto suavemente y al no obtener respuesta sé que ella también quiere, la beso en esos labios que me estaban tentando desde la primera vez que la vi y saben mucho mejor a lo que imaginé.

Siento sus manos sujetar mi cintura y profundizó el beso aún más, hacía demasiado tiempo no me sentía tan bien, poco a poco la llevo a la cama sin despejarme de sus labios. Comienzo a acariciar su hermoso cuerpo mientras Malory hace lo mismo conmigo. Esa maldita araña me ha dado la mejor oportunidad de mi vida.

- Me gustas Malory.. Me gustas como no tienes idea. Por favor dame una oportunidad de entrar en tu vida y ponerla de cabezas, tengamos mil aventuras juntos sin remordimientos ni pena.

- Robert yo no lo sé.. No sé si estoy preparada para arriesgarme.

- No tengas miedo a esta edad solo nos queda disfrutar. Te prometo que daré lo mejor de mí para verte feliz.

- Jamás pensé que volvería a creer en el amor a mis 52 años, pero quiero arriesgarme, quiero hacerlo sin temor a fracasar. Acepto Robert.

- Gracias te prometo.. No, no quiero prometer nada. Te lo demostraré con mis acciones día a día que de verdad te quiero en mi vida.

Ja quien diría que el amor no tiene fecha de caducidad y que puede llegar incluso cuando menos lo esperas. Después de todo la edad es solo un número y lo que de verdad cuenta es como te sientas tú mismo. Por ejemplo yo ahora mismo me siento en la primavera de mis 20 años y todo es gracias a este increíble hombre que me sostiene entre sus brazos.

- Malory al volver quiero presentarte a alguien muy importante para mí.

- Bien.

Esa noche dormí en sus brazos sintiendo su calor, ese mismo con el que soñé incontables noches y ahora es una dulce realidad.