Josefina hizo todo lo posible por llevar un matrimonio feliz, pero Franco no ponía nada de su parte, era celoso y posesivo. Todo tenía un principio y un fin, ¿será que podría conservar su matrimonio?
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¿Embarazada?
Poco después, Dominga fue a hablar con ellos.
Les voy a decir que no van a estar aquí de oquis. Xavier, tú te irás a trabajar todos los días, y traerás el sustento. Yo ya estoy vieja y es muy difícil para mí trabajar. Y tú, Mireya, me ayudarás en las labores de la casa. Aquí nada es gratis, ¿estamos?
Sí, dijeron los dos al unísono.
Bueno, pues aclarado el punto, mañana se levantan a las 6 de la mañana para que empiecen con su trabajo, claro está que será sin remuneración, ya que van a estar viviendo aquí en mi casa, será como si pagaran renta.
Está bien, abuela, lo que tú digas dijo Xavier.
Por ahora disfruten su estancia aquí, vayan a pasear al bosque, donde se les antoje, aquí hay muchas partes que visitar.
Xavier tomó a su esposa de la mano y salió de la casa.
Cuando estuvieron solos en un lugar un poco apartado, Mireya le dijo a Xavier...
Tu abuela supo aprovechar muy bien el momento. ¿Cómo se le ocurre que yo pueda trabajar en la casa si estoy embarazada?
Ay, mi amor, estás embarazada, pero no estás enferma puedes trabajar antes de que se te note más el embarazo.
Pero Mireya no estaba a gusto en esa casa, una semana después de arduo trabajo, había tomado una decisión.
Pero tenía que llevarla a cabo sin que se diera cuenta Xavier.
Así que en un descuido de Xavier, ella tomó un autobús de regreso a Monterrey.
Cuando él llegó del trabajo, se dio cuenta de que Mireya se había ido.
¿Dónde está mi esposa?
Ella se fue, aprovechó que tuve que salir por un momento para irse.
¡Dios mío!, tengo que ir a buscarla.
Déjala, ya regresará cuando le dé hambre. No puede ir muy lejos y menos con un bebé en su vientre.
Por cierto, te llegó esto... Dominga le extendió un sobre grande, color crema.
Gracias, abuela.
Lo abriré en mi cuarto.
.
.
Abuela, la casa se vendió, voy a ir a Monterrey a firmar algunos papeles, y de paso buscaré a Mireya.
Lo primero está bien, pero eso de estarle rogando a una vieja, ni que fuera Maribel Guardia, y ni así, fíjate. Eres un tonto, si Mireya se fue es porque no le gusta estar aquí.
No importa, la voy a buscar para pedirle una explicación, del por qué se fue.
Ay, Xavier, pero allá tú.
Al día siguiente Xavier se fue a Monterrey a arreglar sus asuntos.
Mireya no encontraba un refugio, sin dinero y embarazada no sabía qué hacer.
Se fue a sentar a una banca del parque, además tenía hambre.
Yolanda salía de su trabajo y vio a Mireya sentada en una banca del parque, estaba llorando.
¿Le sucede algo?, ¿la puedo ayudar?, le dijo muy solícita.
No, gracias, dijo Mireya.
No se ve bien, por favor, venga a mi casa, le daré de comer.
Mireya observó a Yolanda, alta, con el pelo castaño oscuro cayéndole por la espalda en hermosos rizos.
Me llamo Yolanda, ella adivinó su desconfianza.
Yo soy Mireya, acabo de abandonar a mi esposo.
Así, las dos fueron a la casa de Yolanda.
Enseguida le preparo algo de comer, siéntese.
Rato después, mientras comían...
¿Y por qué abandonaste a tu esposo?, perdona si te tuteo, somos casi de la misma edad.
La verdad, ni yo misma sé por qué lo hice. No me siento nada bien.
¿Quieres que te vea un médico?
Entonces, Mireya se puso a llorar. No tengo dinero...
Está bien, no te preocupes, yo tengo un amigo que es médico, no te va a cobrar nada.
Gracias.
Tiempo después...
La señora tiene una depresión profunda. Le voy a recetar estas pastillas, una cada día por tres días, solo eso porque está embarazada, no le vaya a afectar al feto.
¿Está embarazada?
Sí, eso fue lo que dije.
Gracias, Noé.
De nada, para eso estamos los amigos, te encargo que le des sus pastillas a la señora.
Sí, gracias de nuevo.
Mireya, si estás embarazada, ¿por qué abandonaste a tu esposo?
Es que no sé qué me pasa, últimamente siento que todo está mal.
Tranquila, voy a la farmacia por tus pastillas, siéntete como en tu casa.
Gracias, no tengo cómo pagarte.
Enseguida vuelvo.
Mireya no se sentía bien y se quedó dormida.
Rato después, Yolanda llegó con un vaso con agua y una pastilla.
Mireya, despierta... Aquí te traigo la pastilla.
¿Eh?, sí, gracias.
Ella se tomó la pastilla.
Te traje un sándwich.
Mireya tomó el sándwich y se lo comió.
Ya tenía hambre.
Qué bueno que te gustó. Ahora, dime dónde vives.
No tengo casa, mi esposo y yo nos fuimos a vivir con su abuela, pero quería que la ayudara en los quehaceres domésticos, era mucho trabajo para mí.
Te entiendo, conozco una casa donde atienden a mujeres solas y embarazadas. Si quieres, te puedo llevar.
No, por favor, tengo miedo. Deja que me quede contigo, te ayudaré con los quehaceres.
Después de unos minutos que parecieron siglos, Yolanda por fin habló.
De acuerdo, te ayudaré en lo que nace tu bebé. Después buscarás un trabajo y una casa de renta. Yo te apoyaré, ¿ok?
Sí, gracias.
El tiempo siguió su marcha, Yolanda fue con el ginecólogo, últimamente no había comido bien porque tenía ascos y mareos.
El doctor la checó muy bien y al cabo de un rato le dijo:
No tiene por qué preocuparse, está usted embarazada.
¡Oh, Dios mío!, esto no me puede estar pasando.
Ahora, a cuidarse mucho. Una dieta balanceada.
Dónde está Xavier y Mireya que la andaban buscando 🤔🤔🤔🤔❓❓❓❓
Ahora sí tienen una buena pista Xavier para saber de su hija Josefina.
Otros son Xavier, Mireya, Manuel y Silvana creo que no saben ni dónde están parados Xavier se olvidó de Yolanda que tiene un hijo de él.
Mireya después que no quería a Josefina ahora la está buscando.
Marlene es la única que se preocupa por esa adolescente veremos cuando la encuentran y con la junta de esas niñas que aman a la santa muerte tu me dirás en qué va a parar.
Isabel y Juan ahora sí está buscando a Josefina y se arrepienten de haberla dejado sola y sin comida cuerda de desnaturalizados pensaron en ellos pero en la niña no.