Recuperando La Felicidad

Narra Alex

Veo salir a Laurel de la bodega, viene un poco distraída, pero alza la mirada y me mira. Los dos nos quedamos como estatuas, mirándonos el uno al otro. De un momento a otro, Laurel sale corriendo y se me tira encima, y justo ahí empieza ella a reclamarme.

—¡¿Por qué no me buscaste antes?! ¿Sabes cuánto tiempo te he estado esperando?! —me grita, con lágrimas en los ojos y voz quebrada.

Me quedo sorprendido, porque Laurel pocas veces llora. Siempre tiene una sonrisa en la cara. Pero lo que me sorprende aún más es que está frente a mí, que la vuelvo a ver después de mucho tiempo. Me quedo mirándola como si estuviera mirando un tesoro recién encontrado, que lleva mucho tiempo perdido.

—Yo... lo... siento —no puedo ni hablar bien de la emoción. Ella me mira y me regala un enorme abrazo. Luego se voltea y le habla a Ada.

—Ada, puedes retirarte, tienes la tarde de hoy libre —ella se quedó mirándonos sorprendida. Se puede ver la curiosidad en su mirada. Luego asiente con la cabeza, toma sus cosas y sale, pero sin antes darle una mirada de apoyo a Laurel.

—Y bien, ¿por qué tardaste tanto? —me mira con los ojos rojos, esperando una respuesta.

—Yo no la puedo dejar con ese hombre. Cuando te fuiste, casi la mata. Primero tengo que encontrar una forma de rescatarla. Sabes muy bien que me quiere a mí. Tú sabes bien por qué —ella asiente con la cabeza. Veo cómo corren lágrimas en sus ojos y empieza a hablar.

—¿La... has... visto? ¿Él... me... ha... encontrado? —casi no puede hablar. Me imagino lo mucho que le duele esto, pero tengo que hablarle de este asunto.

—Escucha bien, él no te hará nada. Todavía no te ha podido localizar. Hiciste bien en cambiarte el nombre y el apellido. En cuanto a mí, él intentó sacarme información, pero hice como si no supiera nada y él cree eso. En cuanto a mamá, no la he podido encontrar. No sé dónde la tiene escondida —asiente con la cabeza. Sé que fue duro para ella alejarse, pero fue lo mejor.

—Pero tranquilízate, presta mucha atención a esta parte. Él me está intentando convertir como él. Sabes que no quiero, pero lo tengo que hacer para encontrarla. Me está vigilando y no quiero ponerte en riesgo. Vamos a hacer esto: si en algún momento me necesitas o estás en peligro, ve a este lugar. Es un lugar secreto, lo construí durante todo este tiempo para poder escapar con ustedes. Toma este dinero y saca un pasaporte. Necesito que estés al pendiente y que no te estén siguiendo —la miro y veo sus lágrimas caer como agua de una cascada. Paso mi mano por sus mejillas, intento limpiarlas para luego decirle:

—Te amo, y no importa todo lo que tenga que hacer, te voy a cuidar y a proteger como tú me cuidaste en aquel momento. No te dejaré sola.

Ella asiente con la cabeza. Le doy un beso, para luego marcharme.

Sé que dolerá, pero, te lo prometo hermana, tú y mamá estarán bien...