Nick es un hombre millonario, exitoso, guapo, y amable, alguien que lo ha tenido todo… Pero su pasado es mucho más gris y profundo que aquella fachada, porque años atrás, luego de perder la memoria, terminó en un orfanato donde la pasó abusos, humillaciones y problemas, pero gracias a la bondad de un hombre que lo adoptó, su vida mejoró. Sin embargo, ¿quién podría imaginarse que, aun así, le faltaba un obstáculo mucho más complicado que enfrentar? El amor llegó a su puerta, de una manera singular e incluso puede parecer incorrecta.
Por otra parte, Jennifer creció como una hermosa joven, que aunque no tenía a su madre, sí tenía un hogar lleno de amor junto a su padre y sus cuatro hermanos adoptivos. Sí, adoptivos, que aunque no tenían un lazo de sangre que los uniera, el lazo de la familia… o del amor, era más fuerte. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
ESTA NUEVA NOVELA ESTARÁ LLENA DE EMOCIONES, PROBLEMAS Y CONFLICTOS… PERO IGUAL QUE EN MIS OTRAS NOVELAS, EL AMOR PREVALECE.
LOS AMO
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Capítulo 1 "Un niño que no sabe ni su nombre"
Abril del 2006
— ¿Qué quieres parásito retrasado? Ahora este es mi lugar, tú lárgate de último antes de que te lance al suelo como la última vez — gritó Dan al pequeño, quien asustado cubrió su rostro con la bandeja y se colocó de último. Era la tercera vez que hacía fila y aún no lograba comer. Como siempre, los maestros estaban demasiado ocupados en su vida, como para preocuparse por un niño retraído que no sabe ni su propio nombre.
—Atención todos— Vociferó aplaudiendo la madre superiora sorprendiendo a todos— esta tarde vendrá un hombre muy influyente que podrá sacar de la miseria alguno de ustedes, deben darle la mejor impresión y con suerte donará dinero para poder comprar al menos comida decente de esta pocilga — Entonces volteó y su vista se encontró con la de él, quien agachó su rostro temeroso. Ella, al ver los golpes en sus brazos, se enfureció
—Ma-madre su-su-superiora —tartamudeó temerosamente al paso que ella se acercó
— ¿Y tú qué diablos haces aquí? ¿Ya terminaste de limpiar los baños de los hombres? Eres la desgracia de este maldito lugar, peor que una peste — le reclamó furiosa, logrando que el pequeño retrocediera temblando hasta chocarse con el borde de una mesa.
— S-s-si se-seño-ra… Lim-limpié todo… yo-yo qui-quisie-ra co-co-comer— Sí, el niño tenía algunos problemas de comunicación, a lo cual la timidez no ayuda. Por eso no tenía amigos y todos se burlaban de él usando a su favor que él jamás podría protestar
—Cállate, no puedo ni imaginar que el señor Monroe te mire. Se iría corriendo si ve a una desgracia retrasada como tú aquí, ni siquiera tienes futuro, apuesto a que terminarás como una rata ladrona o un sucio y mugroso limpia retretes. Lárgate al sótano donde mantienes y habla con los malditos animales que tú siempre cuidas.
— Pe-pe-pero ten-tengo ham-bre. No he-he co-comi-do des-desde ayer.
—No te morirás de hambre por comer uno o dos días. Dan, lleven a este paresito al sótano y asegúrense de que no puede salir de ahí hasta que el señor Monroe se vaya — Dan y sus amigos sonrieron con altivez y bruscamente lo arrastraron por el pasillo hasta llegar al inicio de las escaleras.
—Es-esperen… no-no lo hagan, por-por favor… me da mi-miedo la-la luz — les suplicó intentando forcejear
— Eres patético en tu pobre intento de hablar, papel en blanco. ¿Pero sabes qué es lo más fastidioso de ti? Eres un maldito niño iluso que sigue sonriendo sin importar cuando te maltraten. Eres amable incluso si te muelen a golpes, incluso si te dejan sin comer. ¿¡Por qué diablos aguantas y no te largas!? Sigues siendo molesto con tu patética amabilidad. Date cuenta de que la vida es un maldito infierno, somos niños abandonados, sin hogar, sin futuro, somos la maldita escoria de la humanidad, las sobras de personas que no se molestaron en cuidarnos y si sigues siendo tan débil y torpe, te comerán vivos si alguna vez sales al mundo real. En realidad, te estoy haciendo un favor, rata asquerosa. Ahora sube tú mismo al sótano o lo haré yo mismo y sé que no te gustan mis formas de hacerlo.
— N-no, yo iré solo— susurró mirándolo fijamente y se dio la vuelta para subir, pero a los pocos escalones se detuvo y volteó a verlo de nuevo — Ojalá t-te adop… adopten, sé que si-siempre has querido que al-alguien te quiera— le susurró ante la mirada dura de Dan, sin decir más le sonrió dejando a aquellos tres chicos mudos y sin argumentos. Apretó sus puñitos aún adoloridos y subió las escaleras para encontrarse al final con un frío y oscuro sótano. Incluso si estaban a plana luz del día, aquel lugar estaba tan lleno de cosas que era imposible que la luz entrara, y solamente había un rayo de luz en una pequeña ventana de forma circular donde él se sentaba abrazando sus piernas a esperar que alguien tuviera misericordia y lo sacara de ahí.
Horas después.
Al orfanato entró un carro negro muy lujoso, llevándose la admiración de muchos en el lugar. Los niños estaban emocionados e ilusionados. Tenía la oportunidad de cumplir su sueño: tener una familia, algo que para muchos es común, su día a día, pero que para otros es su más grande anhelo y cada día se aferran a ese sueño que se va volviendo lejano con el paso de los años
—Señor Monroe, este es el lugar —le indicó el chofer al abrir la puerta trasera de donde salió un hombre de traje a la medida. El chofer miró el sitio prácticamente abandonado y con evidente suciedad que preocupado habló —Señor, ¿está seguro de que no reconsiderará ir a un mejor orfanato? Este es el más abandonado de la ciudad, aquí traen a los peores niños, además este lugar ni higiene tiene, quién sabe si los niños no están contaminados
—Mark, si tú estuvieras en un lugar así, ¿no desearías que te dieran una oportunidad? ¿No quisieras un hogar? ¿Odiarías la idea de que nadie viniera a verte solo por cómo es el sitio en el cual estás, verdad?… —El hombre se sintió avergonzado de sí mismo —. Ahí hay más de doscientos niños que anhelan tener una familia, y sueñan con tener una oportunidad en el mundo, pero son pocos los que se la dan porque personas que piensan igual que tú jamás voltearías a verlos. Me conoces, no juzgo por el exterior.
— Lo lamento, señor, crucé el límite con mi comentario, no volverá a pasar— le concedió el asistente avergonzado
—No te preocupes, todos herramos. Pero ten en cuenta recordar que un niño no elige estar en un orfanato, es alguien a quien no se le dio la oportunidad de elegir. Vamos, tengo ansias por conocer con qué niño vamos a comenzar — así, con una sonrisa, entró al lugar.
Al entrar a la sala principal observó con atención a todos. Los niños tenían su mejor ropa, algunos tenían raspones, otros estaban un poco sucios, algunos sonreían ampliamente para ganarse una buena impresión, otros tenían su semblante serio y perdido. Las niñas sonreían de la mejor manera posible y aunque a algunas les faltaban algunos de sus dientes de leche, eran hermosas aun teniendo pocas esperanzas en su mirada. Ahí fue donde Adrián se dio cuenta de que le sería muy difícil tomar una decisión, porque así como le daría esperanza a un niño al adoptarlo, se la arrebataría al resto y los decepcionaría.
Adrián observó alrededor y sintió tristeza al ver las condiciones higiénicas del lugar, olía a suciedad y en época de frío seguramente debían sentir que sus huesos se congelaban… se preguntaba cómo, aun viviendo así, sacaban fuerzas para sonreír.
— Oh, señor Monroe, que placer tenerlo aquí, es un verdadero honor— exclamó la madre superior emocionada estrechando su mano — verá, nos tomamos muy en serio a nuestros clientes, así que elegimos a los mejores niños del lugar, los más inteligentes… en lo que cabe, además de buen aspecto y carácter — dijo con entusiasmo. Adrián, por otra parte, vio aquella cara que ella trataba de ocultar. Ocultando su disgusto, soltó su mano y tomó una distancia prudente.
— Muchas gracias, pero creo que soy lo suficientemente capaz de elegir por mí mismo. Por favor, traiga a todos los niños de lugar, no solo a los “mejores” — dijo con ironía— Por cierto, ¿el gobierno no suele dar ayudas para los orfanatos? Por eso pagamos tantos impuestos, no creí que un sitio donde se cuidan a tantos niños brillantes esté en estas condiciones, no es nada sano
— Recibimos ayuda. Sí… pero son tantos niños que apenas y alcanza para la comida, productores de aseo primordial y cobijas para temporadas de invierno… verá, por eso esperamos tanto que vengan personas como usted y se den cuenta de cómo vivimos. Muchos suelen darnos algo de donaciones, las cuales nos ayudan mucho.
—Oh, ¿es así?… ¿Y puedo saber dónde invirtió TODAS aquellas donaciones de las que habla? Sé de qué tipo de donaciones habla, y mínimo debería haber una mejor estructura en el lugar o un mejor calzado para los niños. Pero por lo que veo y entiendo, puede que la ropa que llevan hoy sea la mejor que tienen —Adrián observó a los trabajadores del lugar, todos guardaban silencio y tenían cierto miedo en su mirada, sobre todo un hombre de un traje de trabajo que tenía una expresión extraña— Traiga a todos los niños y niñas que aún no ha traído, mientras esperamos ¿qué tal si vamos a patio todos a jugar en lo que mi asistente se encarga de traer aperitivos para todos?
Los niños empezaron a festejar con gritos los cuales agrandaron la sonrisa de Adrián, Mark salió a hacer llamadas para comprar mucha comida, ropa y zapatos para los niños y la madre superior no tuvo otra opción que traer alrededor de cien niños más, a los cuales les había prohibido salir, pero entre todos ellos no estaba aquel niño al que apodaban "pael en blanco" ya que no recordaba nada de su vida, nisiquiera su nombre. Él seguía encerrado en el sótano ajeno a todo lo que estaba sucediendo. Era consciente de los festejos de los niños, pero solo podía imaginar sus sonrisas y el motivo de su felicidad
Un rato después alcanzó a divisar por la pequeña ventana de donde entraba la poca Luz cómo todos los niños corrían y jugaban alrededor de un hombre que tenía un traje color azul oscuro. Su corazón se apretujó de tristeza y miró la puerta dejando sus esperanzas al lado. Mientras miraba por la ventana observó con atención que Adrián estaba observando con atención el lugar y por un momento hizo contacto visual con él, pero de los nervios se agachó y recogió su cuerpo abrazándose a sí mismo.
—Mem-me me miró… la ma-madre su-su-superior me va a pegar, me-me va a gol-golpear—el miedo en su interior era tanto que soltó un grito ahogado cuando escuchó un golpe seco en la puerta, pero nadie entró… entonces volvió a escuchar más claramente que alguien tocó la puerta dos veces y la puerta se movió. ¿Alguien la abrió la puerta? A pasos lentos se acercó temeroso de que del otro lado alguien entrara a golpearlo… aunque sería mejor a que entrara el hombre de la limpieza… quien era su peor pesadilla, pero para su sorpresa estaba solo el lugar y en absoluto silenció
Bajó las escaleras con cuidado y lo primero que pensó fue ir a comer aprovechando que los demás estaban jugando, pero notó que había una pelota en el corredor contrario, se acercó lentamente a ella y justo cuando la iba a agarrar escuchó un ruido más al fondo en el corredor que daba al patio de juegos. Observó un carro de juguete, se acercó emocionado a tomarlo, pero antes de poder hacerlo chocó con la madre superior
—¿Y ti que haces aquí? ¿Quién te dejó salir? Ven conmigo rata metiche, vas a arruinar todo — la madre superior lo tomó del brazo con fuerza, él miró a todos lados buscando ayuda, pero todos los niños estaban distraídos jugando y Adrián estaba de espaldas, perdió las esperanzas, pero justo cuando estaban por perderse en el pasillo alguien gritó
— ¡¡¡ Madre superior, ya llegó!!! ¡Y tu, niño sin nombre, porque tardaste tanto, te estábamos esperando! — la voz de Dan retumbó en el lugar logrando que Adrián volverá hacia ellos y la madre superior se detuvo de golpe, no tuvo más opción que voltear y obligarse a sonreír. El estaba temblando sin saber que iba a suceder, pero extrañamente se sintió más seguro, entonces aquel hombre se acercó a ellos y se arrodilló a la altura de él
— Hola, ¿es verdad que no tienes nombre? — Adrián percibió miedo y desconfianza pero eso no le impidio dejar de sonreirle. Lo datalló y vio golpes en sus brazos, piernas y rostro marcado, por lo que le dio una mirada amenazadora a la madre superior — ¿Por qué está tan lastimado? ¿Quién lo golpeó? ¿Esta es la clase de cuidado que usted le da a estos niños? — una pregunta fue tras otra y la presión que la madre ejercía sobre el niño aumentó, causando que él se quejara del dolor y se alejara
— Verá, es que… es un niño muy torpe, está mal de la cabeza, por eso se golpea mucho. A veces lo hemos visto en ocasiones donde se golpea a sí mismo como un demente. Es un caso perdido— se excusó la madre superior, pero antes de poder seguir hablando, Dan llegó hacia donde ellos
— Eso no es cierto, lo que pasa es que él tiene dificultades para hablar —interrumpió abruptamente acercándose hacia ellos—además está golpeado porque… bueno, en realidad fue mi culpa… fui yo quien lo
—No — gritó deteniéndolo— yo-yo me caí… me gus-gusta ir al so-sotano… por eso mem-me caí de-de las es-escale-ras — Adrián sonrió al ver que pese a todo intentó encubrirlo, era obvio que tantos golpean no podían ser de una simple caída de las escaleras, y el silencio de todos era evidente. Aun así sonrió y le siguió al corriente
— Vaya, entonces voy a tener que colocar pasamanos en la mansión para que no te caigas, y tendremos que buscarte un nombre para tu guapo rostro — bromeó sonriendo y por un momento todos se quedaron en absoluto silencio tratando de procesar lo que acababan de oír, parecía un silencio eterno, entonces Dan lo rompió
— Oye, fuiste adoptado. Te eligieron a ti, vas a tener una familia, enhorabuena — codeó al chico perplejo devolviéndolo a la realidad
—¿Yo? ¿Me-me eligió a-a mi señor? Pero… no soy i-i-inte-ligente… soy ton-tonto —se excusó pellizcándose sus brazos
— Nadie es tonto. Algunas personas tienen habilidades diferentes a las de los demás. Te mostraré que, todos decían que Albert Einstein era un loco, pero en realidad tenía una mente brillante. Te ayudaré a solucionar tus problemas, verás que en unos años serás tan imponente e inteligente que será difícil reconocerte. ¿Aceptas venir conmigo?
Titubeó un poco, pero extrañamente Adrián le brindaba seguridad, así que aceptó su mano y la tomó temblorosamente
— S-sí… qui-quiero ir co-con us-usted