- piensas que puede desaparecer por 5 años y dejándome embarazada y creer que tiene algún derecho sobre mi -tu eres mía o de nadie bonita DIANA después de la perdida de su novio diana conoce a Leo un chico misterios que le rompe el corazón y la deja con un regalito encamino Que pasará cuando diana y leo se reencuentren y descubran la verdad
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Capítulo 2 sola en casa
Contenido explícito para mayores de 18
**narra diana**
Intentaba concentrarme en conducir mi auto de regreso a casa, pero no podía sacar de mi mente la conversación que acaba de tener con mi psicóloga.
Flash back
- ¿Diana, por qué estás tan segura de que fue real?
Pregunta mi psicóloga, vestida muy elegante, sentada en la silla de su escritorio, con su libreta en mano.
Yo estaba acostada en el diván, mirando el techo e intentando entender su pregunta.
- Me desperté con una nota que decía bonita, solo hay una persona que me ha dicho así en toda mi vida y es el IDIOTA que rallo mi auto. - Le respondo con cierto enojo en mi respuesta.
-diana las personas sonámbulas suelen hacer cosas increíbles y al día siguiente no recordar lo que pasó— responde ella con total serenidad.
—Primero, yo no soy sonámbula, y, segundo, sí recuerdo lo que pasó.
Le digo completamente segura de que lo que digo.
—¿Recuerdas que tuviste un sueño erótico?
Pregunta ella y una pequeña sonrisa aparece en un rostro y mi cara se llena de vergüenza.
—No fue un sueño erótico—digo tartamudeando cada palabra.
- ¿Cuándo te fuiste a dormir? ¿En qué te quedaste pensando??
Pregunta y anota algo en su libreta.
—¿Eso qué tiene que ver?—preguntó un poco intrigada.
- Hay veces cuando nos vamos a dormir y nos quedamos pensando en algo, solemos soñar con eso.
-No, yo sé que fue real. ¿Está diciéndome que yo, dormida, me toqué mientras estaba dormida pesando un estúpido que me amargo el día y, luego, sonámbula, escribí esa nota??
Le pregunto con ironía y ella me contesta de la misma manera.
—Y tú me estás diciendo que anoche una persona entró a tu casa, y te hizo sucumbir en un orgasmo que ha sido el mejor que has tenido, como dices, y. Luego dejó una nota y se fue. ¿Quién haría eso?
—No lo sé, quizá mi vecina, la señora Rosa— le digo irónicamente.
Ella entre risas me pregunta algo que hace que la seguridad que tenía que lo que pasó fue real desaparezca poco a poco
- no crea que si alguien hubiera entrado a tu casa hubiera hecho algo más que tocarte
El reloj encima del escritorio suena indicando que la sección termino.
Fin del flash back
...****************...
Llegó a casa, entró y en la mesa está sentada mi madre y un hombre clavo de unos 40 años vestido de traje con un maletín encima de la mesa lleno de dinero, me sorprendió bastante al ver todo ese dinero.
- ¿mamá que pasa? Pregunto ya que es lo único que puede salir de mi boca
—Hija es el abogado Gutiérrez.
Es señor, me saluda con un apretón de manos.
-Este dinero me lo acaba de dar el señor, porque vendí la casa de al lado.
No podía evitar sentir dolor, sabía lo importante que era para mamá esa casa.
-¿Qué? Pero tú dijiste que no querías vender.
—Sí, ya sé, pero necesitamos el dinero para tu universidad.
Sentí como si me avían clavado un puñal en el pecho, mi madre se seguía sacrificando por alguien que no vale la pena como yo.
—Mamá, podía haber trabajado para pagarla.
Entre lágrimas le dije, intentando que desistiera de la idea.
-Yo tengo que irme, fue un placer hacer negocios con usted, no podremos estar en contacto porque el dueño se quiere mudar cuanto antes.
El abogado se fue y al salir por la puerta le pregunté a mi madre
—¿Por qué la vendiste, mamá?
- Porque para mí tú eres lo más importante y quiero que termines tu carrera, así que ya está vendida, no se habla más del tema.
Intente razonar con ella, pero me detuvo antes de que pudiera decir algo.
-la comida ya está lista siéntate que ya te Silbo
Mirándola con todo el amor de este mundo, me senté y compartimos de esa comida como nunca lo habíamos hecho antes.
...****************...
me despierto al escuchar el ruido afuera de casa, miro por la ventana y observo cómo entran muebles en la casa que alguna vez fue nuestra.
Observo a varios hombres entrando y saliendo con los muebles, pero me enfoco en uno que llama mi atención. Estaba de espalda y no podía ver su cara hasta que levantó del camión de mudanza una maleta y se dio vuelta para ingresar a la casa. Cuenta de quién se trataba, me entraron ganas de que la tierra me trague.
El IDIOTA que arruinó mi carro
gracias a él tuve que decirle a mi madre mentiras sobre por qué mi carro está así.
El maldito estaba sin camisa y estaba sudado, lo que hizo que por un momento se me olvidara que lo odiaba y sin darme cuenta me estaba pasando los dedos por los labios mientras lo miraba con entraba cosas a la casa.
Cuando me volvió a llegar sangre al cerebro, entendí lo que estaba haciendo, me detuvo de deprisa y cerré las cortinas de mi ventana y me volví a la cama.
Hoy decidí quedarme en casa y no salir, tenía miedo de verlo, aunque sabía que era inútil esconderme si íbamos a ser vecinos, pero aun así me quedé en cama.
Decidí llamar a mi mejor amiga Laura. Por Skay le conté lo del idiota y solo se le ocurrió decir.
- amiga, solo cógetelo y ya.
Para eso está mi buena amiga; para darme concejos malos, es su labor en esta vida.
- ni loca es un estúpido
sonó el timbre de la casa y lo ignoré porque mi mamá estaba abajo; seguro, ella atendería, pero volvió a sonar y me supuse que mi madre había salido.
Me despedí de Laura y bajé hasta la puerta.
- Hola, niña bonita -
Saluda, el idiota de mi nuevo vecino, me miraba con unos ojos perversos y una sonrisa sexi que me hacía poner muy nerviosa.
—¿Qué quieres?
Preguntó irritada y me mira con sus ojos ámbar que prometen hipnotizar a cualquiera que los mire por mucho tiempo.
Esperaba que me dieras otra bienvenida, niña bonita.
Entra mi casa como si fuera suya y se dirige a la cocina. Lo agarró por el brazo antes de llegar a la meseta y me pongo en frente a el
—Si no te vas, te juro que gritaré y mi mamá vendrá y llamará a la policía.
Él sonríe arrogante, me responde la amenaza como si no le importara.
—Tu mamá, se acaba de ir. Me aseguré que ella no esté así, no nos va a molestar.
-¿No nos va a molestar?? Preguntó intrigada al no entender de qué habla.
-a si es que tú le vas a hacer caso a ti amiga y vamos a coger
-¿Sabía que es un delito espiar a las personas?
Le digo muy furiosa y a la vez avergonzada porque seguro escucho todo lo que le conté a laura empiezo a caminar había mi acorralándome junto a la nevera y me miraba a los ojos mientras ponía sus manos en mis senos y se acercaba lentamente hasta besarme apasionadamente su otra mano bajaba por mi espalda hasta mis nalgas las cuales aprestó fuente obligándome apegarme a su pecho lampiño descubierto.
Intentaba pararlo, pero ya estaba excitada. Su lengua invadió mi boca, me levantó la falda y metió sus dedos dentro de mí y lo entraba y sacaba lentamente, torturándome en el proceso tanto, que casi no podía respirar. En segundo me hizo llegar al órgano, no podía controlar mis gemidos.
-ahh
y cuando estoy a punto de volver a llegar al orgasmo, se detiene de repente, dejándome a mitad. Lo miro agitada, pidiendo con la mirada que siguiera, pero él me mira y se va alejando de mí.
-me llamo leo
me dice sonriendo y, a pesar de lo agitada y excitada, entiendo la ironía en sus palabras. Me bajé la falda y me despego de la heladera.
—Vete de mi casa.
Le digo entre enojo y vergüenza, y él sigue sonriendo como si había ganado un premio al mejor idiota del mundo.
- Me voy, pero un concejo cierra bien la puerta porque puede que entre otro desconocido.
Me dice mientras sale por la puerta y cuando ya esté a fuera agarro la puerta para cerrarla y se me ocurre provocarlo de la misma manera.
—Voy a dejar la puerta abierta, ojalá y otro desconocido venga y termine el trabajo. Tú no pudiste.
Su mirada se oscurece y empiezo a entender que fue mala idea decirle eso.
—Mi trabajo lo termino yo cuando se me dé la gana y si alguien intenta hacerlo por mí, no ve la luz del sol al día siguiente.
Su cara era seria, pero mi mente quería creer que su amenaza era una de sus ironías, así que decidí no darle importancia.
Y armándome de valor, lo decidí seguir poniéndole leña al fuego.
-Bueno, tal vez termine el trabajo, yo solita en la cama, tocándome por todas partes.
Intentaba sonar lo más sensual posible y lo conseguí.
-o tal vez llamé a alguien más, porque al parecer el trabajo te quedó grande y lo empuje a fuera, cerrando la puerta en su cara.
Si antes lo odiaba, ahora lo odiaba el doble.
Subía hasta mi cuarto y me metí al baño, abrí la ducha y con todo y ropa me metí debajo del agua fría. Tenía que bajar la calentura que, idiota de leo, me había dejado.
Estando debajo, empecé a sacarme la ropa dejándola caer al piso y empecé a tocarme deslizando mis dedos hasta mi canal. Mis dedos se deslizaban fácilmente por lo mojada que estaba.
De repente tocaron la puerta del baño
- hija está bien
- sí, mamá.
Respondí rápidamente, cerrando la llave de agua, poniéndome la toalla y saliendo rápido del baño hasta la habitación.
- ¿Qué pasó, mamá?
Pregunté mientras sostenía mi toalla, y trataba de encontrar mi dignidad, pero creo que la perdí hace un rato.
- Te escucho hacer ruidos raros. ¿Qué estabas haciendo?
- ¿Estaba cantando una canción, mamá, necesitas algo?
Preguntó para evadir, ella es lo suficientemente inteligente como para saber que estoy mintiendo.
- ¿Voy a salir con dona y mara a tomar un café? Regreso tarde, ¿quiere que te traiga algo???
- No estoy bien, diviértete, te amo.
Mi mamá se fue y mi celular que estaba en la mesita de noche empezó a sonar.
Fui hasta él y vi la pantalla, decía número desconocido, aun así contesté.
LLAMADA NÚMERO DESCONOCIDO
-¿Qué ropa tienes puesta??
Enseguida reconocí la voz era leo
- ¿Qué quieres?
Digo está enojada, me está cansado este jueguito adolescente.
-saber que llevas puesto niña bonita- pude escuchar su risita atreves del celular
-nada absoluto- le contesté para provocarlo más
-¿Quién terminó el trabajo por mí
no podría creer que me había llamado para saber eso, tenía que darle una lección por lo que me hizo.
- Alguien que sí pudo hacerlo.
—Dime su nombre.
Su voz cambió, ahora era sería y me hizo temblar, así que decidí que yo no tengo que darle explicaciones.
-tengo que colgar adiós
Colgué y lo dejé con la palabra en la boca, me puse la pijama y me acosté en la cama.
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Al día siguiente, al despertar por el sonido del despertador, miré a dónde estaba para apagarlo. Vi allí una nota que decía.
eso es de un ñiño de 12 años