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DESTINOS OCULTOS

DESTINOS OCULTOS

Status: Terminada
Genre:CEO / Completas / Mafia / Pareja destinada
Popularitas:4.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Alci Mejia

narra la intensa y misteriosa historia de dos poderosos empresarios en Seúl. Gael Kim, un enigmático y carismático magnate que oculta su identidad, y Jinwoo Lee, un frío y calculador multimillonario con conexiones en el mundo criminal. A pesar de sus diferencias, ambos se sienten atraídos de manera inexplicable tras un primer encuentro. Mientras enfrentan a sus enemigos, Seo-jun y Minji, que buscan separarlos por venganza y ambición, Gael y Jinwoo luchan contra sus propios demonios, descubriendo que sus destinos están entrelazados por algo mucho más profundo que el poder.

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El Encuentro Decisivo

Jinwoo y Gael se detuvieron frente al edificio que había sido indicado como la residencia de Hyun-sik. La fachada desgastada y las ventanas polvorientas le daban un aire de abandono, pero la luz proveniente del segundo piso revelaba que había vida en su interior. Los latidos de Jinwoo resonaban en sus oídos, y sabía que lo que estaban a punto de hacer cambiaría el rumbo de sus vidas.

—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —preguntó Gael, con una mezcla de preocupación y determinación en su mirada. La tensión en el aire era palpable.

—No tenemos otra opción —respondió Jinwoo, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. No solo era su vida la que estaba en juego, sino también la de Gael. Tenían que conseguir la información que necesitaban antes de que Dong-hyun los encontrara.

Con un último suspiro profundo, Jinwoo se dirigió hacia la puerta. Gael lo siguió de cerca, y juntos subieron los escalones que conducían a la entrada. La madera crujía bajo sus pies, y el sonido resonaba en el silencio de la noche. Jinwoo se detuvo frente a la puerta y miró a su compañero.

—¿Listo? —preguntó, sintiendo que su corazón se aceleraba.

—Listo —respondió Gael, su voz firme aunque temblorosa. Sabía que el momento que se avecinaba podría ser mortal.

Jinwoo empujó la puerta, que se abrió con un chirrido, revelando un vestíbulo desordenado. Papeles esparcidos por el suelo y botellas vacías se amontonaban en las esquinas, mientras que una tenue luz iluminaba el pasillo. Jinwoo sintió que el lugar emanaba una sensación de peligro inminente, pero no había vuelta atrás.

—Hyun-sik —llamó Jinwoo, su voz resonando en el aire cargado de tensión. Nadie respondió. Se miraron, y la incomodidad aumentó. Estaban solos, pero algo les decía que no por mucho tiempo.

Avanzaron lentamente, el silencio era abrumador. Cada paso los acercaba más al final de la misión, y Jinwoo sentía la adrenalina fluir en sus venas. Mientras caminaban, las sombras danzaban en las paredes, y la sensación de ser observados se intensificaba.

Finalmente, llegaron a la puerta del segundo piso. Jinwoo tomó una respiración profunda y se volvió hacia Gael.

—Aquí vamos. Mantente alerta —dijo, su voz grave.

Gael asintió y, con un movimiento rápido, Jinwoo empujó la puerta. El sonido de la bisagra chirriante resonó, y se encontraron en una habitación desordenada, donde un hombre de cabello oscuro estaba sentado en una silla, mirando con desdén. Era Hyun-sik, y su presencia llenaba el espacio de una amenaza palpable.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó Hyun-sik, cruzando los brazos. Su mirada desafiaba a los intrusos, y en sus ojos había una chispa de peligro.

—Venimos a hablar —dijo Jinwoo, intentando mantener la calma, aunque su voz temblaba. La tensión era casi insoportable.

—¿Hablar? —Hyun-sik sonrió, pero no era una sonrisa amigable. Era una sonrisa que decía que disfrutaba del juego—. Normalmente, no me gusta que me molesten.

—No estamos aquí para hacerte daño —intervino Gael, alzando la voz—. Solo queremos información sobre Dong-hyun. Sabemos que tienes conexiones, y necesitamos saber qué planea.

Hyun-sik se rió, una risa fría que resonaba en la habitación.

—¿Y qué me hace pensar que hablaré contigo? ¿Qué ganaría yo con eso?

Jinwoo sintió que la frustración lo invadía. Había tratado de abordar esto con calma, pero sabía que el tiempo no estaba de su lado. Dong-hyun podría estar buscándolos, y no podían arriesgarse a perder más tiempo.

—Si no hablas, podría ser muy peligroso para ti —dijo Jinwoo, el tono de su voz más grave. Cada palabra era una advertencia, aunque sabía que no quería amenazarlo directamente. Pero las circunstancias lo llevaban a eso.

—¿De verdad crees que me asustas? —replicó Hyun-sik, su expresión se volvió más desafiante. El ambiente se cargó de tensión.

—No se trata de asustarte, sino de que comprendas la gravedad de la situación. Dong-hyun no se detendrá hasta encontrarte. Si le llegas a decir que nosotros vinimos, estarás firmando tu sentencia —dijo Jinwoo, sintiendo que finalmente estaban acercándose a su objetivo.

Hyun-sik los observó durante un largo momento, y sus ojos brillaban con interés. Había algo en la determinación de Jinwoo que capturó su atención.

—Si lo que dices es cierto, entonces estoy en problemas —admitió finalmente, la sonrisa desapareciendo de su rostro—. Pero necesitaré más que palabras vacías para convencerme de que debo hablar.

—¿Qué necesitas que hagamos? —preguntó Jinwoo, decidido a tomar acción.

—Primero, necesito que consigan un vehículo y aseguren un plan de escape. Después, necesitaremos un tiempo para que pueda prepararme. Si todo va bien, te daré la información que buscas, pero si algo sale mal... —se detuvo, dejando la advertencia en el aire.

Jinwoo y Gael intercambiaron miradas. Sabían que era un riesgo, pero la oportunidad de obtener información sobre Dong-hyun era demasiado valiosa como para dejarla pasar.

—Está bien —dijo Jinwoo, sintiéndose más decidido que nunca—. Consigamos un vehículo. Nos encontraremos aquí en una hora.

Hyun-sik asintió, pero su expresión seguía siendo cautelosa.

—No confío en ustedes, y no les recomiendo que hagan nada estúpido. Este es un juego peligroso. Si me traicionan, no dudaré en hacerles pagar —advirtió, su mirada fría como el acero.

Con un último asentimiento, Jinwoo y Gael salieron del edificio, sintiendo que la presión sobre sus hombros se intensificaba. Ahora tenían que actuar rápido y con decisión. Mientras se adentraban en la noche, sus pensamientos se centraron en el peligro que acechaba y en el riesgo que estaban dispuestos a asumir.

Al salir a la calle, Jinwoo sintió que la adrenalina corría por sus venas. Tenían que encontrar un vehículo que los llevara de vuelta al bar para recoger a Hyun-sik. La ciudad estaba llena de incertidumbres, pero debían mantener el enfoque.

—Esto no es solo un juego —dijo Gael mientras caminaban—. Si fallamos, no solo perderemos nuestra oportunidad, sino que también pondremos en riesgo nuestras vidas.

—Lo sé —respondió Jinwoo, consciente de la gravedad de la situación. No podía permitir que el miedo se interpusiera en su camino.

Ambos se movieron a través de las calles oscuras, tratando de mantenerse fuera de la vista. La ciudad estaba viva a su alrededor, pero ellos estaban atrapados en un mundo de sombras y peligro. Sabían que cada decisión contaba y que cada segundo podría ser crucial.

Finalmente, encontraron un vehículo estacionado cerca. Jinwoo se acercó al auto, sintiendo el impulso de actuar con rapidez. Se aseguraron de que no hubiera nadie a la vista antes de forzar la entrada.

—Esto no es lo ideal, pero tendrá que servir —dijo Gael, mirando por las ventanas mientras Jinwoo encendía el motor.

Con el vehículo en movimiento, se dirigieron de regreso al bar. La ansiedad llenaba el aire, y cada sonido parecía amplificarse en su interior. Jinwoo sabía que estaban a punto de dar un paso en un territorio desconocido.

—Debemos estar preparados para cualquier cosa —dijo Jinwoo, sintiendo que su determinación se intensificaba—. Si esto sale mal, debemos tener un plan de contingencia.

—Lo sé —respondió Gael—. Pero tengo la sensación de que estamos más cerca de lo que pensamos.

Cuando llegaron al bar, se detuvieron en una esquina oscura y observaron cuidadosamente antes de entrar. La tensión era palpable. Jinwoo se giró hacia Gael y le dijo en voz baja:

—Vamos a hacerlo rápido. Necesitamos asegurar la salida.

Entraron al bar y, como siempre, la música resonaba en el ambiente. La luz tenue y el bullicio de las conversaciones les dieron un momento de respiro. Se dirigieron al fondo, donde habían acordado reunirse con Hyun-sik.

Al llegar a la zona de atrás, encontraron a Hyun-sik esperando, con una expresión impasible en su rostro.

—¿Todo bien? —preguntó Jinwoo, sintiendo que la adrenalina aumentaba nuevamente.

—Listo para salir —respondió Hyun-sik, mirando por encima del hombro, alerta. La tensión en su postura indicaba que el peligro estaba cerca.

Jinwoo y Gael intercambiaron miradas. Sabían que era un riesgo, pero la oportunidad de obtener información sobre Dong-hyun era demasiado valiosa como para dejarla pasar.

—¿Dónde está el vehículo? —preguntó Hyun-sik, su voz tensa, mientras miraba hacia la entrada del bar.

—Está estacionado cerca, en la esquina. Podemos salir por la parte de atrás —respondió Jinwoo, tratando de mantener la calma.

—Buena elección. No podemos arriesgarnos a ser vistos aquí —dijo Hyun-sik, su mirada fija en la puerta.

Los tres comenzaron a moverse hacia la salida trasera, sintiendo que el tiempo se les escapaba. Cada paso que daban era un recordatorio de lo vulnerable que estaban en ese momento. La atmósfera estaba cargada de tensión, y el silencio de la noche parecía estar lleno de presagios.

Al abrir la puerta trasera, se encontraron en un oscuro callejón, iluminado solo por la tenue luz de un farol parpadeante. Jinwoo miró a su alrededor, buscando cualquier señal de peligro.

—Rápido, vamos —dijo, haciendo una señal a sus compañeros para que lo siguieran.

A medida que corrían hacia el vehículo, la adrenalina se disparó en sus cuerpos. Jinwoo se sentía más alerta que nunca, consciente de que cualquier ruido podía alertar a sus enemigos.

Al llegar al coche, Jinwoo se metió al asiento del conductor, mientras Gael y Hyun-sik se acomodaban en los asientos traseros.

—¡Rápido! —gritó Jinwoo, encendiendo el motor y poniendo el vehículo en marcha.

Mientras conducía, una sensación de urgencia llenaba el aire. Tenían que llegar a un lugar seguro donde pudieran discutir su próximo movimiento. Las calles pasaban rápidamente por su ventana, y Jinwoo sentía que cada giro podría ser el último.

—¿A dónde vamos? —preguntó Gael, mirando por la ventana, consciente de que su vida dependía de esa decisión.

—Debemos alejarnos de la ciudad por un tiempo, tal vez a las afueras. Hay un viejo almacén donde solíamos reunirnos. Nadie nos encontrará allí por ahora —respondió Hyun-sik, tratando de mantener la calma.

—Suena bien. Pero debemos tener cuidado, no sabemos si nos están siguiendo —dijo Jinwoo, aumentando la velocidad mientras se alejaban del bullicio de la ciudad.

A medida que se adentraban en la oscuridad, la tensión se mantuvo en el aire. La carretera estaba desierta, y solo se escuchaba el ruido del motor y el ritmo acelerado de sus corazones. De repente, el sonido de un motor detrás de ellos rompió el silencio.

—¿Nos están siguiendo? —preguntó Gael, su voz llena de pánico.

Jinwoo miró por el retrovisor y vio un coche que los seguía de cerca. Su corazón se detuvo por un momento, y una ola de adrenalina lo golpeó.

—Sí, ¡aumenta la velocidad! —gritó Hyun-sik, su voz llena de urgencia.

Jinwoo apretó el acelerador, sintiendo la potencia del motor bajo su control. El coche detrás de ellos también aceleró, y la persecución se intensificó. Las luces del auto enemigo iluminaban la noche, y el temor llenó el aire.

—No podemos dejar que nos atrapen —dijo Jinwoo, su voz tensa mientras maniobraba por las curvas de la carretera.

A medida que tomaba una ruta más alejada, el coche de atrás seguía de cerca, pero Jinwoo no se rendiría. Se obligó a concentrarse en la carretera, mientras su mente se centraba en encontrar una salida.

—Mira hacia adelante —dijo Hyun-sik, su tono decidido—. Necesitamos salir de esta.

Jinwoo vio una bifurcación en el camino, y sin pensarlo, tomó la ruta de la izquierda. Los neumáticos chirriaron en el asfalto mientras el vehículo se deslizaba, y la adrenalina lo mantenía alerta.

—¡Toma esa salida! —gritó Gael, señalando a la derecha—. Podríamos perderlos en ese camino secundario.

Sin dudarlo, Jinwoo giró bruscamente, y el coche dio un vuelco en la carretera. Sentía el miedo corriendo por sus venas, pero no podía dejar que eso lo detuviera. Sabía que estaban en juego sus vidas.

A medida que se adentraban en el camino secundario, el paisaje se volvía más desolado. Jinwoo miró por el retrovisor y vio que el coche enemigo se había quedado atrás.

—Parece que lo hemos perdido —dijo Gael, respirando aliviado mientras el silencio llenaba el interior del coche.

—No te relajes todavía —advirtió Hyun-sik—. Dong-hyun siempre tiene un as bajo la manga. Debemos llegar al almacén y asegurarnos de que estamos a salvo.

Después de varios minutos de conducción, finalmente llegaron al viejo almacén. Jinwoo aparcó el coche detrás de un montón de escombros, asegurándose de que no se viera desde la carretera.

—Estamos aquí —dijo, sintiéndose un poco más relajado, aunque todavía tenso por lo que había pasado.

Los tres salieron del vehículo y se dirigieron hacia la entrada del almacén. La puerta crujió al abrirse, y el aire dentro era frío y cargado de polvo. Sin embargo, era un refugio.

—Aquí es donde podemos planear nuestro próximo movimiento —dijo Hyun-sik, mirando a su alrededor—. Necesitamos establecer comunicaciones y reunir a nuestros aliados.

—No podemos quedarnos aquí por mucho tiempo —advirtió Jinwoo—. Si Dong-hyun se entera de nuestra ubicación, podría enviarnos más problemas.

Mientras se asentaban en el almacén, Jinwoo sintió una mezcla de alivio y preocupación. Habían logrado escapar, pero sabían que la batalla estaba lejos de terminar. La misión apenas comenzaba, y la sombra de Dong-hyun se cernía sobre ellos.

Mientras revisaban el lugar y preparaban el plan, Jinwoo no podía evitar pensar en lo que les esperaba. La lucha contra Dong-hyun sería peligrosa, pero estaban decididos a enfrentarlo. Había llegado el momento de luchar por lo que era justo.

La oscuridad de la noche rodeaba el almacén, pero dentro había una chispa de esperanza que comenzaba a brillar. Juntos, estaban listos para enfrentar cualquier desafío, y la alianza que habían formado los haría más fuertes.

Mientras la noche avanzaba, los tres comenzaron a trazar un plan, conscientes de que cada paso que dieran podría cambiar el destino de todos.

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Rojas
estuvo super bonito me encanto 💖
Alci Mejia: gracias
total 1 replies
gladymar oviedo
Excelente
Anonymous
Muy bonita historia con muy buena redacción
Alci Mejia: gracias
total 1 replies
Rojas
super
Rojas
me facina
Alci Mejia: gracias por leer mi novela
total 1 replies
Rojas
muy buen trabajo me encanta/Drool/
Rojas
muy interesante
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