Anastasia alegre, espontánea y feliz... En su segunda vida conocerá al Gran General, un hombre recto, estricto y de pocas palabras.
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Al día siguiente desperté como si no hubiese pasado nada, cepillaba mi cabello tranquilamente, cuando una de mis doncellas me avisa que hay un joven esperándome
- pero tú sabes lo que hay que decir, que no estoy disponible o que no quiero verlo o que me siento enferma, inventa lo que tú quieras.
- eso iba a ser mi lady, pero el joven dijo que era su soldadito.
[¡maldición! qué hace ese soldadito tan temprano y en mi casa, bueno, no tiene pruebas gracias a Dios en esta época no hay celulares, primera vez que doy gracias a Dios porque no hay tecnología]
- Dile al joven que bajo en unos minutos.
[Haré esperar al soldadito, que se cree por venir a cualquier hora, elegí un lindo vestido, me probé otro, elegí mis zapatos, peine nuevamente mi cabello, me hice un maquillaje suave natural y bajé a una pequeña pérgola, ahí estaba el soldadito esperándome, al parecer nuestros sirvientes se habían esmerado en atenderlo y es que era la primera vez que aceptaba ver a alguien.
- Buenos días ¿joven?
- Alexander Aragón. Buenos días Lady Hamilton.
- Joven que lo trae por aquí
(susurrando) - usted sabe bien porque he venido
(susurrando) - no, no lo sé
(susurrando) - me dice eso usando la pulsera que le regalé en su cumpleaños y que ayer, usted uso...
El joven Alexander no terminó de hablar cuando un panecillo se coloco en su boca
- Creo que está confundido soldado, ayer estuve en la mansión, toda mis doncellas pueden acreditarlo, incluso saludé a mi padre
(susurrando) - eso es imposible Usted lo sabe (susurrando) - será mejor soldadito que se mantenga alejado de mis asuntos. (susurrando) - Usted cree que entrar a esos lugares es como una fiesta de té, usted no conoce el mundo, no sabe lo que le podría pasar
(susurrando) - soldadito usted no me conoce y nadie le está pidiendo su ayuda ni su protección
(susurrando) - sabe cuánto afectaría al reino que la hija de uno de los más grandes Duques sea relacionada a ese tipo de lugares, se debilitaría el poder comercial, acarrearía decenas de problemas, pero usted solo piensa en sus juegos por la noche.
(susurrando) - ahorrese los sermones soldado
(susurrando) - es que acaso no se da cuenta, si yo la pude descubrir podría hacerlo cualquier otro
(susurrando)- eso no va a volver a pasar
- me aseguraré de que así sea
- usted no se asegurará de nada, porque no tiene nada que ver con usted.
- mire lady Anastasia aún no olvido los golpes que me dio
- merecido se lo tenía acaso le parece motivo de orgullo entrar a los camerinos de las artistas
- ¿artistas? por favor todos saben que esas mujeres...
- cuidado con lo que va a decir Aragón, porque me voy a olvidar de dónde estamos y de quién soy..
(alzando la voz) - ahi viene uno de sus hermanos
- General Aragón, buen día no sabía que se conocían con mi hermana
- ¿General?
- claro Ani no sabías que el General Aragón es uno de los más condecorados y jóvenes en la historia del reino.
- Digamos que esas medallas son porque cuando tengo algo en la mente no se me escapa.
- Wow general más parece un Villano
- sí lo soy para los que no hacen lo correcto.
- ¿lo correcto?
- a los ojos de de Dios y el reino.
(susurrando) - qué tipo tan aburrido y cuadrado
(susurrando) - la escuché mi lady
(susurrando) - por eso lo dije
- bien los dejo para que terminen el desayuno. Annie están listas las cajas de licor que pediste para mandar al extranjero de regalo.
- sí prepararé todo para su embarcación.
(susurrando) - así que de su familia nadie sabe y aún así les miente es usted terrible Lady Hamilton
(susurrando) - puedo ser peor, así que no se atreva a meterse con mis negocios
-¿negocios? Así que no es solamente una cantante ocasional, es un negocio, asumo entonces que debe ser usted el socio misterioso del señor Ciro
- no, no es así.
- Para ser alguien que tiene dos vidas eres bastante mala mintiendo, Annie.
- No me digas así, solo mis hermanos y mis padres me llaman así, usted dígame Lady Hamilton escuchó soldadito.
(susurrando) - Lady Hamilton voy a descubrir tus planes y no voy a dejar que arruines el ducado, el comercio del reino solo por un capricho.
(susurrando) - Soldadito Aragón eso lo veremos.
- bien
- bien.
Ambos fingiendo cordialidad se despedían y salían de La pérgola cuando se encontraron con la madre de Anastasia.
- Buen día Madame
- qué sorpresa general Alexander
- sí ya iba de salida un gusto en saludarla
- Pero antes de irse permítame invitarlo a nuestro banquete de la cosecha
- madre estoy segura que el general tiene cosas más importantes que hacer
- Pero hija, es muy extraño que tengas amigos permíteme invitarlo
- claro Madame Hamilton será un honor acompañarles
- viste Anastasia no seas tímida
- sí lo que he conocido de Lady Hamilton es muy tímida realmente una señorita muy tradicional
- ¿sí? sí, bueno qué bien, qué piense eso, nos vemos mañana en la noche.
- entonces así será Madame, mi lady
El general se marchó de La Mansión dejando a una Anastasia completamente furiosa.
[Ese soldadito debe tener un precio, todos lo tienen debe haber alguna forma de que no le cuente nada a nadie y que no siga descubriendo cosas]