¡Promesas! Promesas que se vuelven tristezas... El amor no se basa de un día..
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Capitulo 2
Nunca creí que el amor sea realmente mágico, ¡mi abuela siempre decía que cuando comienzas a creer que no existe, siempre llega alguien que te hace ver todo lo contrario!
Soy una simple mujer que no es bendecida con la riqueza de muchas, pero si con la gracia que muchas no tienen, me llamo Akira Lahos o Kira como me dicen muchos de cariño, soy la hermana mayor de dos pequeños, tengo 23 años y no he podido ir a la universidad, me gusta cantar y cuando lo hago me hace sentir viva, toda mi vida he vivido en este bosque mágico como lo dice mi abuela, porque según aquí se esconde la magia, pero eso solo son leyendas antiguas, soy muy feliz en este lugar, no hay nada como la paz que te da la naturaleza, conozco cada esquina del bosque, pero mi parte favorita de aquí es la pradera donde yacen variedades de flores, cada día y sin falta voy por un par de flores y me pierdo en el recuerdo.
Hace muchos años conocí a un niño, su estilo elegante lo hacía ver como un caballero de los cuentos de hadas que tanto me los contaba mi madre; el me hizo una promesa que no cumplió, muchos fueron los días en que lo espere en aquella puerta, hasta que un día la cerraron con concreto, entonces supe que jamás volvería, el único recuerdo que se me quedo de aquel niño es su nombre SEBASTIAN y su pulsera, con el paso de los años su recuerdo se fue esfumando.
No lo culpo de haber faltado a nuestra promesa, quizá tuvo algo más importante que hacer, así que conservo su recuerdo en mi corazón y su pulsera se ha vuelta muy preciada y muy valiosa para mí, siempre la llevo conmigo por si algún día nos volvamos a ver y me reconozca por medio de ella y entonces haré que cumpla con su palabra y solo así la devolveré.
Mi madre quien padecía una enfermedad catastrófica falleció dos años después, dejándonos a mí y a mis dos hermanos pequeños al cuidado de mi abuela, de mi padre nunca más volví a saber, ya que nos abandonó cuando mi madre enfermo, quizá no le gustó la idea de cuidarnos y ser responsable con sus obligaciones.
Mi abuela quien es una mujer muy dulce, nos ha cuidado sin importar cuan cansada se sienta, apenas pudo darme el colegio, ya que nuestras posibilidades económicas no me permite pagar una universidad, por esa razón hoy me encuentro trabajando para una familia muy amable, soy muy buena en los quehaceres, me encargo de la limpieza como de la comida, en este poco tiempo me he ganado el cariño de las demás sirvientas que son como mis hermanas, menos para una que se cree superior a nosotras, pero eso no me impide que haga mi trabajo.
Hoy nos han comunicado que deberíamos prepara la casa y el jardín para dar la bienvenida al joven de la familia, quien regresa del extranjero después de muchos años, para hacerse cargo de las empresas de su familia, bueno eso se dice a voces entre todas las compañeras.
El señor Diego y su esposa son unas personas muy buenas, en especial la señora Valentina, quien me dado la bienvenida a esta casa y se ha preocupado por hacerme sentir bien, aunque sea cada vez que viene a visitar a los señores.
Hoy por alguna razón mí corazón no ha dejado de latir muy rápido, mis nervios estan a flor de piel, quizá sea por la llegada del joven amo o por hacer algo mal y sea despedida, en fin trato de calmarme.
La barbacoa pronto estará lista por lo que debemos apurarnos a servir la mesa, pero mis nervios y mi corazón volvieron hacer de las suyas y más cuando tuve que servirle al joven, quien no me quito su mirada de encima, en especial al momento de servirle su comida que por accidente lo toque y mi cuerpo se paralizo con solo sentir su rose, su mirada intimidante se cruzó con la mía y algo extraño surgió en mí, sentía como si ya lo hubiese conocido antes, esos ojos azules intensos que se me hicieron muy familiares, quizá este loca, pero me recordó a alguien, quizá sea una mala pasada de mis nervios, en fin el deber me llama, debo poner mis pensamientos por otra parte, que el trabajo es lo que más necesito.
Los días como semanas pasaron y esa sensación de querer volver a verlo me invade, se que estoy loca por pensar en alguien a quien no conozco pero mi cabeza no entiende de razones y hace lo que quiera, muchas veces me digo a mi misma, ¡Ya basta, no pienses en alguien como él! Pero como les digo no entiende razones.
Perspectiva de Akira