James Jones, J.J es un hombre guapo, orgulloso y sexy, hijo único de la famila más rica y poderosa de la ciudad. Acostumbrado a tenerlo todo al precio que sea.
Casandra Howell una joven sencilla, tímida, y solitaria, enamorada desde niña en secreto del joven Jones quien era diez años mayor que ella. Pero Casandra creció con problemas de autoestima debido a que de niña fue obesa, y su hermana mayor Monique en cambio si era una auténtica belleza.
El destino de Casandra pondrá su voluntad a prueba cuando, un día se despierta en la habitación de un hospital y le informan que fue drogada y abusada sexualmente.
Alguien le había robado su virginidad y su inocencia. Y ella no recordaba nada.
Cómo pudo ese encuentro de una noche cambiarlo todo?.
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Capitulo II
A Casandra no le hacia mucho ilusión asistir al baile anual de mascaras, todos los años anteriores procuraba tener una buena excusa para no tener que asistir.
Como todos los años desde que tenía memoria la familia Jones, una de las familias más ricas y poderosas de la región, daba el tradicional festival para dar inicio al invierno, lo que significaba el fin de la cosecha, y abría las puertas de su increíble mansión señorial, casi palaciega, para que los habitantes del pueblo disfrutarán de una noche mágica en los jardines imponentes de la propiedad, un laberinto clásico con paredes formadas por setos.
El baile anual de máscaras era lo más acontecido que pasaba en el pequeño pueblo de Snowfiel, ubicado en las montañas de Oregón, era una localidad de vinicultores, con viñedos de vino a lo largo y ancho de la región, eran productores del mejor vino merlot jamás probado en el mundo, gracias a su suelo fértil.
Casandra quien había estado enamorada desde que era una niña de James Jones o J.J como le llamaban sus más cercanos amigos. No le hacia mucha ilusión asistir a la casa de su príncipe de juventud a ver como todas las chicas casaderas del pueblo se desvivian por darle sus atenciones. Mientras que ella solo se tendría que conformar con verlo de lejos y seguir teniéndolo en sus sueños cada noche, pues sabia que James estaba muy por encima de ella, quien era solo una chica de familia humilde que había pasado toda su adolescencia siendo la hermana pequeña y gorda de Monique, la chica más bella y más popular de la región.
Casandra estaba sumida en sus pensamientos detrás del mostrador de la librería donde trabajaba, cuando entró su hermana mayor Monique junto a su séquito insoportable constituido por Linda Watson y Barbara Reint, las tres eran inseparables desde la secundaria y ahora de adultas lo seguían siendo. Ella no entendía como había durado tanto esa amistad. Monique era su hermana y rara vez congeniaba o casi nunca lo hacían.
A su hermana mayor el tiempo la hizo muchas más bella, al igual que mucho más insoportable, pero aún asi; muchos hombres la deseaban, tenia muchos pretendientes que se desvocaban por llenarla de atenciones, pero a ella al parecer no le interesaba ninguno, a su hermana solo le gustaba ser el centro de atención y su hobbie era coquetear con uno y otro sin parar. Monique sabia lo bella que era, creció escuchándolo, estaba consiente de ello.
Ella había heredado la belleza de su madre, era rubia, su cabello lacio sedoso y brillante, era alta, de ojos azul claro, de figura esbelta. En cambio Casandra había heredado los rasgos de su padre, su cabello era de color rojizo lleno de rizos rebeldes que le caían descuidadamente hasta la cintura, sus ojos grandes eran de color gris oscuros, tenía pestañas tupidas lo que hacia que sus ojos fueran aún mas llamativos, labios gruesos, y ya no era la niña obesa, ahora tenia bonitas curvas, aunque ni ella misma fuera consiente de ello, ella estaba agradecida de que la pubertad hubiera sido generosa con su piel. Aunque le hubiera gustado tener el cabello tan rubio y lacio como su hermana Monique y ser tan sociable como ella, que siempre andaba rodeada de amigos
En cambio Casandra siempre estaba sola, no tenia amigos, con la única persona con que mantenía alguna conversación interesante era con su jefa la señora Rose, quien era la propietaria de la única tienda de libros que existía en el pueblo y en la que ella trabajaba desde antes de graduarse de la preparatoria.
Ella había solicitado una beca para la universidad, pero solo le habían aprobado media beca, por lo que había tenido que ahorrar cada centavo que ganaba para costear sus estudios. Monique en cambio solo se burlaba de sus intentos por conseguir un título universitario, ella decía que su plan de vida era casarse con un hombre rico que la mantuviera, y le diera todos los lujos que ella se merecía. Monique era cinco años mayor que Casandra quien apenas acababa de cumplir veinte años, y aun dependía de sus padres, ni hacia el intento de buscar un trabajo para ayudar con los gastos de la casa.
_ Me enferma verte, siempre tan aburrida_ le dijo Monique a Casandra, sacándola de sus cavilaciones_ Pero dice mamá que te recuerde que esta noche si debes asistir al baile, quiere presentarte a un pretendiente, como si eso fuera posible _ se burló su hermana y su séquito la siguió con risas_ y quiere saber como será tu disfraz.
_ Hola Moniq, me alegra de verte también. Hola chicas _ saludo la joven sarcásticamente_ dile que si iré, y ya le había dicho que iría de la Diosa afrodita _ dijo señalándole el disfraz que tenia colgado a su espalda, era un hermoso vestido rojo con un antifaz brillante a juego con el vestido.
Las amigas intercambiaron miradas complices y se rieron por lo bajo, lo que Casandra no entendió.
_ De dónde lo sacaste de una tienda de antigüedades_ se burló Monique.
_ Si lo que digas_ le dijo ella a su hermana, quien ya estaba acostumbrada a sus burlas y criticas.
_ En fin ya cumplí con darte el recado_ dijo Monique y salió de la tienda seguida por sus amigas.
_ Muy considerado de tu parte_ le gritó la chica pero su hermana ya había cerrado la puerta y no pudo escucharla.
La joven llegó a la mansión Jones ataviada en su hermoso disfraz de la diosa del amor Afrodita, el antifaz le cubría todo el rostro, se había recogido el cabello en un moño alto, dejando al descubierto la espalda, haciendo que su silueta fuera más sensual, sus tacones hacían que ganara algo más de estatura lo que le dio mas seguridad. El lugar ya estaba atestado de gente, las personas bebían y bailaban animadamente. Ya eran pasadas las diez de la noche, por lo que hacía un buen tiempo que había comenzado la celebración. No había tenido intención de ir realmente, se había refugiado en el inventario de la tienda, pero a última hora la señora Rose la persuadió de asistir.
Asi qué; allí estaba ella entre las sombras, en un rincón de la estancia para no llamar la atención. No quería toparse con su hermana Monique ni con su séquito insoportable, y muchos menos quería afrontar los vagos intentos de su madre para encontrarle un marido; y así ella desistiera de la idea de ir a Carolina del Norte a estudiar en la universidad, ya tenia suficiente con tener que estar en la mansión de los Jones donde seguramente se encontraría con su amor platónico y amor imposible. James Jones.