 
                            La General vuelve al pasado decidida a cambiar el futuro de su reino..
El mundo mágico también incluye las novelas 
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para  Lilith
3) La identidad secreta del duque 
4) Revancha de época 
5) Una asistente de otra vida 
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora 
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi 
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa 
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
23) Ya te olvidé
24) Dulce Prisión
25)Secretos de una poción 
26) La venganza de Leia
** Todas novelas independientes **
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Revivir
La tarde caia lenta sobre el campo, el humo y la sangre se mezclaban en el aire como si el cielo mismo llorara con ellos..
al centro del desastre, entre cuerpos y lanzas rotas, estaba Alexandra Aragon, la gran general del reino Aragon, sin magia, una mujer de cabello largo castaño oscuro, la piel clara marcada por el sol de las campañas, ojos azules que alguna vez habian hecho temblar a los soldados solo con una mirada, tenia 25 años pero el peso de mil batallas la hacia parecer mayor, su armadura estaba rota en el costado, la sangre manaba lenta, tibia, manchando la tierra
[maldita sea... por que no pedi ayuda...]
un soldado joven cayo a su lado, con los ojos aun abiertos, como si esperara una orden que ya no llegaría..
—mi general... retroceda... aun puede salvarse... —dijo antes de exhalar su ultimo suspiro
Alexandra cerro los ojos con fuerza, las lagrimas corrian por su rostro manchado de polvo..
Alexandra: no... no queda nada que salvar...
se escuchaban los gritos a lo lejos, el enemigo ya los rodeaba, el estandarte del reino de Aragon yacia caido en el barro, roto
[si tan solo... hubiera aceptado su ayuda... podría haber rogado o esperar refuerzos]
su orgullo la habia traicionado..
trato de incorporarse, apoyandose en su espada, pero el cuerpo no respondia, la herida era profunda..
Alexandra: no lloren por mi... morimos luchando... por el reino...
uno de ellos, un viejo compañero de batallas, se arrastro hasta ella..
— general... fue un honor...
Alexandra: calla idiota... el honor no sirve de nada cuando todo se pierde...
el cielo se torno rojo, como si el sol mismo ardiera de rabia, y el viento levanto el estandarte caido, dejandolo ondear una ultima vez..
Alexandra: padre... madre... lo siento...
la espada se le resbalo de la mano, el sonido metalico retumbo entre los ecos de la guerra
Alexandra: al menos... morire... siendo quien soy...
mientras una lagrima se perdia en la tierra manchada de sangre..
el frio se le metia por las heridas abiertas, el ruido de la batalla se iba apagando como si el mundo se alejara de a poco, apenas respiraba, la sangre tibia le empapaba el pecho y el barro le cubria las manos
cerro los ojos, y entonces los recuerdos llegaron como cuchillos
[yo... siempre tuve que hacerlo sola... ]
recordo cuando era niña, cuando su padre le gritaba a los soldados que no lloraran, que no pidieran ayuda.. para terminar la tarea, y ella se lo creyó, se lo grabo en el alma
—no necesito a nadie... puedo hacerlo sola —se escucho a si misma diciendo en mil momentos—
la primera batalla ganada, el consejo del reino que la aplaudia, y ella alzando la espada, mirando a todos con esa sonrisa fria de quien no quiere mostrar debilidad
—tonta... —murmuro mientras una lagrima le caia por la mejilla— tanta fuerza... para terminar sola...
recordo cuando su segundo al mando le ofrecio apoyo y ella lo rechazo
recordo cuando los estrategas insistieron en esperar refuerzos y ella, con el orgullo ardiendo, respondio:
—no necesito ni un soldado mas, con los mios basta
y ahora los suyos yacian muertos a su alrededor, hombres y mujeres que confiaron en ella, que la siguieron hasta el fin
—por que fui tan ciega... —lloro con los dientes apretados— por que tuve que demostrar que era fuerte...
el viento le movio el cabello, mezclandolo con la sangre seca
los sonidos se apagaban, solo quedaba el eco de su llanto
—si tan solo... hubiera pedido ayuda... —susurro— no estaria mirando morir a los que creyeron en mi...
su respiracion se hizo corta, el dolor se volvia lejano, y aun asi las lagrimas seguian cayendo
—fui... una tonta orgullosa... —dijo apenas audible—
en su mente vio los rostros de sus soldados riendo, de los amigos que habia perdido, del consejero que le habia advertido
—perdonenme... —sus labios apenas se movieron—
un ultimo suspiro, un sollozo ahogado, y la gran general Alexandra Aragon, la mujer que quiso cargar el mundo sola, murio llorando, comprendiendo demasiado tarde que su fuerza habia sido su condena.
el silencio era tan grande que hasta su respiracion sonaba ajena, miraba a su alrededor, no habia nada, ni luz ni oscuridad completa, solo un vacio sin principio ni fin
—donde estoy... —murmuro, su voz se perdia como si el aire no existiera
no sentia el peso de la armadura, ni el frio de la muerte, ni el ardor de las heridas que antes la consumian, solo un cansancio profundo, un sueño sin fin
no sabia cuanto tiempo paso ahi, podia haber sido un segundo o mil años, todo era igual
hasta que, de pronto, algo cambio
un sonido leve, un latido, una brisa tibia...
abrió los ojos y el techo familiar apareció sobre ella, las cortinas viejas moviendose con el viento, el olor del incienso del castillo...
—no... no puede ser... —dijo incorporandose de golpe, jadeando— esto... esto es mi habitacion...
sus manos estaban limpias, sin sangre, sin cicatrices, el espejo frente a la cama mostraba su rostro joven, sin las marcas de la guerra
se levanto tambaleando, toco la pared, el suelo, las sabanas, todo era real, solido
—esto no tiene sentido... —susurro mirando sus manos— yo... mori...
salio corriendo al pasillo, las criadas la saludaban, los soldados hacian guardia, nadie parecia haber notado nada extraño
un soldado joven la miro sorprendido— general? que hace despierta tan temprano?
ella lo quedo mirando con los ojos muy abiertos, ese soldado... habia muerto protegiendola
—tu... estas vivo... —balbuceo
—vivo? claro que si, por que no habria de estarlo? —respondio el soldado riendose
alexandra sintio que el corazon le latia con fuerza, la mente le giraba
—entonces... volvi... —dijo en voz baja, apenas creyendolo— antes de la guerra... antes de todo...
se acerco a la ventana, el amanecer bañaba las torres del castillo con una luz dorada, el estandarte del reino ondeaba firme
y por primera vez en mucho tiempo, lloro sin miedo, no de dolor sino de algo que parecia esperanza
—entonces... que empiece de nuevo... —dijo con una sonrisa temblorosa, mientras el sol se alzaba sobre el reino que aun vivia.
 
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                    