De una manera misteriosa, Serena y su amiga terminan en un mundo diferente al suyo, y ambas toman cuerpos distintos al suyo.
Serena es la Omega despreciada, mientras que su amiga Katia es una sirvienta de la mansión.
Ambas tendrán que sobrevivir, y ser débil no será la manera.
Las tienen el mismo objetivo, vengarse, salir adelante y también tener un marido.
Todo estaba claro para ellas, pero sin querer, ambas terminan metidas en las vidas de quienes menos imaginaban.
¿Qué puede salir mal en un mundo desconocido?
Acompañame a descubrirlo
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Planes
Dos horas habían transcurrido desde que Leyla y su gente abandonaron el ducado, llegando así a la ciudad más cercana a la capital.
Allí, continúan con su andar, y el cochero al conocer el área, llevó a Leyla a una posada y allí, mientras ella se instalaba, el hombre iba a comprar el carruaje. El otro cochero que los llevó regresó a la mansión, con una recompensa de manos de su señorita.
Ya después de pagar la posada, Leyla y su amiga se acomodan en una habitación.
Estando allí deciden hacer planes juntas, y creen que lo mejor sería dedicarse a la exportación de productos agrícolas, ya que no pueden abrir un bar siendo mujeres.
En esa época la gente le daba más importancia a lo que dicen las personas de ellos que otra cosa.
—Aquí la gente es muy lamentable, no pueden simplemente vivir sus vidas como les guste, qué aburrido es vivir en este mundo— dice molesta Katia.
—Debemos de pensar bien qué hacer, este mundo está lleno de personas malas, y nosotros tenemos que ver cómo salir adelante— expresa Leyla.
—Prefiero pedir limosna a ser una sirvienta, no sé cómo no reencarne en una mujer rica e influyentes, bueno, rica si estoy, soy un mujerón, pero estoy jodida, soy más pobre que un mendigo— se queja Katia y Leyla se ríe.
—¿Quién dice que no podemos ser mujeres exitosas? Ten fe, ya verás que no irá bien, tenemos la magia de nuestro lado, y también una buena plata— la alienta Leyla.
—Bueno, en eso tienes razón, veremos que no tiene el destino, también esperemos a ver si también nos mandan dos buenos machos, de esos que te quitan hasta la miseria— dice ella y se ríe.
—Aquí no existen los mafiosos, ni los grandes empresarios todo aquí se basa en los títulos, cuando menos ambas solo tendremos maridos normales, no de esos que son influyentes— expresa Leyla divertida.
—No importa, mientras tenga una buena anaconda entre las piernas, con eso está bien— dice esta para luego reír con burla.
Leyla le da un codazo en el costado, el cual le hace quejarse.
—Oye, aquí no existen las máquinas para detectar las enfermedades de transmisión sexual, no te puedes acostar con un hombre solo porque aquel tenga una buena anaconda entre las piernas, no funciona así— dice ella y le topa en la cabeza a su amiga loca.
—Lindura ¿por quién me tomas?—pregunta ella un poco ofendida y dolida.
—Te conozco, por eso lo digo— asegura Leyla
—Bueno, que sea lo que el destino quiera, pero a mí que me manden un buen macho, para ti uno también, todo malote y rudo, y que de paso te haga feliz —dice Katia y Leyla estaba de acuerdo.
—Está bien, mejor vamos a dormir, mañana será un gran día— asegura Leyla y ambas hablan de algunas cosas, entre ellas arruinar la reputación del duque. Para nada sería una venganza ideal, si el hombre no cae en la desgracia.
Después de un tiempo de hablar de sus planes macabros y malos, ambas se turnan para bañarse y luego se van a la cama.
*****
Al día siguiente, las dos amigas se levantan temprano, y se van a la planta baja, en donde las espera el cochero, quien tenía un coche para emprender la ida.
Ambas, después del desayuno, le piden al cochero que las lleve a una tienda; allí compran bufandas y pelucas para disfrasace. Luego de eso, Leyla y Katia se paran cerca de una tienda muy concurrida y ambas comienzan a hablar en voz alta.
—Oye Lina, mi prima la sirvienta personal del duque, me contó que en el día de ayer su hija menor, la Omega que ellos tantos desprecian, los salvó de la ruina en la que estaban, aquella pobre Omega durante años ha sufrido en manos de esa familia, supuestamente por ser débil, y ahora resulta, que la Omega tiene más poder mágico que sus hijos mayores, ella fue quien curó las tierras del duque Ortega — dice Leyla y «Lina» decide echarle leña al fuego.
—De verdad que existen personas malas, una persona no puede ser valiosa solo por su poder mágico, supongo que esa pobre niña ha sufrido mucho en manos de su familia— expresa descontenta «Lina»
—Supones bien, mi prima dice, que ella es más hermosa, y que tiene parecido a la difunta duquesa, pero aun así, aquellas personas la tratan como una basura, y mira que irónica situación, ella salva a su familia abusiva, yo en su lugar, no hubiera hecho nada y los dejo que se mueran todos, pero cada cabeza es un mundo, además, mi prima me confesó, que tiene planes de dejar ese trabajo, porque el duque tiene negocio ilícitos por ahí y por allá— expresa Leyla y ambas comienzan a caminar.
Aquella conversación fue escuchada por algunas personas chismosas, las cuales comenzaron a especular mal del duque y sus hijos.
Cuando el mediodía llegó, aquel chisme se regó como pan caliente, llegando a más rincones del imperio.
La gente decía que aquella familia era unos delincuentes, los cuales no solo eran malas personas con aquella Omega que lo salvó de la ruina, sino que también se han enriquecido gracias a sus negocios ilegales.
Algunas casas nobles donde se practican los buenos valores, ya tienen conocimiento sobre el asunto, y ese mismo día solicitaron una audiencia privada con el emperador, sin saber que este era igual que el duque y también era socio.
Ellos en cuanto se le dé aviso de que ya pueden ir al palacio para ver a su majestad, le dirán sobre los chismes, para que investigue sobre ese hecho.
Mientras esto acontecía en el imperio, nuestra Omega y su grupo iban camino a su destino, pero un grupo de personas con ropa extraña les detuvo.
Desde afuera el cochero les grita.
—Niñas, no salgan del carruaje— dice el señor Héctor, pero las dos jóvenes salen del carruaje solo para ver al coche siendo golpeado por uno de esos hombres. Es claro que son delincuentes, o porque más le harían daño a una persona mayor.
Uno de ellos que alcanzó a ver a las dos jóvenes, dice con malicia.
—Miren qué belleza, por estas jóvenes nos darán una fortuna, y más aún por la perra del grupo— expresó aquel hombre, lo último hizo referencia a Leyla.
Los compañeros de aquel hombre se ríen y unos cuantos salen de dónde están, para sostener a las dos jóvenes.