Andrew Quintana, es un hombre de treinta y cinco años. Guapo, alto de muy buen ver, pero sobre todo millonario, tiene una reputación impecable. Muy pocos conocen a lo que realmente sé dedica, detrás de esa figura intachable, se esconde un verdadero hombre despiadado sin el más mínimo sentimiento, los que realmente lo conocen saben de lo que es capas, de hacer cuando se meten con él.
En una persecución, tratando de atrapar a su peor enemigo, recatada a una chica que lo hará perder la cabeza, poniendo su vida y su casa patas para arriba.
Acompañame en está nueva historia, a descubrir de que es capas de hacer este hombre y quienes la chica que lo hará perder la cabeza.
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capítulo. 14 Recuperándome
Esta grave Amanda, es lo único que te puedo decir.
Cuando esa mujer escucho lo que el loco está grave, vi como los ojos se le llenaron de lágrimas, en verdad esa mujer está enamorada de él. Pero porque él la trato de esa manera, quien entiende a la gente.
Es mejor que yo me mantenga al margen de todo esto, en cuanto yo me pueda ir lo haré sin mirar a tras
Así pasaron varios días, él seguía inconsciente, yo no había pasado a verlo, pues no me atrevía hacerlo, pero esa mañana vi que entró Luis, y me fui tras de él. ¿Cómo sigue tu amigo?
Ernesto dice que está un poco mejor.
Eso quiere decir que se va a salvar.
Bueno, si y no.
No entiendo Luis.
Todavía no está fuera de peligro, hasta que recupere él conociendo, estará fuera de peligro.
Pues al parecer lo que decía Luis era cierto, pues el loco estaba conectado a varios aparatos, estaba más pálido que un muerto, me acerque para verlo, se veía como si estuviera durmiendo.
Luis enseguida comenzó a ponerle unas compresas húmedas, para bajarle un poco la fiebre que aún tenía.
Después me dijo que yo tenía que hacerlo que porque él tenía que irse a la empresa. Y yo porque tengo que hacerlo, ese no es trabajo mío.
Pero tú eres mujer y sabes como hacerlo.
Ash. Te pasas Luis, con lo bien que me cae tu amigo.
Vi que Luis se comenzó a reír diciendo. No me digas que no lo quieres hacer, si tú eres su prometida.
Tú mejor que nadie sabes que eso es una mentira.
Pues a mí no me parece que sea una mentirá, un pajarito me dijo que Andrew y tú se dieron un besito.
Casi se me salen los ojos con lo que Luis dijo, como diablos sabe este, que el maldito loco ese me beso. Pues que pajarito tan chismoso yo no lo bese, fue el que me beso, y es más ni siquiera me gusto.
No me digas Alondra que Andrew no te gusta.
¿No?, ni tontito, no es más que maldito loco, amargado y ahora moribundo.
Pues yo estoy casi seguro que tú si le gustas a Andrew.
Quede viendo de reojo a Luis, no sé que es lo que Luis quiere saber con todo esto que me está diciendo, o que es lo que está planeando con todo lo que me está diciendo. Tu amigo ese, lo que esta es pero bien loco.
Luis solo se río y salió de la habitación, tuve que seguir con lo que estaba haciendo Luis, más tarde llegó el doctor Ernesto.
Así que preferí salir de la habitación, y como siempre me fui al jardín a estudiar.
Pero no dejaba de pensar en lo que Luis me había dicho, que yo le gustaba al loco ese, reaccione diciéndome para mi misma. Ya dejar de pensar en tonterías Alondra, ese no quiere a nadie, si eso pasará cuando se aburra de ti.
Se buscará otra y a ti, te votará como lo hizo con la tal Amanda. Después continué con mis tareas.
Un par de días mi amigo estaba recuperado. Pensé que no la libras amigo, estuviste muy grave amigo, y todo por no ponerte el maldito chaleco antibalas.
Todavía me sentía a dolorido. Ya, estoy bien no te preocupes tanto Luis. En cuanto desperté vi para todos lados, pensé que Alondra estaría ahí conmigo pero no fue así. Me moría de ganas por preguntarle a Luis por Alondra, pero nada más de pensar que sería su burla me quede con las ganas.
Que no vas a preguntar por tu pelirroja.
Cuando escuche que Luis dijo,que si no pensaba preguntar por ella, me quede por un momento que no supe que responderle, parecía que este diablo me estuviera leyendo los pensamientos, así que le respondí. No tengo porque preguntar por esa pecosa. Pero justo en esos momento, que dije pecosa entro.
Vaya el loco amargado y ahora moribundo, ya se despertó yo solo venía a ver si estaba bien, pero mejor me voy.
No cabe duda que este par son el uno para el otro, se tienen que estar peleando en vez de aceptar sus sentimientos. Ya dejen de estarse peleando ustedes dos, parecen marido y mujer.
Cuando Luis dijo, semejante estupidez, casi me ahogo con mi propia saliva. Ni dios lo quiera, que yo sea algo de este loco amargado. Salí sé inmediato de la habitación de ese loco, porque la verdad ahora el loco es Luis, con sus tonterías.
Después de un par de días por fin me pude levantar de esa cama, que ahora odió tanto por todos los días que pase ahí postrado como un inútil.
Lo primero que hice fue ir a baño a afeitarme un poco estaba hecho un desastre, cosa que ni me gusta que me vean así, me gusta verme bien.
Después salí de mi habitación, todavía me dolían las heridas, pero así bajé las escaleras, vi que Alondra estaba en la sala y fui hasta donde estaba ella. ¿Qué haces?
No lo ve, estudiando en unos días tengo examen.
Me alegró por ti Alondra.
Cuando escuche que me llamo por mi nombre, lo quede viendo con extrañeza ya me había acostumbrado a que siempre me esté diciendo pelirroja. Vaya el señor por fin dijo mi nombre. Me levanté para irme.
Por favor, no te vayas solo hablemos, seamos amigos.
Me quería reír, pero me aguanté, él me estaba hablando de que seamos amigos, sí que está loco. Creo señor Andrew que le debería de llamar al doctor Ernesto. Creo que tiene fiebre otra vez.
No, estoy bien, solo quiero que platiquemos.
Me volví a sentar y seguí con mi tarea.
Por más que trato de hablar con ella, no encuentro la manera siempre tiene que decir algo en contra. Sabes quiero ir al jardín, me acompañas.
Mm. A ese definitivamente se le zafaron los tornillos de la cabeza, primero quiere ser mi amigo y ahora quiere ir al jardín, que piensa que soy enfermera o peor aún su niñera o que.
Que ahora necesita una niñera que lo acompañe para todos lados, si quiera ir porque no va usted solo, o que lo acompañame uno de sus hombres