Malas Decisiones.!

En realidad, no deseaba llamarle en absoluto; tenía miedo de que la conversación fuese estresante y de que terminara revelándole lo que había hecho. Sin embargo, mi madre me estaba presionando y ya no podía posponerlo. Tomé mi teléfono y le marqué, no sin antes respirar profundamente.

La llamada...

—¡Hola, Nova! ¡Qué alegría saber de usted! —dijo Jeremy, mientras cenaba con Sofía, la ex de su hermano Lorenzo, en uno de los restaurantes más elegantes de la ciudad.

Jeremy, te llamaba para disculparme por no haberme comunicado contigo después de todas tus llamadas. He estado muy ocupada con mucho trabajo, como ya sabes, diseñando muchos vestidos para mi abuelo. - dije nerviosa, hablando rápido como un robot.

No te preocupes, hermosa. Siempre te esperaré y no tienes nada de qué disculparte. Solo quiero verte. Le pediré a tu padre que organicemos una comida con mi familia ahora que mi hermano ha regresado. - respondió Jeremy.

Sofía, quien había estado escuchando todo, frunció el ceño con desagrado al oír a Jeremy.

—Está bien, me parece bien —dije, intentando finalizar la conversación.

—Cuídate mucho, Nova, ¡pronto estaremos juntos! —dijo Jeremy.

Colgué la llamada, respirando hondo.

Fin de la llamada.

Volví a marcar però a hora a mi mamá.

llamada..

Hola, mamá. Ya hablé con Jeremy y quería informarte que esta noche saldré tarde del trabajo, ya que tengo mucho por hacer. Dije una pequeña mentira, ya que en realidad tengo el deseo de cenar con Sonia esa noche.

Está bien, pero en cuanto termines, me llamas, y yo misma iré a buscarte - respondió mi madre, algo molesta.

¡Nos vemos más tarde! - dije mientras terminaba la llamada.

Sonriendo, salí de mi estudio hacia la oficina de mi abuelo, ya que la luz aún estaba encendida.

¡Hola, abu! - exclamé con una sonrisa al entrar a su oficina.

¡Hola, cariño! ¿Cómo estás? Me alegra que hayas venido, ¡estaba a punto de irte a buscar! - respondió mi abuelo, quitándose sus gafas de lectura.

Dime en qué te puedo ayudar, dije mientras le daba un beso en la frente y me iba a sentar frente a él.

Me quedé preocupado la otra noche cuando tu mamá te fue a buscar a la casa, Sonia. Sé muy bien que te maltrató y no me mientas porque hablé con Camil y me contó todo, dijo mi abuelo preocupado.

Voy a regañar a Camil por andarte preocupando de más, y ya sabes cómo es mamá, pero nada que no pueda controlar, dije intentando calmar a mi abuelo, pues ya era un hombre de mucha edad.

Querida, ¿cómo no me voy a preocupar? Conozco muy bien cómo es tu madre, es igualita a tu abuela, que en paz descanse. - comentó Mario.

No te preocupes, está bien. Ahora cuéntame, ¿ya te tomaste tu medicina? - dije, cambiando de tema.

Sí, ya me la tomé, pero ahora quiero darte un regalo por tu nuevo ascenso, - dijo mi abuelo mientras sacaba una caja de detrás de su escritorio.

Como una niña pequeña, tomé el regalo y lo abrí de inmediato. Dentro encontré un sobre y unas llaves con un llavero rojo.

¡Son las llaves de una hermosa casa a la orilla de un lago que estoy seguro te va a encantar! - dijo Mario con una sonrisa.