Lea es una universitaria que se suicida pero reencarna en Tanea, una joven aristocrática qué tiene que vengarse por su hermana, teniendo que confrontarse con personas importantes e incluso con su prometido. Muchos secretos, traiciones y mentiras ¿su venganza saldrá bien o su vida se verá destruida?
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Desperté asustada tomando una bocanada de aire, con desesperación comencé a tocar todo mi cuerpo intentando confirmar que todo estaba en su lugar.
¿Qué? ¿No tengo ningún hueso roto?
Miré a mi alrededor y la confusión se hizo aún más grande, estoy en una habitación cuando debería de estar contra el asfalto, ya que me tiré de la terraza del edificio donde vivo. ¿Fue un sueño? No, no puede ser. Yo estoy segura de qué todo lo que pasó hace poco tiempo fue real pero, ¿que significa todo esto? Se que fue real cuando salí del departamento en la madrugada, subi a la terraza y sin miedo alguno me tiré desde el sexto piso.
Cerré los ojos ante el dolor que me causó intentar levantarme de la cama, me sentía como si un camión me hubiera pasado por encima. Mejor me quedo quieta, ya es difícil lidiar con este juego mental, no quiero agregar lo físico.
Comencé a inspeccionar a mi alrededor, los grandes ventanales estaban cubiertos por cortinas finas, pero no tapaban la imagen del exterior de forma completa, el sol se filtraba por la franja que las cortinas no cubrían. El sofá junto a una pequeña mesa hacían presencia frente la ventana. Todos los muebles eran elefantes, finos y bellos.
Tenía una sensación de familiaridad con este lugar, es como si ya lo conociera, como si una vez ya estuve aquí.
Quiero saber más, entender todo, aún no sé cómo lograr eso, pero por lo menos me quiero poner de pie. Con todas mis fuerzas me sostiene de los bordes de la cama y me levanté, un mareo detuvo mis acciones.
Que horrible es estar enferma.
Una vez recuperada comencé a dar pequeños pasos. Los cuales se vieron detenidos al instante porque la puerta se abrió, abrí los ojos con sorpresa, no me esperaba esto.
-Señorita Tanea, ¡está despierta! Pero ¿qué hace de pie? Acuestese de inmediato- habló con preocupación la castaña, dejó la bandeja que tenía entre sus manos arriba de la mesa y se dirigió hacia mí. Intenté ver el contenido de la bandeja, había un cuenco lleno de agua y una pañuelo al lado ¿para qué traía eso?
Sin poder emitir una palabra, ella acomodó las almohadas, sabanas y me arropó. Me pidió que esperara, con pasos apurados salió de la habitación y llamó a otra persona.
Tenía una sirvienta pasando un pañuelo mojado sobre mis brazos y cuello, otra intentando hacer que beba un té como si fuera una niña pequeña. Cerré los ojos con frustración, no podía reaccionar ante tantas cosas que me pasaban.
-¿Pueden parar de hacer lo que están haciendo y dejarme respirar tranquila? por favor- pedí finalmente mientras me removia entre las almohadas.
Sus rostros reflejaban confusión y sorpresa pero aún así hicieron lo que les pedí.
"Es otra oportunidad"
Esa frase cruzó por mi mente, un pensamiento que no controlé, fue como si alguien pusiera esas palabras en mi mente.
Otra oportunidad de...
La puerta se abrió nuevamente dejando entrar a tres personas más. Los mire con extrañeza pero los conocía y eso era extraño.
Conocía todo, el lugar y las personas. Los que entraron eran mi papá, mamá y hermana pero son distintos.
Ya sabía lo que estaba pasando pero era raro admitirlo. Me suicidé y aún así Dios o lo que sea que maneje esto me dio una nueva vida, nuevo mundo, otra oportunidad para vivir.