En el tranquilo pueblo de Valle Verde, Matías, un joven sensible y observador, descubre que tiene un don especial: puede comunicarse con los espíritus de la naturaleza. Guiado por Elara, un espíritu del bosque, Matías aprende sobre su legado familiar y su papel como guardián del bosque. A medida que se adentra en los misterios del bosque, se enfrenta a una antigua y oscura entidad conocida como la Sombra del Bosque, que amenaza con destruir todo lo que ama. Con coraje y determinación, Matías debe usar sus nuevos poderes y la sabiduría de los espíritus para proteger su hogar y restaurar el equilibrio en la naturaleza. La novela explora temas de amor, pérdida, responsabilidad y la conexión profunda entre los humanos y la naturaleza.
NovelToon tiene autorización de Mauricio Olivo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
El Regreso a Valle Verde
Matías regresaba a Valle Verde después de muchos años. Había dejado el pueblo cuando era apenas un adolescente, llevado por sus padres a la ciudad en busca de mejores oportunidades. Pero ahora, con treinta años cumplidos y una vida llena de desafíos y éxitos en la ciudad, sentía una extraña llamada a volver a sus raíces.El viaje en tren fue largo, pero le permitió reflexionar sobre todo lo que había vivido. Recordaba las tardes jugando en el bosque, la risa de su prima Lucía, y las historias que su abuela le contaba sobre los antiguos habitantes del lugar, quienes vivían en profunda armonía con la naturaleza. Había algo en esos recuerdos que lo reconfortaba y le daba fuerzas para enfrentar el futuro.Al llegar a la estación de tren de Valle Verde, Matías fue recibido por una brisa fresca que le acarició el rostro. El aire olía a pino y tierra mojada, una mezcla que le recordó de inmediato a su infancia. Se tomó un momento para respirar profundamente antes de recoger su equipaje y dirigirse hacia el pueblo.Caminando por las calles de Valle Verde, Matías notó que muchas cosas habían cambiado. Algunas tiendas habían cerrado, otras nuevas habían abierto, y el viejo café donde solía ir con sus amigos ahora era una librería. Sin embargo, la esencia del pueblo seguía intacta. Los árboles que bordeaban las calles seguían siendo altos y majestuosos, y las casas mantenían ese encanto rústico que siempre había caracterizado al lugar.Matías se dirigió a la casa de su abuela, quien había fallecido unos años atrás. La casa había estado desocupada desde entonces, pero él decidió quedarse allí durante su estancia en el pueblo. Al llegar, encontró la puerta cubierta de polvo y las ventanas ligeramente sucias. Con una sonrisa nostálgica, sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta.El interior de la casa estaba casi igual a como lo recordaba. Los muebles antiguos, las fotografías enmarcadas de su familia, y la gran chimenea de piedra en la sala. Matías dejó sus maletas a un lado y comenzó a recorrer la casa, dejándose llevar por los recuerdos. Cada rincón le traía una imagen diferente de su niñez, llenándolo de una mezcla de tristeza y alegría.Después de desempacar, decidió salir a dar un paseo por el bosque. Se puso unas botas viejas que encontró en el armario y se dirigió hacia el sendero que comenzaba justo detrás de la casa. Mientras caminaba, notó que el bosque estaba más denso de lo que recordaba. Los árboles parecían haberse multiplicado, y la vegetación era exuberante.De repente, escuchó un crujido a lo lejos. Matías se detuvo y agudizó el oído. El sonido provenía de un claro cercano, un lugar que solía visitar con su prima Lucía cuando eran niños. Con el corazón acelerado por la emoción y un poco de aprensión, se dirigió hacia el claro.Al llegar, encontró a una mujer agachada, examinando unas plantas. Era Elara, una vieja amiga de la infancia. Elara siempre había tenido una conexión especial con la naturaleza, y solía pasar horas estudiando las plantas y animales del bosque.—¡Elara! —exclamó Matías, sorprendido y contento de verla.Elara se levantó y lo miró con una sonrisa cálida.—Matías, cuánto tiempo ha pasado. No puedo creer que estés de vuelta.Se abrazaron con afecto. La conexión entre ellos era inmediata, como si los años de separación no hubieran existido.—He vuelto para quedarme un tiempo —dijo Matías—. Necesitaba un cambio de aire, y no podía pensar en un lugar mejor que Valle Verde.—Me alegra mucho saberlo. Este bosque te ha echado de menos —respondió Elara, mirando a su alrededor con una expresión de profundo amor por la naturaleza.Pasaron el resto de la tarde conversando, poniéndose al día sobre sus vidas y recordando viejas aventuras. Matías le contó a Elara sobre su vida en la ciudad, sus logros profesionales y las dificultades que había enfrentado. Elara, por su parte, le habló de su trabajo como botánica y de cómo había dedicado su vida a estudiar y proteger el bosque.Cuando el sol comenzó a ponerse, Matías sintió una sensación de paz que no había experimentado en mucho tiempo. Sabía que había tomado la decisión correcta al regresar a Valle Verde. Mientras caminaban de regreso al pueblo, Elara lo invitó a unirse a una reunión que tendría lugar al día siguiente. Era una reunión de la comunidad para discutir la conservación del bosque, y ella pensó que a Matías le interesaría.—Claro, me encantaría ir —respondió Matías—. Quiero involucrarme en todo lo que pueda para ayudar a preservar este lugar.Elara sonrió y le dio un amistoso golpe en el hombro.—Sabía que dirías eso. Nos vemos mañana entonces.Matías regresó a casa con una sensación renovada de propósito. Sabía que su regreso a Valle Verde no era solo para reconectarse con sus raíces, sino también para encontrar una nueva dirección en su vida. Esa noche, se acostó con la mente llena de ideas y la certeza de que estaba en el lugar correcto.