Mayor... ¿Y Qué?

Chicas y chicos... Aquí vamos de nuevo. Una nueva historia llena de conflictos personales, pero también de amor. Les cuento que conoceremos mejor a nuestros protagonistas, y que también enfrentarán los prejuicios impuestos por los dueños de sus corazones y por la misma sociedad. Quiero que entiendan que aunque sea una historia con un poco de fantasía también hay realidad en ella. No caigamos en el error de juzgar los complejos de los personajes, porque a la hora de la verdad, TODOS tenemos algo que nos acompleja y que podemos tomar 2 posiciones, una es reírnos de nosotros mismos y fingir que no nos afecta o cerrarnos totalmente a todo aquello que implica dejar al descubierto ese complejo.

También quiero decirles que tendremos mucho picante aquí, tendremos escenas que pueden estar influenciadas por el BDSM, también tendremos un tanto de violencia (nada muy explícito, pero si les daré una idea) y también llenaremos algunos espacios que parecen vacíos en la recién terminada historia de Los hermanos Volkov o en la novela Perdido en tus curvas.

Dicho esto, amarren bien sus cinturones de seguridad porque esta será una montaña rusa... No digan que no se los advertí. 🤭😘 ¡¡¡¡Vámonos!!!!

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Mi nombre ya lo conocen... Soy Chad Johnson. Vivo en la ciudad de New York cerca de mis padres y hermana a quienes amo con todo mi ser. Para ustedes no es un secreto que soy adoptado. Afortunadamente, me tocaron los mejores padres que cualquier niño que ha pasado por lo que yo pasé podrían desear.

De mi primera infancia me quedan muy pocos recuerdos. Pero según mi papá Brandon que es más como la mamá en la relación de ellos, me encontraron pidiendo dinero en la calle, casi desnudo. Aunque esa parte no sé aún si creerla por completo o no. Sé que papá Brandon es extremadamente exagerado. Pero la cosa es que pequeños fragmentos de golpes y gritos a veces venían a mi mente, pero papá Nate y Brandon estuvieron allí para ahuyentar esos feos recuerdos. Luego de 1 año de que había llegado a mi familia, un día mis papás me dijeron que iba a tener una hermanita. No sé cuántos días pasaron, pero luego de eso, llegaron con una tierna pelotita de carne y hueso, con los ojitos rasgados y las mejillas regordetas y rosaditas. Ahí conocí el amor que Andrew decía que sentía en secreto por mis primas Ana y Ann. Ahí entendí el porqué se asustaba cuando Ann lloraba, o cuando Ana gritaba, porque sentí lo mismo la primera vez que Leah lloró. Corrí rápido dónde papá Brandon y le dije: Leah está llorando... ¿Está bien? *Yo no le pegu**e*. Recuerdo que papá me dijo que no siempre los bebés lloran porque les pegan. Lloran porque tienen hambre o frío o calor y pues decidí que no quería ver llorar a mi hermanita jamás.

Por esa razón, cada que lloraba le daba el biberón, o la arropaba, o le quitaba las cobijas que la envolvían. Me aseguraba que ella estuviese bien. Creo que haber pasado por tanto, desde tan pequeño, me hizo enfocarme en que la gente que amo esté bien. Ya hoy con mis 26 años, aún sigo siendo de esa manera. Es por eso que todos en mi familia saben que si me necesitan allí estaré. Lo bueno es que mis primos son más que eso, son mis hermanos, ellos saben todo de mi vida y yo sé de la de ellos. Aunque con Andrew es con quién más me la llevo. En realidad yo tengo algo que solamente Andrew sabe y eso es que me gustan las mujeres mayores que yo. Las chicas de mi edad son hermosas, y me parecen tiernas, pero hasta ahí. Yo quiero una mujer que sepa tanto o más que yo en todo el sentido de la palabra. Y de verdad que todo comenzó cuando en el bachillerato me hice pasar por un estudiante de segundo año de la universidad y conocí a una hermosa mujer de 24 y tantos cuando yo tan solo tenía 16.

Sus besos fueron los más deliciosos que alguien alguna vez me había dado hasta ese momento. Esa mujer y yo estuvimos saliendo por 2 meses. 2 meses en los que me enseñó cosas que jamás olvidaré. Con ella perdí mi virginidad. Me excusé diciendo que era muy nerd y que por eso las chicas no me miraban. Obviamente, mi cuerpo no estaba tan trabajado como lo está ahora. Pero ella me llevó al cielo unas cuantas veces solo con su boca. Era un niño que no se sabía controlar y fue ella quien me enseñó a controlarme y aguantar tanto como yo quisiera. Ella fue la dueña de mis primeras veces y con ello, mi primer amor. Pero todo se fue al caño cuando descubrió que yo era un adolescente de bachillerato. Me dio la cachetada que nadie en mi vida me había dado. Me insultó y así me quedé. La ilusión del primer amor fue quebrada en mil pedazos.

Yo veía el amor de mis padres que a decir verdad eran diferentes, pero el amor estaba allí. Veía el amor de mis tíos Bastian y Hannah y era ese amor mi mejor ejemplo. La tía Lizy y el tío Dylan, los abuelos. Todo a mi alrededor era amor y eso era lo que yo también deseaba en mi vida. Y desde pequeño supe que no quería ser como mi papá. Quería ser como el tío Bastian, y ya fuese flaquita o gordita quería esa mujer para mí, con quién reír, a quien amar, y en ninguna de las de mi entorno estaba esa mujer. No mentiré muy a menudo iba hasta un distinguido club de la ciudad y satisfacía mis necesidades. Nadie lo sabía. En ese lugar era obligatorio el uso de antifaces. Muchas personas "importantes" iban a ese sitio, seguían siendo seres humanos con las mismas necesidades que una persona común. Ese club era especial porque en él podías encontrar gente dispuesta a hacer TODO lo que quisieras. No habían escepticismos ni prejuicios. Y allí estaba yo buscando a alguien para satisfacer mis más bajos deseos, pero deseos al fin... Deseos que querían ser satisfechos de verdad y no solo por un par de horas.

Anhelaba encontrar a esa mujer unos años mayor que yo, que me permitiera amarla y adorarla con cada espacio de mi ser. Pero a decir verdad, hasta el momento, no había tenido suerte en el amor.