Entre Dos Mundos

Al llegar, Jessica observó el restaurante, el cual era verdaderamente lujoso. Sin embargo, se encontraban por la parte trasera del edificio.

Max bajó del auto y, de inmediato, Jessica salió del vehículo. Max frunció el ceño al notar que, a pesar de que él tenía la intención de abrirle la puerta, ella lo hizo por su cuenta.

—Señor Max, adelante, su mesa está lista —anunció un hombre mientras abría la puerta del restaurante.

Jessica entró primero, siguiendo a una mesera que la guiaba hacia su mesa, mirando al rededor que para nada era parecido a ningún restaurante que ella había ido.

Jessica dirigió su mirada hacia Max, quien ya se había acomodado en la mesa, y tras un breve momento de conexión, ambos se sentaron.

—¿Te gustaría algo para beber? ¿Un vino o quizás un champagne? —preguntó Max con una sonrisa, fijando su atención en Jessica mientras la mesera le servía una copa de vino tinto.

—Una malteada de fresa, por favor —respondió Jessica, sintiéndose un poco nerviosa e incómoda; su mirada se desvió hacia la mesera, evitando los ojos de Max por un instante.

¡Una malteada! exclamó la mesera con asombro, ya que las mujeres que Max había llevado al restaurante en el pasado siempre optaban por el champán más costoso del menú.

Sí, respondió Jessica con confianza.

Max la miró, sorprendido por su elección.

Jessica, necesito que sigas trabajando para mí este fin de semana.!_ dijo Max sin rodeos hablándole directamente.

Yo lo lamento tanto, en verdad, pero yo no puedo ayudarte.!_ dijo Jessica pensando en su abuelo pues se sentiría decepcionado si se enterara de lo que ella estaba haciendo.

Te pagaré el doble, Pero necesito que este fin de semana la pases con mi familia saldremos ala casa de campo como familia.!_ dijo Max desesperado.

No es eso, simplemente no puedo ayudarte, dijo Jessica con incomodidad, mientras observaba cómo la mesera se acercaba a su mesa llevando una deliciosa malteada.

—¿Por qué no? ¿Acaso ese tipo de antes es tu novio? ¿Te prohibió hacerlo? —preguntó Max, visiblemente alterado.

—Para nada, él no es mi novio. Es solo que no quiero que nadie se entere —respondió Jessica, sintiéndose avergonzada.

No entiendo.!_ dijo Max.

No quiero que nadie sepa de esto eso es todo.!_ dijo Jessica sonrojada.

Está bien, no ahí ningun problema adónde iremos no te conocerán, además que te pagaré el doble y solo será por este fin de semana.!_ dijo Max.

Jessica necesitaba el dinero así que se quedó callada pensando.

Está bien lo haré.!_ dijo Jess suspirando.

Entonces, necesito que dejamos claro lo que harás, por qué no puede haber errores este fin de semana,.!_ dijo Max dándole un contrato a Jessica en sus manos.

Jessica lo comenzó a leer, pues en el decía que tendrían que besarse tomarse de la mano, reír todo el tiempo fingiendo pasarla bien, dormír juntos, no meterse en platicas relacionadas a su familia y su no cumplía con algo, no se daría el dinero.

Dormir juntos eso no puedo.!_ dijo Jessica mirandolo.

Tranquila no habrá nada de sexo, solo compartiremos la misma cama, pues mis padres no creerán que dormimos separados, así que eso nunca pasará, puedes estar tranquila!_ dijo Max mirándola.

Jessica respiró de alivio.

Solo debes de firmar y mañana alguien pasará por ti, no te preocupes por la ropa una persona escogerá tus atuendos para este fin de semana y cuando todo esto acabé el dinero se te entregará en tus manos enseguida. Dijo Max impaciente, dándole una pluma a Jessica.

Jessica lo firmo y el se levantó de la mesa enseguida.

Puedes pedir lo que quieras, yo me tengo que ir mañana nos vemos.!_ dijo Max tomando el contrato, dejando a Jessica sorprendida por la manera tan abruptamente de irse.

Ella suspiro y le dió un trago a su malteada que estaba realmente deliciosa y se levantó saliendo del restaurante y un chófer la estaba esperando.

Gusta que la lleve algún lugar.!_ dijo el chófer amablemente.

Si por favor ala universidad de regreso.!_ dijo Jessica subiendo al auto preocupada en lo que diría en su casa para ausentarse.