Fénix es una Joven de 21 años que vive una vida difícil con su padre- El padre la obliga a casarse con el nieto mujeriego de Thomas Anderson, el joven CEO Joshua Anderson, para evitar la banca rota.
Esta es la historia de un Matrimonio Forzado. Fénix y Joshua compartirán algo mas que un acta de matrimonio.
-Amor, secretos, dolor y engaños te harán ser parte de una historia única.
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Padre
Los gritos en la casa Connor habían incrementado en el último año y medio, y una sola persona era quien recibía tan horrible atención.
-Cuantas veces debo decirte que debes acompañar a tu hermana cada vez que te necesite- El sonido de una mano estrellándose en el rostro delicado de una joven, hacia erizar la piel de la mucama, que dolorosamente presenciaba la escena sin poder hacer nada.
-¡¡No sirves para nada, o me equivoque, tu solo sirve para abrirte de piernas con cualquiera, eres exactamente como tu madre!!- Otro golpe impacto, pero esta vez fue al estómago.
-No por favor papá, no lo volveré hacer, pero ya no me golpees, por favor. Las rodillas dolían al impactar sobre el suelo de la cocina, las lágrimas caían como cascadas en el hermoso rostro rojo que aun lado tenía la marca de cinco dedos perfectamente marcados.
Las manos grandes se apoderaron del largo cabello y de un jalón obligo a la joven a encontrarse a pocos centímetros del rostro de su verdugo.
-Vuelves a molestar a Sara y te saco de esta casa con tu pequeño bastardo- soltó con fuerza el cabello y el joven cayó al suelo. Sollozando sin parar.
El hombre mayor abandono la cocina, furioso, pateando todo a su paso.
-Cariño ven ponte de pie, una mujer de unos sesenta años la ayudo a sentarse en una de las sillas junto a la isla.
- ¡¡Anita deja mirar como ciervo asustado y trae una compresa con hielo!!\, corre muchacha. La mujer ordeno a la joven mucama que aún seguía paralizada por tan espantosa escena. Otro grito la despertó y corrió al refrigerador color plata\, para sacar la compresa de hilo y pasársela a la mujer.
- Déjame ver cielo\, levanta ese precioso rostro\, - las manos cálidas tomaron con sumo cuidado el rostro de la joven que lloraba sin parar.
-Fénix- la voz salió con dolor al ver como un hilo de sangre corrió al costado de la comisura de los labios. El color rojo se comenzaba a tornar ligeramente azulado.
-Estaré bien Nancy, no te preocupes- la voz dulce entre sollozos buscaba calmar a la mujer que con dulzura aplico el hielo.
SCH- un brinco fue suficiente para notar el dolor que atravesaba a tan preciosa criatura. A pesar de los golpes, el hermoso rostro de Fénix no tenía comparación.
-Señorita porque se empeña en disgustar a su hermana, usted sabe mejor que cualquiera en esta casa el poder que ella tiene sobre su padre. Anita se sentó junto a ella y sujeto la pequeña mano, el acento latino, aun después de vivir muchos años en Nueva York seguía anclado.
-No podía Anita, mi pequeño sigue con fiebre, logre con mucho esfuerzo que se durmiera.
-Tranquila, esta noche te ayudare con el niño debes dormir aun amamantas y si no duermes suficiente podrías dejar de producir leche- Nancy limpio la sangre al costado del labio herido y en su corazón rezaba porque esta niña por fin pudiera encontrar un minuto de paz.
Con mucho cuidado sujetando un costado de su abdomen, se puso de pie y cada paso le recordaba la golpiza que recibió solo por negarse a acompañar a su hermana de compras y arrastrar todos los bolsos.
El golpe fuerte de una puerta cerrándose llamo la atención de la mujer elegante que sentada frente al espejo en una perfecta bata de seda blanca, masajeaba sus manos con crema.
-Supongo que le diste una lección a la descarada de tu hija- el tono de voz era desafiante y altanero. -
El hombre camino de un lado a otro como un león enjaulado. Aún seguía sumergido en sus pensamientos.
¿Por qué debe parecerse tanto a ella?, ¿Por qué?
La habitación de la pareja destellaba lujo en cada rincón, completamente alfombrada, con una enorme araña central de cristales, una cama súper King en el centro cubierta por sabanas de algodón egipcio, aun costado cerca de un gran ventanal que permitía el ingreso de la luz natural durante el día, se encontraba un `precioso sillón azul acompañado de una pequeña mesa haciendo juego en donde descansaban unos cuantos libros-
-Tu qué crees, agh, solo logra enfurecerme. Tiro sus cabellos hacia atrás
-Tal vez deberías aceptar la oferta de Thomas Anderson, nos beneficiaria.
-¡¡Estás loca!!- el hombre se detuvo en seco, sus ojos rojos destilaban ira, pero la mujer frente a él, lejos de asustarse camino coqueto hasta llegar a su lado y acaricio el rostro sintiendo como la filosa barba raspaba sus delicadas manos.
- Ronald\, cariño\, ese viejo quiere casar a su nieto\, podemos asociarnos con él\, tu y yo sabemos que la empresa no está muy bien de números y esta unión no beneficiaria.
- Débora tu misma dijiste que debía rechazar una oferta tan estúpida- mascullo molesto\, pero aun así sostuvo la cintura jalándola contra su cuerpo.
- Por supuesto jamás dejaría que ese mujeriego\, fiestero bueno para nada se case con mi hija- se alejó molesta hasta uno de los vestidores.
- Débora\, te recuerdo que ese fiestero bueno para nada\, es dueño de una de las empresas más importantes dedicadas a la moda\, aun así\, no puedo obligar a Fénix.
- ¿Porque no?\, esa bastarda no es tu hija. - Escupió su veneno sin remordimiento
-¡¡No digas eso!!- grito molesto, odiaba escuchar esa triste verdad,
Cariño, lo lamento sé cuánto dolió enterarte de la verdad, pero eso fue hace mucho, me tienes a mí y Sara que sabes que es sangre de tu sangre. Volvió a los brazos de su marido y rodeo con sus brazos el cuello de aquel hombre, lo jalo con dulzura para abrazarlo y que este se calmara.
-A menos que tomes su fideicomiso, es bastante y con eso podríamos saldar la deuda o al menos conseguir tiempo.
-Eso no Debo, ese dinero es de Fénix, lo que su madre le dejo y no me corresponde tocarlo, en un año será suyo y respetare eso.
Débora rodo los ojos y mordió sus labios para no gritar. Con caricias falsa volvió hablar
-Sara merece un gran hombre, no puede casarse con el nieto de Thomas su vida sería un infierno, sin embargo, esa chiquilla, quien querrá estar con ella, ya es mercadería vencida.
Ronald soltó el abrazo aun no podía aceptar lo que sucedió hace dos años atrás.
-No digas más, hablare con Thomas, tal vez tienes razón, en necesario que Fénix encuentre un hombre que se ocupe de ella y su hijo.
-Alto ahí, no podemos decirle del niño, el viejo no lo aceptara.
-Pero Débora, como voy a ocultar semejante cosa.
-Shhh, - la mujer beso la mejilla y susurro al odio- Tu haz lo que digo, con el tiempo la mocosa y su hijo se irán de aquí y tú, Sara y yo, por fin seremos una familia prefecta, como debe ser.
Ronald asintió dudoso, aun dolía, aun dolía demasiado la traición de la mujer que amaba después de tantos años, aun después de destrozar su corazón, pero esa jovencita seguía atada a él, como un hilo invisible que no podía entender, no podía odiarla, por alguna razón cada vez que su enojo lo invadía era por recordar la traición y el vivo retrato de esa mujer caminaba por los pasillos de la enorme casa desde hace veinte años, evitando que él pudiera olvidar.