Amenazas

Marie y dos guardias siguieron corriendo a Xander, pero para cuando lo alcanzaron el ya estaba tapando a Luciana. Uno de los guardias vomitó luego de ver la escena, y aunque Marie estaba muy asustada creía que era preferible ver esos cadáveres a que hicieran daño y abusaran de Luciana. Marie ordenó a un guardia a que fuera a buscar al médico Jhonson y lo mandara a la mansión Martell, y siguió a Xander que estaba subiendo al carruaje, con una Luciana inconsciente.

- ¿La señorita estará bien? -preguntó nerviosa Marie al ver el inerte cuerpo de Luciana.

- Espero que lo esté. Lo más probable es que se desmayara por la impresión.

- No le hicieron daño a la señorita, ¿verdad?9

- Parecer ser que no, pero por poco lo logran. Ella debe estar muy asustada.

- Lo siento mucho señorita -Marie comenzó a sollozar pidiendo perdón a su ama-, no debí dejarla sola.

- Hiciste lo correcto, si te hubieras quedado es probable que intentaran abusar de las dos, y nadie los hubiera detenido. Cuando fuiste por mi evitaste que algo peor hubiera sucedido -Xander trataba de tranquilizar a la doncella, pues sabía que tenía buenas intenciones.

- Espero que no esté herida. Le dije a un guardia que enviara al doctor a la mansión.

Xander levantó la mirada y observó detenidamente a Marie, al principio creyó que sólo era una doncella demasiado habladora y animada, pero ahora veía que tenía mucho temple y sabía actuar rápido.

- Eres muy inteligente y valiente Marie, gracias.

- No tiene que agradecer, lo hice por la señorita.

- Escuché como uno de los guardias vomitaba luego de entrar al callejón, pero tu estás aquí como si nada.

- Lo merecían por lo que le intentaron hacer a mi señorita. Mi simpatía no es para esa clase de personas -Marie parecía muy seria, demasiado a decir verdad.

- Ahora que sabes lo que hice, ¿me tienes miedo?

- No -respondió sin vacilar-. Creo que hizo lo correcto. Es mejor que la señorita lo tenga a usted para protegerla, de esa manera nunca nadie intentará hacerle daño de nuevo.

Cuando llegaron a la mansión del Duque, Xander subió inmediatamente al cuarto de Luciana y la acostó en la cama, mientras Marie ordenaba agua caliente y toallas limpias, y mandó a que trajeran al Duque.

- ¿Qué pasó con mi hija? -preguntó el Duque horrorizado al verla bañada en sangre, y las lágrimas comenzaban a correr por su rostro. Ver a su hija así le había partido el corazón, le recordaba a cuando Geraldine, su esposa, había dado a luz a Luciana y ella llacia muerta luego del parto-. Dígame que ha pasado general -el Duque tenía los ojos rojos, parecía un loco.

- Unos ministros me saludaron en la calle, y me alejé un momento de Luciana. Ella se empezó a sentir mal, y su doncella se fue a buscarme. Unos vagabundos aprovecharon ese momento de vulnerabilidad e intentaron aprovecharse de su hija -Xander veía la mirada desencajada del hombre, se veía realmente preocupado-. Los maté antes de que pudieran hacerlo.

- Gracias.

El Duque se acercó a su hija, y lloró miéntras le sostenía la mano. Parecía muy afectado por todo lo sucedido. Al poco tiempo llegó el médico, quien inmediatamente se puso a atender a Luciana al ver tanta sangre. Afortunadamente, no tenía heridas graves, las contusiones tardarían algunos días en sanar, pero lo más grave era la situación emocional de la joven. El médico les dijo que era probable que se sintiera inquieta y asustada algún tiempo, por lo que deberían ser cuidadosos con ella y no someterla a estrés, y dijo que sólo el tiempo podría curar esas heridas en su psique.

Xander pidió hablar con él Duque.

- Me gustaría que de ahora en adelante Luciana contara con más protección. Yo me encargaré de mandar a un par de guardias para que la vigilen día y noche, yo me encargaré de su paga, sólo pido un espacio donde puedan descansar -Xander hablaba molesto.

- Está bien, pienso hacer lo mismo -el Duque parecía recompuesto, y tenía su actitud habitual.

- No se porqué motivo su esposa y su otra hija cuentan con guardias personales, pero mi prometida no. Creí ser claro cuando le dije que no quería que ella fuera maltratada, pero usted no parece entender. Me gustaría llevarla a vivir a mi mansión ahora mismo, pues aquí no es tratada como se merece, pero comprendo que llevarla ahora mismo podría estresarla, al final de cuentas este es el único hogar que ha conocido.

- Ella no es tan inocente como parece, seguro provocó de alguna forma...

El Duque fue interrumpido, pues la mano derecha del general estaba apretando su cuello.

- Duque, esos hombres murieron partidos a la mitad por atreverse a tocar y dañar a Luciana por unos minutos. ¿Qué cree usted que haré siendo que él propio padre de mi amada la menosprecia? ¿Usted de verdad cree que la inocente bebé recién nacida de Luciana, mató a su madre por maldad? Se que usted junto a su esposa e hija, planearon que el príncipe se acostara con Sophie y no huyera con Luciana, y aunque agradezco que eso haya pasado, créame que estoy muy desilusionado, y me duele el sólo imaginar el sufrimiento de mi Luciana por los últimos 18 años. Pero le juro, Duque, que esto no se quedará así -Xander soltó el cuello del hombre, había perdido el control por un momento.

- No se atreva a amenazarme, general, si yo no lo permito, usted nunca se casará con mi hija -el hombre gritaba furioso.

- No es una amenaza, y créame cuando le digo que usted dará de muy buena voluntad su consentimiento para casarme con su hija, porque de lo contrario, una misteriosa carta con pruebas le llegará al rey sobre cómo usted derrocha el dinero del ducado para complaser a su esposa e hija menor.

- ¿Cómo te atreves?

- Todo sería más fácil si desde el principio tratara a mi Luciana como el tesoro que es. Pero eso es lo que pasaría de no complir con darme la mano de mi prometida.

- Si tanto quieres casarte con ella está bien. Son tal para cual. Ninguna mujer consciente se casaría con un monstruo como usted, supongo que al ser ciega, le evitará el asco al estar su rostro descubierto. Yo se que a mí hija no le desagradas, pero me pregunto si eso hubiera sido así si ella pudiera ver -el Duque estaba muy sonriente ante la cara osca de Xander, pues aunque este no lo aceptara, el también había pensado en la posibilidad de que Luciana sólo era así con él porque no podía verlo tal y como era.

- Eso nunca lo sabremos -dijo Xander rotundamente.

- ¿Eso cree, general? Porque hay un mago que vive al sur, en las faldas de las Montañas de Sal, y el dice que la puede curar antes de cumpla 20 años -Xander se quedó conmocionado, sin saber que pensar-. ¿Que harás ahora que sabes esto? ¿La llevarás con el mago aún sabiendo que quizá ella te rechace cuando te pueda ver, o la seguirás manteniendo en la oscuridad para que se quede a tu lado? Puedes pagar ese tratamiento, estoy seguro, depende de ti como la vas a lastimar ahora: dejandola a propósito en la oscuridad, o condenandola a vivir con un monstruo.

- Yo no soy como usted y su familia, Duque. Si Luciana decide dejarme cuando comience a ver, yo la dejaré ir, no pienso obligarla a nada. -Xander sonrió, como si se burlara del Duque- Por cierto, su hijo vendrá una temporada para mi matrimonio con su hija, y está invitado a mi mansión, le sugiero que le ponga correa a su esposa, a su hijo no le gusta su presencia -Xander caminó hacia la salida del despacho donde estaban hablando-. Seré su invitado los siguientes días, me encargaré de velar por el bienestar de mi prometida. Y en cuanto llegue su hijo, nos iremos de aquí. Buena noche, Duque.

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