El Duque Martell mandó a un mensajero, para pedir al rey que fuera a su mansión por un asunto delicado concerniente a su hijo.
- ¿Donde está Luciana? La quiero ver. Tengo que explicarle. Esto no es lo que parece.
- Alteza, usted podrá ser un príncipe, pero no puede hacer lo que quiera. Mi hija Sophie es su prometida, entiendo sus deseos de hombre, pero no es correcto hacerle eso a una señorita de familia.
- No entiende Duque, yo quería a Luciana. Ella es la que debería ser mi esposa.
- Esto es el colmo alteza, ¿quería robarle la virtud a mi otra hija también? Si ya está comprometido con una.
- No. Yo no quiero a Sophie. Quiero a Luciana.
La joven ciega había logrado despertar y la llevaron a su cuarto, ahí Gabriel se hincó ante ella.
- Luciana, mi amor -dijo tomando sus manos-. Yo no quería, creí que eras tú, lo juro, no se porque Sophie estaba en tu habitación, yo... -Gabriel empezó a llorar y Luciana estaba parada como una estatua.
- Alteza, levántese por favor, no es apropiado que se arrodilla frente a mi.
- Este hombre a profanado el cuerpo de tu hermana ¿que tienes que decir de eso? Ese chico sigue diciendo que debiste de haber sido tú -la voz chillona de su madrastra resonaba en sus oídos.
- El príncipe me pidió que huyeramos para casarnos, y yo acepté. Nos iríamos esta noche -ella hablaba con seriedad y elegancia.
Luciana sintió un fuerte golpe en su mejilla.
- ¡Zorra! Te atreves a robar el prometido a tu hermana. ¿No te bastó matar a tu madre el día que naciste? Que más desgracias buscas para esta familia -los gritos de su padre, más la bofetada que le dio fueron suficientes para hacer llorar a Luciana.
- ¿Qué más quieren de mi? No les basta con humillarme y azotarme cada día de mi maldita vida. Sólo quería casarme con el hombre que amo.
Gabriel se acercó a abrazar a Luciana, pero cuando apenas la había estrechado entre sus brazos, lo apartaron bruscamente.
- Principe, manténgase alejado de mi hija. Ella traerá honor a la familia. Ya he concertado su propio matrimonio.
Gabriel y Luciana estaban conmocionados. Ella no dejaba de llorar y él sólo seguía gritando que la amaba con todo su corazón. Mientras sacaban al príncipe de la habitación, el seguía gritándole a Luciana.
- Te juro que creí que eras tú. Lo juro, amor mío. Si me obligan a casarme con ella nunca la tocaré nuevamente. Tú eres mi único amor. Luciana, por favor, perdóname -los gritos de Gabriel retumbaban por toda la casa.
Cuando el rey llegó, abofeteó a su hijo, y prometió que harían la boda lo más pronto posible, pues no querían manchar la reputación de la joven Sophie.
La casa estaba llena de felicidad ante la boda de Sophie, futura princesa del reino Silax, pero para Luciana todo era tristeza. La única luz de su vida la encontraba en la música y las visitas de Gabriel, ahora el se casaría con su hermana, cuando estuvieron a punto de casarse les robaron su sueño. Ella no era tonta, sabía que todo fue planeado, pero no tenía como contactar a Gabriel ni medios para investigar quién había ideado ese plan.
Si tan sólo no fuera ciega, ella es la que se casaría con Gabriel y su padre estaría muy orgulloso de ella. Pero había cometido el pecado de matar a su madre el día que nació, y los dioses la habían condenado a una vida de oscuridad.
El hermano de su madre y su esposa, muchas veces intentaron que ella se fuera a su casa, se habían ofrecido a criarla y educarla conforme a una joven de su rango, pero su padre se negó. Incluso la habían llevado con un mago, que dijo que su ceguera se podía curar antes de los 20 años, pero que necesitaba materiales muy valiosos y raros, y ellos no podían conseguir ni uno solo de esos ingredientes. Luciana agradeció desde lo profundo de su alma su intención, y se sintió dichosa de tener quien se preocupara por ella. Ellos también le habían regalado un bastón dorado que se extendía, para que pudiera caminar con mayor facilidad.
Los preparativos de la boda iban muy bien, en menos de dos semanas se casaría el príncipe y Sophie, por lo que Luciana tenía que vestir adecuadamente, cómo la hermana de una princesa. Fue a la ciudad junto a su doncella Marie, y le tomaron medidas para un nuevo vestido, que su doncella le dijo que sería de color verde, que la haría ver aun más hermosa de lo que ya era. A Luciana le causaba gracia la emoción de Marie, pues ella no comprendía la importancia de un color en especial.
- Señorita, los colores transmiten emociones. Además en una mujer, pueden realzar sus atributos. Por eso son importantes los colores.
- Está bien. Vamos a la librería después, quiero que compremos algún nuevo libro de romance, o sobre que te gustaría leerme esta semana Marie.
- Escuché que hay una novela sobre piratas, señorita, y dicen que... Relatan los actos maritales -dijo esto último en un susurro.
Las dos jóvenes se empezaron a reír ante las ocurrencias de Marie. Cuando Luciana y la doncella caminaban por la calle, Luciana sintió como chocaba contra algo muy duro, y cayó de espaldas, dándose un fuerte golpe en la cabeza. Asustada, Marie reprendió fuertemente al hombre, pero en cuanto lo vio, grito de la impresión, el hombre por su parte, se puso inmediatamente una máscara que cubría la mitad de su rostro.
- Disculpe, señorita. Venía distraído -cuando se dio cuenta de que Luciana estaba tirada inconsciente, reaccionó rápidamente y la cargo, subiéndolo a su carruaje, Marie los siguió inmediatamente y le dijo que su señorita era Luciana Martell. Y que debían llamar a un doctor inmediatamente para atenderla, pues la chica no gozaba de muy buena salud.
Xander se quedó asombrado ante la belleza de esa joven. En su mente no podía concebir a un ángel más hermoso que ella. Se preguntó si de verdad esa era la chica a la que el Duque Martell le había ofrecido su mano en matrimonio.
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Comments
Flor Rui3
muy caballero el me encanta
2025-02-13
0
Sara Zoar
Es la segunda vez que Leo esta preciosa novela me gusta mucho de verdad /Applaud//Heart/
2024-08-14
0
Flor Rui3
así me gusto gusta Xander súper General que da miedo me encanta
2024-03-13
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