Permiso para casarse.

Luciana caminaba a lado de Xander. Su cuerpo era fuerte y le daba seguridad ser sostenida por el. Cada que encontraban un obstáculo en su camino, Xander le indicaba que era. Para ella, el no era para nada como el Lobo Sangriento que defendía el reino, era de hecho muy amable y dulce.

- Duque -saludo Xander-. Su hija Luciana tuvo la bondad de aceptar mi mano en matrimonio.

- ¿Sí? -su padre parecía sorprendido- Esa es una excelente noticia.

- Me gustaría anunciar nuestro compromiso lo antes posible, y programar la boda lo más pronto posible.

- Querida hija -esas palabras eran extrañas dirigidas hacia ella-. ¿Tienes algún problema con el matrimonio?

- No padre. Yo también quiero casarme con el general lo más rápido posible.

- Dado que su hija a aceptado, ¿que le parece anunciar el matrimonio en una semana? Mi tío dará una fiesta en mi honor por mi regreso a la ciudad luego de tres años.

- Por su puesto, si mi hija no tiene ningún problema, estaré encantado.

- Padre ¿podemos invitar a Xander a cenar con nosotros hoy?

- Claro que sí hija mía, mandaré a poner un plato más en la mesa. Ustedes pueden ir a recorrer los jardines, platicar en la sala, o lo que prefieran. Conozcance un poco más antes de su matrimonio.

El Duque Martell estaba encantado por el compromiso de Luciana, ya que Xander Wolf era muy rico. Había comprado unos terrenos a las afueras de la ciudad, y resultó que había una mina de oro ahí, lo que lo convirtió en un hombre extremadamente rico. Luego se había comprado una mina de diamantes cerca de la frontera y había creado muchos negocios. Tener a ese hombre como parte de si familia era extraordinario, pues les aseguraba una gran riqueza futura, sólo esperaba que Luciana no estropeara su negocio con él y no hiciera nada para arruinar esa boda.

La pareja retomó su recorrido por el parque donde Xander vio a Luciana cuando llegó, lejos de donde habían dejado a Gabriel.

- Que te parece la idea de la fiesta, Luci.

- Me parece bien, supongo, aunque suelo aburrirme.

- ¿Acaso no bailas como las otras jóvenes?

- Nadie me saca a bailar nunca. Sería como mostrar interés por mi, y no se permiten eso. Además me da un poco de miedo.

- De ahora en adelante, yo iré contigo a todos los bailes a los que vayas, y bailáremos todo lo que quieras ¿aceptas? - Xander no podía controlar lo que salía por su boca, tan sólo quería que la joven fuera feliz durante el tiempo que estuvieran juntos.

- ¿Sabes bailar? -Luciana estaba sorprendida por esa petición. No cabía duda de que Xander era un caballero.

- Tuve una muy excelente educación gracias a mi tío. Así que sí, se bailar. ¿Tu no? Yo te puedo enseñar.

- También se bailar. Es sólo que nunca me han sacado como pareja en un baile. Cuando me presentaron en sociedad, mi hermano fue el que bailó conmigo -para Xander era muy triste que la joven dijera cosas así, sentía que era injusto que la despreciaran solamente por no poder ver.

- ¿Quieres mucho a tu hermano?

- Sí, lo adoro -Luciana sonreía tiernamente al pensar en su hermano-, pero el ahora está lejos.

- Vive en la zona neutral de Centralia, ¿verdad? No entiendo como tu padre permite que su heredero esté fuera siempre, siendo que ya es mayor de edad.

- Ya tiene 20 años, pero dijo que no piensa volver a esta casa mientras padre siga casado con Ramona. Creo que le duele la actitud de padre hacia mí. El ya ha intentando antes llevarme con él, pero no se ha podido. Espero que pueda venir a nuestra boda, el sería feliz al saber que pronto saldré de aquí.

- Yo le enviaré un carta, ¿que te parece? Lo puedo tener como invitado en mi mansión, y el podrá venir a verte o tu puedes ir a visitarlo. Si eso es lo que deseas, yo te ayudaré.

Los ojos de Luciana estaban vidriosos. En esa mirada como muerta, las lágrimas parecían cobrar más vida que en ninguna otra persona. Xander no sabía que hacer ¿porqué sentía dolor al verla sufrir así? El mundo era muy injusto al tratar tan mal a una joven que nunca había hecho nada malo.

- No llores, por favor -Xander llevó la mano al rostro de la chica y limpio sus lágrimas. Su rostro era más suave de lo que imaginó, y sin querer, rozó los labios de la joven, haciéndole estremecer. Un deseo voraz se apoderó de él, quería probar esos labios que parecían tan dulces como cerezas maduras.

- ¿Porque haces tanto por mí? No es necesario que te esfuerces tanto. Me estás sacando de aquí, y eso es más de lo que soñé.

- Porque creo que todos te han tratado injustamente, y quiero que te sientas querida y amada, tal como debió ser desde el principio.

- Xander, ¿puedo tocar tu rostro? -el aludido se quedó rígido, y comenzaba a apartarce- Creo que el mundo también comete una injusticia contigo. No te pido que me dejes tocar tus cicatrices, sólo será la parte de tu rostro que quieras mostrarme -Xander se relajó un poco, pero aun no estaba seguro-. Mis manos son mi medio de ver el mundo. Tu puedes verme a mi, y yo te quiero conocer, ¿puedo?

Xander aceptó, y llevo las pequeñas y suaves manos de la joven a su rostro, desde el medio de la frente, hasta la mandíbula izquierda.

- Hasta ahí está mi cicatriz, por favor, no toques al lado izquierdo de mi rostro, aun no estoy preparado -dijo el hombre quitándose su máscara de cuero.

Luciana se acercó un poco más a él, y con sus manos recorrió su rostro. Su piel no era suave, era firme y sin rastros de piel colgando, su nariz era recta y no muy grande, también tenía cejas pobladas y ojos grandes, recorrió su mejilla y su mandíbula, definitivamente era muy varonil ese hombre, entonces se acercó a sus labios, eran lo más suave de su rostro, eran carnosos pero no demasiado gruesos, y tenían forma curvada aunque no muy pronunciada. Se acercó más por instinto, el rostro de Xander era fascinante, se preguntó como sería besar esos labios tan diferentes a los de Gabriel. El olor del hombre era delicioso e irradiaba calor, nunca se había sentido tan cómoda con alguien, se acercó aún más al hombre, hasta estar pegada a él, ¿porqué estaba haciendo eso? Ella sólo tenía la necesidad de sentirlo. Extendió sus brazos y rodeo la cintura de Xander, sintiendo su cuerpo rígido relajarse luego de su tacto, y luego puso su cabeza en el pecho de su acompañante.

- Eres hermoso Xander. Nunca pienses lo contrario.

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