XIV. Despertar

Al llegar a la mansión, Bruno está con el doctor, cargo a mi reina y la dejó en la cama, el doctor la revisa por completo y dice.que todo está bien, que su inconsciencia se debe al golpe que causó al caer al suelo cuando ocurrió la detonación. Sus signos están estables y que pronto puede despertar.

— Como está— inquirió Maxi, entrando por la puerta con su expresión fría.

— Bien, y los otros— Digo aún recordando como Jeison, sujetaba la mano de mi mujer.

— Ya los están atendiendo— Se limitó a decir, asentí con la cabeza y se sentó a un costado de la cama, se inclinó hacia Em, y dejó un beso en su frente antes de volver a desaparecer por la puerta.

Me quedé contemplando su hermoso rostro, me acerqué a ella y pase mis nudillos por su mejilla, su piel es suave, pase un pulgar por sus carnosos labios rojos y me incline dejando un beso húmedo en ellos.

Le quité toda la ropa dejandola en ropa interior, sus curvas son preciosas, sus medidas son perfectas, su vientre plano, sus caderas son anchas y sus senos son de buen tamaño, no hay mujer más perfecta que ella.

Con un trapo húmedo limpié su piel, después me despojé de mi ropa y me acosté a su lado, abrazandola por la cintura, deje un beso en su cuello y su rico olor me transportó a otro lugar, me encanta todo está mujer, me deje llevar por su aroma hasta quedar dormido.

Jeison

Después que el doctor me reviso, estaba ansioso por saber de Emily, así que una vez mis sentidos estaban normales fui a su habitación, puede que este con Alek, pero necesito verla.

Entre por la puerta y me quedé parado en medio de la oscuridad viendo como, Alek tiene abrazada a Emily, se ven perfectos juntos. Un tipo guapo con una bella mujer, sacados de una portada de revista. Fruncí el ceño y salí de la habitación.

—No crees que ya va siendo hora que la olvides— Inquirió Maxi, saliendo de las sombras fumando de su cigarro.

No dije nada sólo pase por su lado, no tengo ganas de hablar con nadie y no estoy de humor para soportar burlas.

Me deje caer en la cama y recordé todas aquellas noches que pasamos juntos cobijados por el deseo, que si estoy jodido por esa mujer, si, esa palabra se queda corta. Pero que puedo hacer si está clavada en mi corazón y simplemente no puedo borrar las huellas que dejó en mi piel.

Emily

Desperté con un terrible dolor de cabeza, unos fuertes brazos me impidieron levantarme de la cama, al voltear la cabeza, me encuentro con el hombre que me hace deshacer con solo una mirada, me acercó más a su pecho y su loción tan varonil inunda mis fosas nasales, perdiendome en su sabroso olor, su musculoso torso está al descubierto y lo acaricio con una mano, me muerdo los labios sus pectorales bien formados son tan duros, que mis manos parecen nada, bajo la mano por su vientre hasta llegar a su marcada "V". Su erección roza mis dedos y no puedo evitar excitarme, con su miembro semi duro, lo agarró en mis manos, subo y bajo lentamente, sin apuros, disfrutando como se va endureciendo cada que lo hago.

—Me encanta que me despiertes de está manera— Susurra con voz ronca en mi oído, levantó la cabeza de su pecho y nuestros ojos se conectan, sigo haciendo suaves movimientos con mi mano.

—Te extrañaba — Murmuró y sonrío de lado, sus pupilas están dilatadas, sus feroces labios toman posesión de los mios, nos besamos apasionadamente y un gemido muy gutural escapa de sus labios, me muerde el labio inferior y gimo por lo bajo.

— Igual yo — digo entre el beso. Nos separamos por falta de aire y me abraza fuerte por la cintura.

Nos acurrucamos en la cama, entre besos y caricias pasamos el resto de la mañana, todo a mi alrededor se congeló. En este momento sólo existimos él y yo. Pero una sensación extraña atravesó mi pecho, algo indescifrable, algo que no puedo explicar con palabras, pero es como un presentimiento de que algo malo está por ocurrir.

—Voy a tomar una ducha, ya es muy tarde y debemos ir a la bodega— Digo y Alek asiente.

—Por cierto debo ir unos días a Génova, mi padre quiere hablar de unos asuntos muy importantes y quiero que vengas conmigo— Informó.

—Conta su di me tesoro (Cuenta conmigo cariño) — Respondí, sonrió mostrando sus perfectos dientes blancos.

Me levanté de la cama y antes de darme un baño, tome la píldora, me gustaría ser madre; pero pienso que no es el momento adecuado. Además que soy muy joven, apenas llevo dos años manejando el negocio y por el momento un hijo no está en mis planes.

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