X. Perfecto Plan

Emily

—Tu mismo lo dijiste ¡Amigo!— Recalcó y :me acerco igual de intimidante que él.

—Desde cuando acá te abrazas con tus amigos— Escupe muy cerca de mi rostro, su cara está roja de la rabia que pienso que en cualquier momento va a explotar ese volcán que lleva dentro.

—¡Desde que somos pequeños idiota!— Profundizó el ceño y soltó una amarga carcajada.

— Y yo te creí diferente pero no eres más que una maldita perra— Se hastío, mi volcán estalló, le Di una fuerte cachetada y una patada en los huevos que lo hizo caer al suelo.

—¡Me respetas!— Se levantó echo una furia, me agarró de la nuca y me estampó contra la pared.

Ahí está su verdadero yo, ese que esconde tras una sonrisa amable pero por dentro es un completo diablo.

Me apretó tan fuerte que no pude devolverle ningún golpe, hasta que sentí como me soltó. Recupere el aire y Jeison estaba cegado golpeando una y otra vez en el rostro de Alek.

—¡Basta!— Quite el seguro del arma y dispare dando muy cerca de ellos quedaron quietos y Jeison se quejó, es tan imbécil.

—¡Tú lárgate y tú...

—¡Qué mierda está... Hulk se calló y bajo el

arma que llevaba en sus manos.

—Asegúrate que no le pasé más nada—Dije y salí de la habitación hacia la mía

Camine por el pasillo hasta que alguien me giró bruscamente.

—Perdóname... creí mal

—Vete a la mierda, porque no quiero saber más nada de ti— Me solté de su agarré y entre a la habitación con el pisandome los talones.

—Reina no..

—Reina nada y ahora vete Alek.

—Como quieras— Masculle y cierra la puerta tras de sí, echa pasador se acerca tomándome desprevenida y me tumba en la cama quedando encima mío.

—¡Que te vayas maldita sea! — Me calla de un apasionado beso y baja las manos a mi entre pierna.

—Te amo Perdóname, es que me deje llevar por los celos, al verte dormida en sus brazos— Dijo entre mis labios y mi corazón quería salir del pecho. Es la primera vez que dice que me ama.

—Alek... también te amo, pero debes entender que Jei es mi amigo y siempre estará para mi— Dije y suspiro resignado.

—Lo sé — Volvió a besar mis labios.

Mal, mi corazón no razonó en ningún momento, cometí demasiados errores y me culpó todavía por ello. Pero gracias a todos esos errores me conviertí en una mujer, cada golpe que azotó en mi vida fue un escarmiento.

Fuego estoy jugando con el, y la llama crece cada vez más, literal estoy dividida entre esos dos que me ponen a suspirar y me enloquecen. Pero que tan preparada estoy para dejarlos ir. No lo estoy y estoy jodida. Si soy una maldita zorra que no se sacia con uno sólo, no todo lo contrario debo tenerlos a ambos.

—Tomaré una ducha— Digo y se separa lentamente de mi. Asiente con la cabeza, entró al baño y me despojo de toda mi ropa quedando desnuda, abro el grifo y el agua fría cae en mi cuerpo, apagando toda esa calentura que estaba empezando a consumirme. Después de durar por más de 20 minutos bajo el agua decidí salir. Me seco el cabello con el secador y me pongo la bata de dormir, Alek está acostado en la cama con un cigarrillo en sus labios.

— Todo bien reina — Apaga el cigarro y se incorpora quedando sentado.

Lo miro de reojo y pasó por su lado sin decir nada, me acomodo en mi parte de la cama y le doy la espalda, no estoy de humor para hablar con él, todavía no se me olvida como me agarró del cuello.

Suspira y se levanta, creo yo que se va hacía el baño. al cabo de unos minutos siento como se acomoda a mi lado, me agarra de la cintura y me pega a su cuerpo, con la mano me hace círculos en el vientre.

—Te juro que no lo vuelvo hacer pero Perdóname reina — Me susurra en el oído, estuve a un pelo de caer en la tentación pero no sigo firme en mi decisión.

—Duerme Alek mañana debo irme a Estados Unidos— Digo y deja un beso en mi hombro, hunde su rostro en mi cuello, con su calmada respiración me quedo dormida.

Jeison

¡Maldita sea!, porque tenía que aparecer en el mejor momento cuando estoy abrazado con mi chica, si ella es mía, doy un puño a la pared y no se que me duele más si la herida de bala o que se haya encerrado en la habitación con ese hijo de perros, como voy a permitir que la agarré como si fuera un trapo, me descontrolo al ver como la agarra del cuello en ese momento la herida no dolió, sólo la rabia recorrió mi sangre y quería acabarlo a golpes por ponerle esas asquerosas manos encima a mi....

—A mi nada— Murmuró y cierro los ojos con fuerza, al cabo de unos segundos quizá sea por el efecto del medicamento me quedo dormido.

...

—Jei, despierta— Escucho la hermosa voz de Emily, muy a lo lejos. Me remuevo en la cama y siento que me sacuden el hombro.

—Despierta bella durmiente— Susurra en mi oído y abro los ojos. Esta parada con una sonrisa ladina en sus labios.

—Que quieres Em— Digo adormilado y me golpea en el pecho con fuerza.

—Tenemos trabajo linda princesa— se burla y me incorporó de a poco.

—Estoy herido, dile a Hulk— Digo y rueda los ojos.

—Nos iremos a Estados Unidos, también lo llevaré a él— Dice con obviedad y a regañadientes me levanto.

—Déjame darme.

—No, te bañas en el jet, no tenemos tiempo, déjame y te ayudo a vestir— Busca entre el armario y saca una camisa y un pantalón.

—Y el idiota no se molestará— Digo y niega.

—Que le den por puto — Contesta y río por lo bajo, me ayuda a vestir y salimos de la mansión, al llegar a la pista hay muchos hombres caminando de a un lado a otro.

—Hay más seguridad que lo normal, mi tío recibió un atentado— Dice mientras salimos del auto.

—Ya veo— Digo y con su ayuda subo las escaleras, al dar el paso me duele la herida.

Después de estar por más de ocho horas en el.jet donde Hulk y Emily hablaron sobre el plan para seguirle la pista al causante de tantos inconvenientes, no lograban ponersen de acuerdo, Em se veía estresada enojada e impaciente. no dejó de fumar y beber en todo el trayecto.

—Negro así nunca nos vamos a poner de acuerdo, aquí la jefa soy yo y mi plan será perfecto— Dice muy enojada, Hulk la ve con el ceño fruncido y niega.

—Es mucha mercancía Emily.

—Estoy de acuerdo contigo Hulk.

—Me importa una mierda lo que ustedes piensen, si es mucha droga pero es el señuelo perfecto — Dice ella y hay es donde tiene toda la razón, una buena carnada atrae la presa más grande.

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