V. Cargamento

Apenas tocamos suelo asiático, mis hombres se movieron rápidamente bajando todos los paquetes de droga y metiendola en camiones de basura.

—Muchachos, acá están las intersecciones que cada uno debe tomar. — Les entregue a cada uno el mapa del recorrido. — Así que en una hora deben estar en ese lugar.

—Si señora.— Contestaron al unísono y cada uno se montó en el camión correspondiente.

Me subí al carro con Jeison y Alek, decidí sentarme adelante no quiero estar en medio de esos dos. Me ponen con los nervios de punta.

Después de una hora de un silencio sepulcral, donde si se caía una aguja se podía escuchar. Por fin llegamos a la bodega.

—Hermosa reina, me encanta su puntualidad — Dice el señor Buso con una sonrisa ladina.

—Señor Buso, para mi el cumplimiento es sumamente importante, así son los negocios— Dije, me tomó de la mano y dejó un beso en ella.

El señor Buso es un hombre de 30 años muy atractivo, de cabello largo negro, ojos marrones, sus facciones asiáticas lo hace ver mucho más interesante, musculoso, grande, su mirada es oscura y fría.

—Por eso me encanta hacer negocios con ustedes— Profundiza la mirada. La sostengo pero no muestro ningún rastro de emoción.

—Bueno... pasemos a lo importante, es una droga muy fuerte así que, tenga cuidado no queremos cientos de muertes al día, eso alertara a las autoridades, sólo venda lo mínimo— Dice Alek agarrándose de mi cintura, el señor Buso esboza una sonrisa y asiente.

—Por quien me tomas, Alek... — Hizo silencio y miró por encima de nosotros.

—¡Qué casualidad, no tenía ni la menor idea que ustedes vendrían hoy aquí! — La molesta voz de Jared retumba a nuestra espalda.

— Bueno ya que estas aquí, te quiero informar que la otra semana estará lista tu droga— Me gire en los brazos de Alek para verlo, frunció el ceño e hizo un gesto.

El hijo de puta ha intentado por todos los medios posibles tener algo conmigo, es guapo; pero no me inspira nada, además que lo unicó que puedo sentir es rencor por traicionarme.

—Eso ya lo sé, estoy acá para hacer negocios con el señor Buso— Dijo este, me gire para ver al asiático que tenía una expresión neutra.

—Bien... Señor Buso, entreguele el dinero a Jeison, por cierto.— Me solté de Alek y camine hasta él.— No se le ocurra traicionar a mi familia.— Susurro en su oído.

— Nunca lo haría.— Me agarró suavemente del brazo. Me solté y le hice un gestó con la cabeza.

—Vámonos— Sentenció Alek severamente con el ceño fruncido y las manos empuñadas.

—Que tengan lindo día... Bueno noche o lo que sea— Se burló Jared, pasamos por su lado sin decir ni una palabra.

— Jared está buscando nuevos socios, esperemos que el asiático, no nos la vaya a jugar— Dijo Jeison una vez en el auto.

—Jei, quiero que los vigilen, no me confío de nadie— Dije y este asintió.

Jeison hizo una llamada, organizó todo para poner gente a perseguir a Jared y a Buso, Si Me van a traicionar prefiero estar enterada y lista para cualquier ataque sorpresa que me vayan a dar.

— Em, voy a pasar un tiempo en América, ya sabes, tu madre me envió a arreglar unos asuntos, así que... estarás sola un tiempo— Dijo Jeison, viéndome a los ojos. Fruncí los labios y suspire.

— Estará conmigo, Jei— Exclamó Alek y asentí.

—Bien ¿cuando te irás?.

—Mañana, es decir en unas horas.

Después de eso ninguno habló más, me quedé pensando y puede que sea lo mejor, él estando lejos, será mucho más fácil sacarlo de mi cabeza. «Me hiciste un favor madre». Digo para mi misma.

Fuimos a una de las casas del asiático para descansar un poco, cuando toqué la cama caí rendida, habíamos tenido una noche ajetreada y con pocas horas de sueño y mi cuerpo estaba molido.

Dormí unas horas lo suficiente para tener energías para pilotar la avioneta de regreso a Italia, esta vez no estaría Jeison, es más se fue sin despedirse de mí.

Al llegar de nuevo a casa, nos dedicamos en cuerpo y alma a terminar de sacar la mercancía para los otros países, en Asia fue un total éxito la nueva mercancía; unos pequeños diamantes que se mezclan con poco alcohol, es una diminuta perla muy potente, hay que saber cómo mezclar y que cantidad, ó puede resultar en una sobredosis y morir por una paró cardíaco. Con una es más que suficiente para volver loco al que sea en pocos minutos.

De Jeison no he sabido nada en los últimos meses, Alek y yo pasamos mucho tiempo, prácticamente vivimos juntos. No me molesta para nada y la verdad ha servido la lejanía con Jei, ya no lo tengo como antes en mis pensamientos.

Estaba inmersa contado cada gramo de coca, que me llegó hace unos días, con mis chicas estábamos hablando cuando sentí un mano en mi hombro, al girar la cabeza, mi tía Brook está con un semblante triste, sus ojos están rojos, me levanto rápidamente dejando la hermética a un lado.

—Tía, ¿Qué ocurre?— Inquirí con el ceño fruncido, sus ojos verdes se clavan en los míos, su mirada está perdida y se lanza en mis brazos a llorar.

—¿Pasó algo? sólo dime ya me estás asustando— La apreté en mi pecho y hasta que se calmó pudo hablar.

Desde muy pequeña he sido muy unida ella, nuestro vínculo es muy grande. Así como ella sabe todo sobre mi triángulo, se todo lo que ha sufrido. Y aunque es muy amable cuando se enoja le sale lo Beckett.

—Perdí el bebé— Murmuró y una lágrima cayó de nuevo. La limpié con mis dedos delicadamente.

—¿Pero como si todo estaba perfecto?— Negó con la cabeza y respiró varias veces.

Después que Vito nació, ya ha pasado un buen tiempo, esta intentado quedar embarazada de nuevo, pero siempre que llega al cuarto o quinto mes, tiene un aborto espontáneo. Y así han perdido tres bebés con este último.

—Shhh, ya todo va a mejorar, a lo mejor...

—¡No, ya me resignó a volver a tené otro hijo!— Exclamó y mi corazón se apretó. Mi familia es lo más importante y único para mi.

—Amor... — Jeison(Esposo de Brook). apareció por atrás y la abrazó con fuerza.

—Porque nos tiene que pasar esto a nosotros— Murmuró en su pecho, y el acaricio su cabello con ternura. Siempre ha sido un buen hombre que la ha amado y le ha demostrado todo el cariño que siente por ella. Me imagino estar en un futuro así, con Alek teniendo nuestros hijos y disfrutando nuestro amor.

—Debemos irnos... pero nos vemos en tu cumpleaños princesa— Dijo mi tía dándome un abrazo por última vez.

—Ya ni me acordaba que ese día existía— Dije y negó con la cabeza.

Me despedí de ellos con un fuerte abrazo a cada uno, y ellos envueltos en la tristeza me dejaron con el corazón oprimido.

Mi cumpleaños será en unos días, cumpliré 22 y no tengo ganas de festejar nada, ha decir verdad nunca me han gustado, me gustaban cuando era pequeña. Pero las fiestas en mi familia no terminan nada bien.

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