XV. Los hermanos Petrov

Al llegar a la bodega todos están tensos, de mal humor, con caras largas, por mi parte si, también estoy enfadada, pero tuve un maravilloso despertar, que más puedo decir un buen mañanero es lo mejor, se me escapa un risa y todos clavan sus ojos en mí.

—¿Qué?— Digo seca y todos gruñen por lo bajo.

— Buso estará en unos días acá — Inquirió Jeison.

— Tendrás que hacer el trabajo tu, por cierto, sólo dejalo listo para mi, debo ir a italia —Dije y frunció el ceño, mire el reloj—. Debemos irnos ya, amor.

Todos quedaron en silencio, no tengo porque darle explicaciones a nadie. Me levanté de la silla y Jeison me detuvo.

—Tenemos que hablar.

—Será otro día, por el momento llevo prisa —Me miró a los ojos y en ellos había una profunda desilusión. Más allá sus sentimientos aún siguen vivos por mí, tanto como los míos.

—Nos esperan reina —Alek, me agarró de la cintura interrumpiendo nuestra profunda conexión, le sonreí levemente y salimos de la bodega.

Cuando salimos en el jet, quedé con la incertidumbre de lo que me tenía que decir Jeison, ¿Será que hice bien? ¿Qué estoy haciendo?. No dejóe de cuestionarme a mi misma y esto me pone de mal humor, toda esta situación me abruma.

Llegamos a Génova, directamente a la mansión Morelli. Mi padre es natal de esa ciudad junto con Gian.

—Ti do una settimana e il tempo sta per scadere (Te dare una semana y el tiempo se te esta acabando) — Aseveró Alek. En su impecable acento italiano, ese que me encanta y me vuelve loca. Recibió una llamada de uno de los socios pidiendo más plazo para la entrega de la droga. Nosotros somos muy estrictos con los tiempos de entrega. Así que no le sentó nada bien esa petición.

Nos bajamos agarrados por la cintura del jet y entramos en la enorme mansión, la servidumbre nos acompañó hasta la oficina de Gian.

El hombre mayor estaba sentado en su silla, que apenas nos vio se levantó con su enorme sonrisa dándonos un fuerte abrazo.

— Papá, para que me mandaste a llamar. — El hombre cambió su expresión a una más sería.

— Debes encargarte del nuevo trato con los rusos— Inquirió de mala gana.

— Pasa algo señor Morelli— Dije y sonrió de lado.

—Dime Gian, preciosa. Despues de lo que pasó con Russo, han pasado varios años y se me hace extraño que de un momento a otro quieran hacer negocios con nosotros — Puso una mano en su barbilla.

— Y mi padre ya lo sabe— Dije y asintió con la cabeza.

— No está seguro de cerrar el trato, sólo que le dije que, tu hijo te encargarías de eso y que tomarias una buena decisión.

—Así lo haré, cuando es la reunión.

—Mañana en la noche —clavó sus ojos en mi—. Debes ir tu también pequeña— Asentí con la cabeza.

—Informa que será en Bolzano —Dije Y Alek frunció el ceño.

Mi mansión queda en Bolzano, una ciudad en el extremo norte de Italia. Lo suficientemente recóndito para distraer a los enemigos, un lugar montañoso lleno de bosque.

—¿Porque en la casa?.

— Porque así me sentiré más.cómoda, en mi terreno.

— ¡Entonces no se diga más!, confiamos plenamente en ustedes— Afirmó con una grans sonrisa mi suegro.

Saqué mi teléfono e inmediatamente llame a Jeison.

<¿Si?> — Su voz salió tan fría que me hizo congelar el alma.

Recalcó la palabra amor.

Soltó un gruñido y colgué sin esperar respuesta.

— Vamos reina debemos preparar todo — Asentí, después de cenar en la casa de los Morelli nos fuimos a nuestra casa.

Cuando toque mi territorio me sentí más segura, lo primero que hicimos fue organizar los hombres y ampliar la seguridad; para el encuentro con los rusos, que ha decir verdad, no tengo idea quienes serán. Y eso no me gusta, hacer negocios sin saber quienes son, no estoy de acuerdo, pero. Por obligación nos toca recibirlos, para saber que nos ofrecen o al contrario.

— Vamos a dormir reina — Alek me agarró por atrás, envolviendo sus brazos en mi cintura.

— Si, sólo dame unos minutos más, estoy verificando las rutas y trazando un plan para los rusos — Dije rápidamente, me apretó más con sus fornidos brazos y me queje.

—Trabajas mucho.

—Le pongo dedicación que es diferente, me gusta tener todo bajo control— Dije sin apartar la vista de la computadora, me giró rápido y sus celestes ojos me vieron profundo, como si se quisieran meter dentro mío.

— Y aún así debes descansar llevas toda la noche trabajando, son las 3 de la mañana— Apago la computadora y arrastras me llevo hasta la habitación.

Estaba tan metida en lo que estaba haciendo que no me había dado cuenta la hora que era, cansada, me acosté en la cama y me quedé dormida abrazada junto Alek.

...

Al siguiente día, en la noche; se acercaba la hora para el encuentro con los rusos, nunca he trabajado con ellos, Gian era el encargado de ellos, aún no he hablado con mis padres sobre esto pero apenas acabe debo llamarlos.

Me puse un vestido negro hasta las rodillas entallado a mis cuerpo y con una abertura en el muslo pero no tan abierta, de manga tres cuartos y con los hombros al descubierto. Me puse un labial, rojo-mate, deje mi cabello suelto en hondas cayendo hasta mi espalda baja. Por último me puse los tacones y salí, Alek ya se encontraba en la sala esperando, según mis hombres ya habían llegado los rusos.

Baje por las escaleras y entré por las grandes puertas del salón, una despampanante rubia, con un vestido vino entallado a sus curvas, con un cuerpo de infarto estaba abrazando a mi novio. Fruncí el ceño y le di una mirada asesina a Alek, que se soltó de golpe de la mujer, ella se volteó y al verme sonrió ampliamente.

— Un placer conocerte, soy Alina Petrov, la nueva socia y él —señaló a un guapo hombre muy parecido a ella—. Es mi hermano Mickeal.

Extendió la mano y la recibí, es un mujer muy hermosa de ojos verdes y labios carnosos, sus facciones son delgadas, pero finas.

— Emily, tomen asiento. —hice ademán con la mano y así los hicieron—. Al grano, ¿Qué me ofrecen?— Dije sentándome a la cabecera, el hombre levantó un poco la comisura de sus labios mientras su hermana no dejaba de sonreír y eso ya me estaba irritando.

Un hombre extremadamente guapo, rubio de ojos verdes, facciones muy varoniles, alto y buenos músculos, con tatuajes sobresaliendo de su cuello. Tornó sus ojos y los clavó en mi, una mirada fría e intimidante y feroz.

— Estamos interesados en los diamantes — Hasta su gruesa voz es muy sexy, Alek se sentó a mi lado y por debajo de la mesa me apretó el muslo con fuerza.

—Ya estoy aquí— Entró Jeison serio, su cabello alborotado y su camisa por fuera del pantalón, la mujer se le iluminaron los ojos al verlo y le sonrió coqueta.

— Esos los trabajamos por encargo, ustedes solo pidan la cantidad y mañana mismo empezaré a hacerlos— Inquirió Alek.

—Perfecto con cuál de los tres me tengo que entender— Dijo la chica con los ojos puestos en mis dos hombres, ¡No mi reina,ahi estas muy equivocada!.

—Conmigo preciosa— Dije, me miró a los ojos, asintió con la cabeza y por dentro estaba muriendo de celos, !Y por dos!.

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