IV. Pensando en ti

— Em, ya llegamos— Jeison sacudió mi hombro un poco, al abrir los ojos veo que su rostro está muy cerca al mio, y su brazo derecho esta sosteniendo mi cabeza, mis piernas entrelazadas en las suyas y mis brazos rodeando sus caderas.

—Sueltame imbécil— Me aparto bruscamente y sonrió lleno de malicía.

—Fuiste tú la que me abrazó, no yo— Dijo con un encogimiento de hombros y lo asesine con la mirada.

—Y tu aprovechas— Murmuré por lo bajo, nos levantamos de la cama, agarro mi maleta y bajo del jet dejándolo atrás.

Apenas la puerta se abrió; Alek, me esperaba con una sonrisa en sus labios. Bajé las escaleras rápidamente y corrí a sus brazos, me alzó levantándome en el aire mientras le plantaba un apasionado beso. Nos separamos lentamente.

—Te extrañé, preciosa— Me agarró por las caderas y me pego a su cuerpo.

—Y yo a ti, amor—Dije con una sonrisa.

Nos quedamos viendonos a los ojos por un instante, esos océanos son tan profundos y me transmiten tanta paz. Él siempre es tan alegre, muy pocas veces se le sale ese demonio que lleva por dentro.

Caminamos agarrados de la cintura y me llevó hasta el auto. Nos subimos en el. En todo el camino le dije todos lo puntos de la reunión y que debía ponerse a cocinar lo mas pronto posible para llevar la nueva droga a Asia.

— Quiero que me lleves a la bodega, necesito sacarle mas información al piloto— Digo y asiente con la cabeza, le da la orden al chofer y nos adentramos a la carretera llena de bosque.

—No confío para nada en Jared, pero el puto tratado lo cobija— Se hastío, hice una mueca, tiene toda la razón. Si no fuera por esa mierda que se les dio por dictaminar hace unos años, ya lo habría sacado de mi camino.

Al llegar a la bodega el piloto estaba amarrado en un silla cubierto de sangre. Uno de mis hombres se levantó y caminó hacia nosotros.

—Señorita Emily, señor Alek. Nuestro invitado no ha querido hablar más de lo que dijo la última vez— Informó el hombre.

—No te preocupes, para eso vine a darle un mejor trato, seguro no se sentía a gusto como ustedes lo estaban tratando— Dije, le guiño un ojo y este sonríe.

—Adelante princesa, yo te esperaré aquí— Alek dejó un beso en mis labios y se sentó en una silla a fumar de su cigarrillo.

—Emily...— Murmuró y le puso una mano encima de la cabeza.

—Coopera, créeme que no te haré nada, pero si no hablas me es imposible ayudarte— Dije con inocencia y negó varias veces con la cabeza.

— Él me tiene amenazado con mis hijos y mi esposa y si yo... no, no puedo arriesgarlos— Dijo con desespero, me agacho quedando a su altura, me mira a los ojos y, en ellos noto desespero y frustración.

—Dime quien es, te lo prometo que tu familia estará sana y salva.

—Señorita Emily yo se que ustedes son una familia de palabra pero...

—Está bien si no me quieres decir, igual ellos van a resultar muertos por tu culpa...— Hice un pausa.— Pero si tu me ayudas yo te ayudare, y el tiempo es oro, mi amigo.— Culmino, lo pensó por varios minutos antes de aceptar.

—Los árabes y Jared trabajan de la mano, fueron ellos quienes me pagaron por estrellar la avioneta una vez se lanzaron todos lo paquetes al mar, donde ellos estaban esperando en lanchas.— Dijo algo dudoso, sonreí pero en mi interior el volcán estaba a punto de hacer erupción, ¡Maldito tratado de mierda!.

—Perfecto... Cómo te di mi palabra, buscaré a tu familia— Dije y sus ojos brillaron.

—Gracias seño...

—No me des las gracias, en algo que tu mismo provocaste, si no me hubieras traicionado no estarías muerto.— Dije, frunció el ceño. Me acerqué a la mesa y agarré el arma, quite el seguro y dispare en su cabeza.

— Traición es traición y sólo se paga de esta manera.

—Vamos amor, ahora si quiero disfrutar de ti— Me dijo Alek, me gire y caminé hacia él.

—Hazte cargo Bruce y encuentra a la familia— Ordeno y este asiente.

—Ya mismo señorita— Contestó y salimos con Alek hacia su casa.

Al llegar me di una buena ducha con agua tibia en la bañera, deje que las esencias de flores me relajaran el cuerpo, mis músculos estaban tensos, no estoy de humor por saber la verdad de lo que pasó con mi cargamento, mis padres se pondrán furiosos. Pero es culpa de ellos por firmar ese puto tratado. Cerré los ojos para quitarme eso de la cabeza por unos minutos. Necesito pensar con claridad cuál será mi siguiente pasó a dar, debo ponerle una carnada a mi presa.

—Estas muy tensa— Susurró y con sus manos dio masajes a mis hombros tensos. Me sentí en el paraíso, nadie más que él y yo.

—Mmm...— Gemi por la placentera sensación del masaje. Aún con los ojos cerrados sentí como se apartó cuando de un momento a otro entró en la bañera. Abrí los ojos y se quedó viéndome directamente a los míos.

—Extrañé todo de ti, hermosa— Susurró y me senté encima de él, nos besamos suave pero apasionado, sus manos viajaron por mi espalda, enrrolle mis piernas alrededor de sus caderas y mis brazos en su cuello profundizando el beso, su lengua se apoderó de la mía.

—Alek...— Gemí por lo bajo y eso lo descolocó por completo. Con extraña nuestros cuerpos se fundieron en uno solo. Siempre estuve tentada de él, y ahora que es mío no lo pienso soltar.

Jeison, por más que lo disfrutamos juntos no pasó a ser nada más que solo sexo. Digo, me encanta como me lo hacía en cada encuentro, pero a él, no lo veo con los mismos ojos que veo a Alek...

¡Maldita sea que mirerda hago pensando en ese idiota!.

No puedo creer que mientras estoy en cuerpo con Alek, mi cabeza está con Jesion; imaginando que es él quien susurra mi nombre mientras acaricia cada rincón de mi cuerpo. La pasión se incrementó de sobremanera y me dejé llevar por ella, hasta que quedamos cansados uno en brazos del otro.

— Había extrañado tanto tu piel, reina— susurra Alek con la respiración agitada, descansando la cabeza sobre mis pechos.

Su voz me trajo a la realidad, de que no era él.¿Qué debo hacer?, esto no puede seguir así. No puedo tenerlo en mi cabeza sin empezar a compararlos. ¿Qué tiene de especial Jeison?. Qué no puedo arrancarlo de mis más oscuros deseos.

—Debo ir por un tiempo a casa— Dije y levantó la cabeza.

—Que debes hacer allí, tienes que estar frente al negoció — Inquirió.

—Lo sé, solo que debo aclarar unas cosas con mis padres— Dije sin darle importancia.

—Déjame ir contigo.

—Te necesito aquí, solo serán unos días, amor— Dije y bese sus labios. Terminamos de ducharnos, después fuimos a la habitación donde volvimos hacer el amor hasta quedar dormidos uno en brazos del otro. Mi amor por Alek va creciendo cada día más, y este se va haciendo más fuerte. Por eso debo acabar todo vínculo con Jeison, no quiero jugar más con ambos, quedando en medio de dos hombres que son muy importantes para mí.

Durante el último mes estuvimos enfocados en la nueva droga que se llevará en una semana a Asia, trabajamos los tres de la mano. Actuando profesional ante todo, mi cabeza estaba hecha un caos donde yo estaba en medio, uno es mi novio y el otro mi mejor amigo.

Me centre en organizar todo a la perfección, un solo error nos costaría mucho dinero, estábamos jugando todo con la nueva droga. No quería tener ningún problema con ninguno de los socios que aceptaron mi trato. En este negocio es mucha la competencia y sólo por ser del Imperio Lombardi llegamos a unos buenos términos, donde ellos ganan lo justo pero la mayor recompensa es para nosotros.

El día de la entrega se aproximó rápidamente, iría con Alek y Jeison. ¿Quieres mandarme otra tortura?, ellos no se llevan muy bien, pero tratan por lo menos de llevar las cosas en paz por mí, y porque todos somos una gran familia. Palabras de mi tío Bruno.

— Ya está todo cargado— Informó Jeison y asentí.

—Bien compañero, seré tu copiloto hoy— Dije con una sonrisa, me agarró por los hombros.

—Caeremos juntos— Bromeó y di un puño en su brazo.

—Imbécil, soy la mejor piloto que haya existido en el mundo— Soltó una carcajada y me llevo caminando hacia la cabina.

—Ahora estas bajo mis órdenes, así que... harás todo lo que te diga.— Le lance una mirada asesina y se encogió de hombros. Obvio que capte su doble sentido en sus palabras.

—¡Vamos Jei, despega esta mierda a tu mejor estilo!— Exclamé y sonrió con suficiencia mostrando sus dientes.

—Todo bien por acá, ya están las 10 avionetas listas para despegar— Entró Alek y asentimos.

—Agárrate amor, porqué este es un animal— Bromeo y Jeison me mira con el ceño fruncido.

—Haz caso, Emily nunca se equivoca— Dijo y me giré para ver su cara de burla.

—Están todos listos... bien, los quiero no tan alto, no tan pegados y tampoco vuelen tan bajo, no quiero que se me vayan a estrellar, entendido... "Si señora"... así me gusta así que apenas Jeison despegue cada dos minutos sale el otro, buen viaje chicos...

Alek se sentó en medio de nosotros dos, Jeison dio las instrucciones y despegó la avioneta, como siempre la hizo sacudir fuerte cuando dejó de tocar tierra, sonreí y sacudi la cabeza, me parece tan estúpido lo que hace. Pero él es feliz y le gusta hacerlo. Verlo tan concentrado en cada maniobra que hace en los cielos me deja con un hilo de baba saliendo de mi boca. Apartó la vista de él antes que Alek se de cuenta, o si es que ya no se dio.

—Iré a descansar, ahora el será tu ayudante Jei— Dije. gruñó por lo bajo. Antes de salir de la cabina Alek me plantó un beso que me dejó sin aliento, salgo y me acuesto en la pequeña cama que hay. Después de varios minutos me quedó dormida.

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