El Rey Manchado
En la habitación del palacio La Reina Alba contaba historias a su hijo antes de dormir.
Había una vez una guerra, entre seres buenos y seres malos, esta guerra lastimó a mucha gente, sin embargo una Reina sucia, fue derrotando a cada criatura oscura, aunque hubo una criatura del mal que logró herirla y lastimarla, no solo a ella sino a su bebé que llevaba en su vientre.
Al principio creyó que ese sería su fin, pero algo dentro de ella la hizo resurgir y se levantó de dónde estaba se curó la herida y persiguió a la bestia hasta acabar con ella.
—Mami ¿y qué pasó con el bebé de la Reina sucia?
Mientras la Reina Alba acariciaba el cabello de su hijo, que estaba acostado listo para dormir le dijo.
—Déjame continuar mi amor. Cuando la Reina acabó con esa criatura fue socorrida por su amado esposo, él la llevó al palacio donde con sus mismos libros de medicina, recuerdas que te dije que ella sabe de medicina herbal—el niño asintió efusivamente— bueno el mismo rey busco en los los libros y comenzó a suministrarle medicina natural y ancestral.
—Mami pero…¿Por qué no se curó ella misma con sus poderes?
—No funciona así, sus poderes hacen efecto en otras personas, no en ella misma, ¿continúo o lo dejamos hasta ahí?
—No, no, no, mamá sigue, quiero llegar hasta el final.
—Está bien. Entonces su rey la curó y ella pudo dar a luz a un hermoso bebé, con ojos azules y cachetes regordetes que parecían un melón, y una característica muy especial.
—¿Cuál?, ¿cuál es mamá?.
—Su piel es única, en todos los reinos.
—¿Por qué mamá?.
—Porque tiene unas hermosas manchas, que se acentúan más con la luz del sol, y se ocultan cuando lo baña la luna.
—¡Pero él es muy fuerte!—alzando los brazos.
—Si, es el Rey más fuerte de todos los Reinos con un gran legado.
—Si, él defenderá a todos de los malos, ¿verdad mamá?
—Así es mi amor, ahora príncipe Kenric a dormir.
La Reina dió un beso en la frente a su hijo y lo cubrió con una manta.
Salió de la habitación y se encontró con el Rey Verchiel, este venía de supervisar las fronteras, no había de qué preocuparse pero él siempre lo hacía por seguridad.
—Mi amada, la más hermosa—levantándola en sus brazos.
—¡Shshshs!, baja la voz, ahorita fue que logré que Kenric se acostara, ya debe estar por dormir.
—Entonces vamos a nuestra habitación.
Al llegar a la habitación, Verchiel la sujeta muy fuerte por la cintura y la besó con pasión.
—Te deseo tanto mi amada.
—Yo también, pero sabes que dentro de unos minutos, nuestro hijo entrará por esa puerta y nos podrá ver.
—Debemos irnos a la cabaña, definitivamente.
Esto causó risas en la Reina y acarició el rostro de su amado con ternura.
—Ven voy a bañarte, vienes sucio y cansado.
Mientras el Rey entraba en la bañera, la cuál tenía algunas hierbas y esencias que ayudan a relajar al Rey, la hermosa Reina iba a supervisar a su hijo y verificar que ya estuviera durmiendo.
Regresó a la habitación y entró al baño desvistiendose frente a su amado.
—Ahhhhh mi reina ¿Por qué me castigas así?—expresó el Rey tapándose los ojos con una mano.
Esto causó una risa pícara en la Reina y le habló.
—Coloque valeriana en la leche del príncipe, así tendremos tiempo para nosotros.
Verchiel se quitó la mano de los ojos y se levantó bruscamente, atrayendo a su amada hacia él, dentro de la bañera.
Reían como si estuvieran haciendo una travesura, comenzaron a enjabonarse mutuamente acariciando sus lugares privados, Alba ya era toda una mujer experta en expresar lo que sentía y quería.
—¡Ahhh!—lanzó un gemido, le encantaba lo que hacía el rey con sus dedos.
Totalmente acostada dentro de la bañera y sus piernas extendidas sobre los hombros de su amado, sumergida en las aguas tibias de agradable olor, era sin duda una experiencia muy relajante y placentera.
El Rey disfrutaba de ella también, pero luego bajó sus piernas y la atrajo hacia él colocándola sobre él, volviéndose uno.
El agua se derramaba al piso, por el vaivén de sus movimientos, la habitación estaba llena de sonidos indecorosos, emitidos por la pareja de soberanos. Hasta que sus cuerpos tocaron la cima del placer y volvieron a estar quietos, dentro de una bañera casi vacía.
Se limpiaron y salieron de allí, para seguir con la siguiente ronda sobre la cama. El fuego y el amor de estos altos soberanos sobrepasaban todo, aun se amaban como el primer día.
Al día siguiente se celebraría el cumpleaños número cinco del príncipe, ese día habría una pequeña celebración, el príncipe sería coronado con su primera corona.
Estaba muy emocionado le encantaban las fiestas, los trajes hermosos que le colocaban, le gustaba jugar en la tierra y ensuciarse, pero cuando llevaba puesto su traje real lo cuidaba con esmero, tal vez eso se lo inculcó Martha, quien era la encargada de velar de que siempre anduviera impecable.
El príncipe era un niño muy obediente, inteligente, educado con los modales más elegantes, era un niño muy llamativo y más por su aspecto, que a todos les parecía único y bendecido.
Comenzó la celebración y los invitados de los demás reinos llegaron.
Después de la coronación hubo un gran banquete, las nuevas generaciones de nobles, estaban allí presentes, los adultos los miraban desde lejos, conversaban y jugaban, se sentían seguros de que su legado siempre estaría protegido.
Cuando todo había terminado la reina como todas las noches llevaba a su hijo a la habitación lo acostaba y comenzaba a contar historias, cosa que le agradaba mucho al joven príncipe.
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Comments
Edith Murillo
en el teléfono o celular cuando buscas novelas en la parte de abajo hay unos iconos entre ellos uno que dice biblioteca ,tu lees uno o dos capítulos y quieres seguir con otra que estás leyendo la encuentras hay de acuerdo
2024-11-20
1
Sanjuana Guadalupe Escott Zamarron
Al fin la encontré,
había empezado a leerla, y la perdí ahora si la guardo ,y termino, sigo con las demás de su autora...
2024-10-27
3
Linares Ana
empiezo me gustan mucho tus historias bueno leí la reina sucia y me encantó,felicidades./Heart/
2024-09-15
1