capítulo 18, ALÉJATE DE OLIVE

Olive sonreía ampliamente frente a Andrew y respondió.

—Yo feliz de volver a verlo su majestad, mis padres tuvieron que viajar de emergencia, lamento no poder participar en la celebración de las primicias de la cosecha.

—Mi invitación sigue en pie para que me acompañes, no para que participes.

—Siendo asi creo que si podré acompañarlo.

Kenric estaba molesto de ver el coqueteo entre estos dos.

—No nos quedaremos por mucho tiempo, vamos hacia el Reino naranja, tenemos asuntos pendientes allí.

—Pero Rey Kenric, solo será un día, solo la inauguración, después prometo que dejaré ir a la hermosa señorita Olive.

—Es un asunto bastante delicado y no podemos quedarnos mucho tiempo con aqui.

—Pues, creo que ese asunto lo puede resolver usted solo majestad, yo decido quedarme y ver la celebración de las primicias—respondió Olive.

Kenric estaba furioso y más por qué ella no le había dirigido la palabra y ahora se atrevía a contradecirlo.

—Estás bajo mis órdenes y digo que no puedes quedarte, plumitas.

—¡Pues le recuerdo majestad, que no soy su empleada y mi nombre es Olive!—alzó un poco la voz y frunció el ceño.

—Olive—lo dijo de manera efusiva— no puedes quedarte aquí, no es bien visto que una dama se quede sola en el palacio de un Rey.

—No me importa, si es bien o mal visto, me quedo y punto—con mirada retadora.

Andrew se mantuvo al margen, algo más estaba pasando entre estos dos, por eso no quiso intervenir. Kenric estaba molesto porque la berrinchuda de plumitas se estaba saliendo con la suya.

—Dije que no, niñita malcriada, soy el rey y debes obedecer, así que mejor seguimos hablando de esto mañana—refutó Kenric.

Antes de que Olive volviera a hablar, intervino Andrew.

—¡Está bien como ordene majestad!, mejor pasamos a cenar, y dejamos esta conversación para mañana—habló Andrew para evitar una discusión mayor.

Pasaron al comedor, la comida era exquisita, por fin Olive probó bocado, moría de hambre así que no dudó en agradecer.

—Esta comida está deliciosa, gracias su majestad por su atención.

Andrew sonreía con picardía y respondió.

—Es un placer servirte, servirles mejor dicho.

Olive se atrevió a comer un poco más.

—Veo que traes mucha hambre.

—Si, en realidad llevaba dos días sin comer.

Kenric frunció el ceño y se sintió miserable en todo este tiempo no se había percatado que Olive se había quedado sola y que él no estuvo al pendiente si ella comía, aunque el tampoco lo había hecho.

—¿Cómo que dos días sin comer?, eso no es aceptable para mí, su majestad ¿que tiene que decir a esto?—interrogó Andrew un poco molesto, soltando los cubiertos.

—Disculpa Olive, la verdad soy un pésimo Rey, no estuve al pendiente de ti, me enfoqué en solucionar otras cosas, pero era solo para demostrarte que todo fue una trampa y que…

Olive lo interrumpió, no quería seguir escuchando sus excusas.

—¡Ya comí, ya estoy feliz, no se preocupe majestad!—con frialdad en sus palabras.

Andrew no entendía bien lo que pasaba, así que se limitó a seguir hablando. Después de cenar invitó a Olive a salir al jardín así despejaría la mente y caminar un poco le haría bien ya que sus piernas estaban entumecidas de tanto andar sentada.

Kenric se quedó solo, decidió salir al balcón para respirar aire puro y pensar en como recuperar a Olive. Sin embargo Andrew se la estaba poniendo difícil ya que la cortejaba sin discreción y ella respondía a sus adulaciones.

—Mi lady,¿te sientes mejor?,¿Qué fue todo eso que presencié esta noche entre mi lady y el Rey Kenric?

—Si, ya estoy mejor, no es nada, el rey ha tenido mucho trabajo, tiene muchas responsabilidades.

—Nada justifica que no haya estado pendiente de ti, me gustaría ofrecerte que te quedes, no tienes necesidad de andar con Kenric y más si no te va a tratar como se debe.

Olive sonrió no le parecía tan mal la idea.

—Gracias, lo pensaré.

Kenric seguía en el balcón y desde allí veía como Olive se reía con Andrew, parecía feliz y tranquila, algo que hasta el momento él no había podido cumplir.

Apretó sus puños y con rabia golpeó una pared, haciendo un gran hoyo, no aguanto más y bajó hasta el jardín. Al llegar vio como Andrew acariciaba el rostro de Olive y estaba tan cerca de ella, a punto de besarla. Él carraspeó para interrumpirlos adrede.

—Dispensen mi intromisión—dijo Kenric muy serio.

Andrew se molestó, justo en el momento perfecto tuvo que interrumpir.

—¡Disculpen!, me retiro, quiero descansar— dijo Olive, saliendo de esa situación tan incómoda, caminando muy rápido a la habitación que le habían asignado.

—Bien ahora que estamos solos, me vas a decir que es lo que pasa, tu eres el rey y guardián, pero yo soy mayor que tú y estás en mi Reino, así que dime—Dijo Andrew con autoridad.

—¡Aléjate de Olive!— le dijo Kenric con furia en sus ojos.

—Yo sabía que era por ella, no puedes ocultar tu rabia

—Si, es por ella, me preocupa y no la dejaré sola y menos aquí contigo.

—Te preocupa, pero la dejaste dos días sin comer, aún teniendo magia ella debe alimentarse bien.

Kenric se encontraba de espaldas a Andrew, y al escuchar estás palabras se volteó para mirarlo a los ojos. ¿Cómo sabía que Olive tenía magia? Era un secreto, a menos que ella lo hubiese confesado. Manchado no quiso indagar más, pero quedó con la duda, sin embargo cambió el tema rápidamente.

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