Al separarse él la vuelve a abrazar muy fuerte y le confiesa.
—Siempre he sentido algo por ti, pero es que no se cómo explicarlo, creí que solo era el deseo de protegerte, pero verte así de preocupada por mi, y también pensar en que si te pasa algo yo me moriría, me hizo entender de lo que siento es algo muy fuerte.
—Desearía que mis padres estén aquí, para que nos den una solución.
—Yo deseo que estemos juntos, sin importar nada más.
—Por ahora no podemos, estamos en medio de una guerra y no cualquier guerra, son seres oscuros, son peligrosos.
—Lo sé, prometo ser más cuidadoso, cuando se presente la próxima batalla.
Volvieron a besarse, plumitas se sentía muy feliz y esperanzada, de que al final de la guerra con los seres oscuros, ellos podrían estar juntos.
Al día siguiente coronaron al joven príncipe, decidieron quedarse una semana porque Olive trabajaría con Palermo para que recuperara sus poderes.
Cómo siempre todas las noches el Rey y la maga se encontraban para conversar y darse algunos mimos, cuando Kenric estaba junto a ella se sentía tranquilo, en paz, muchas veces sus manchas desaparecen, y cada noche se decían lo mucho que se querían.
Al terminar con Palermo, se volvió un mago fuerte, seguro nombrado el mago guía de Lucian el ahora Rey del Reino Verde.
Palermo les aclaró muchas cosas, sobre los seres oscuros y le advirtió a Kenric que el libro negro lo tenía un alto soberano, debía estar preparado y le sugirió ir al Reino naranja y Amarillo, estos últimos habían frecuentado el reino Verde.
Una vez que terminaron allí, comenzaron su viaje al Reino Naranja. Al rey Kenric se le ocurrió la idea de pasar por el Reino Rojo y aclarar su situación con la princesa Rose, ya que la última vez él pidió el permiso para cortejarla, no quería que ella se quedará esperando por él, sin tener una respuesta.
Olive se sentía un poco nerviosa y a la vez feliz de ver que a manchas no le importaba su estatus o condición de maga.
Llegaron al Reino rojo y enseguida unas doncellas se acercaron haciendo reverencia y pidiendo al rey que las acompañara urgentemente, al parecer la princesa no estaba bien.
Kenric corrió tras las doncellas quienes lo dirigieron a la habitación de la princesa. Ella estaba acostada llorando, se veía demacrada, no era esa Rose impecable y hermosa.
—Princesa Rose, aquí estoy, ¿qué le ocurre?
—¿Kenric eres tú?
Ella se abalanzó sobre él abrazándolo con desesperación, hablaba muy rápido casi no se le entendia.
—Al ver qué no venías, me preocupé mucho por ti, creí que los seres oscuros te habían hecho daño, creí que me quedaría sola, mi madre me abandonó, estoy sola en este reino, ya no se que hacer, he intentado comandar y organizar todo, pero es inmenso algunas cosas se han salido de control, necesito ayuda.
—Tranquila, aquí estoy y voy a ayudarte.
—Gracias amado mío—acariciando su rostro—gracias por venir, si no hubieras llegado, tal vez me habría...
Kenric no la dejó terminar de hablar.
—No lo digas, tranquila—abrazándola.
Le dió tanto sentimiento encontrar a la princesa así que la abrazaba con fuerza.
Olive se mantenía en la puerta observando todo, sintió como su corazón se estremecía, le dolía el pecho, respiraba profundo para no soltar el llanto.
—Eres mi héroe si algo te pasara, te juro que me quitó la vida, sin ti no viviría Kenric, te has ganado mi corazón y te juro, si te pasa algo me quitó la vida, ya no tendría sentido nada.
Ella lo veía a los ojos con ternura y al terminar estás palabras lo beso apasionadamente, pero el rey no puso resistencia al contrario, respondió al beso, parecían muy enamorados.
Olive no pudo resistir más y salió de allí, se fue al carruaje y allí permaneció todo el rato, Kenric no salía y ella comenzaba a preocuparse por él, debían seguir el viaje pero no llegó al carruaje, Olive se acomodó en el asiento y se quedó dormida.
A la mañana siguiente el rey aún no había salido del palacio, ella le habla a uno de los guerreros y le pide ir a buscar al Rey, él asiente y entra al palacio. Las doncellas le dijeron que él estaba descansando en la habitación de la princesa, el guerrero se extrañó, el rey no era un hombre de quedarse en las habitaciones de las princesas y menos de olvidarse de Olive, sin embargo le dió la información a plumitas, ella asintió respiró profundo y no dijo nada más, ella asumió que lo que había pasado entre ellos dos había Sido una falsa ilusión.
En la habitación
—Por favor quédate está noche, guarda mi sueño, llevo días sin dormir, contigo me siento segura, por favor.
—¡Está bien!, me quedaré en el sillón hasta que te duermas, luego seguiré con mi viaje.
La princesa asintió y se acostó, él se fue hasta el sillón y se recostó, pero cayó en un sueño profundo, luego su cuerpo comenzó a estar caliente, sentía una especie de cosquillas acompañada de espasmos en su cuerpo, eran placenteros así que solo los seguía recibiendo, en un momento donde su cuerpo comenzó a sentir un peso sobre el, abrió los ojos llevándose una gran sorpresa.
—¿Princesa que haces?—era Rose a horcajadas sobre el.
—Solo quiero, que su majestad me haga su mujer, quiero unirme a ti Kenric, mi vida completa te la entrego a ti.
Rose se frotaba contra la hombría de manchas, ella se había encargado de despertarla con caricias manuales, el nunca había estado con ninguna mujer y esto le parecía extraño, pero su cuerpo quería más, necesitaba más, sus manchas se tornan oscuras, sus ojos eran sombríos, cargo a Rose hasta la cama, arrancó la ligera bata de seda que llevaba, ver ese hermoso cuerpo sedoso, virginal y hermoso lo hizo perder la razón.
Abrió sus piernas y Rose sonreía con picardía, él se bajó sus pantalones y cuando quiso entrar ella le dijo.
—No, no, quítate todo, quiero ver tus manchas, me gustan y me ponen más dispuesta para ti.
Kenric desesperado, hizo caso, una vez que lanzó todo al piso se fue sobre ella sin permiso, sin cuidado, sin suavidad, ella gimió muy fuerte y clavo sus uñas en los brazos, él lanzó un gemido gutural, era una sensación que jamás había sentido, estaban unidos, el comenzó con un vaivén brusco, pero al que ella disfrutaba, arañaba su espalda hasta el punto de hacerlo sangrar.
—Kenric no te detengas mi rey, ahora soy tu mujer, soy tuya.
Manchas seguía con su trabajo, estaba a punto de su final, hasta que recordó alguna conversación con su padre y salió de ella dejando correr su semilla al piso.
Rose frunció el ceño, no le agrado lo que él hizo, pero igual estaba feliz de haberse entregado a su hombre, estaba segura que después de esa noche Kenric no se separaría de ella.
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Comments
Jaqueline Estrada Peña
está poseída y quiere su sangre y el otro calenturiento flojito flojito 😡😡, pobre Plumitas ni se acordó de ella y el amor que le profesaba
2025-02-27
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Anonymous
ojalá shi se dé cuenta de la maldad de Rose
2024-12-02
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Cari Raziel
Jum estrategia malbada bruja😡
2025-02-11
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